La incierta belleza de los colapsos financieros
Para redondear su palmar¨¦s de ochomiles, a Edurne Pasaban y a la surcoreana Oh Eun Sun todav¨ªa les queda por coronar la ingente cumbre de la deuda acumulada por los hogares, el sector bancario, las empresas y las Administraciones p¨²blicas. Dicen que desde su cima inestable se vislumbra la bancarrota final. Trust, el espect¨¢culo del autor director Falk Richter y la core¨®grafa Anouk van Dijk producido por la Schaubh¨¹ne de Berl¨ªn, especula, nunca mejor dicho, con esa posibilidad.
"?Estamos ante una crisis sist¨¦mica equivalente a las que desembocaron en la ca¨ªda del Imperio Romano y del bloque sovi¨¦tico o atravesamos una crisis c¨ªclica con periodos de estabilidad cada vez m¨¢s cortos, debida a la sustituci¨®n de lo perdurable por valores inciertos de usar y tirar?", se pregunta ret¨®ricamente uno de sus protagonistas.
TRUST
Direcci¨®n y coreograf¨ªa: Falk Richter y Anouk van Dijk. Teatros del Canal. Del 21 al 23 de mayo.
Da gusto a priori que el teatro toque tierra y se meta en harina de actualidad. En Trust se insin¨²a, adem¨¢s, que la consustancial ausencia de reglas del capitalismo financiero ha contagiado las relaciones afectivas, que lo macro y lo micro se retroalimentan.
Este tema apasionante, enunciado l¨²cidamente por Richter en colaboraci¨®n con Jens Hillje, dramaturgo de la Schaubh¨¹ne, no tiene un desarrollo textual ni esc¨¦nico acorde con su grosor. En Trust se dice mucho y sucede poco. Su director y Anouk van Dijk utilizan un procedimiento compositivo que es ya una f¨®rmula magistral de uso t¨®pico dispensable en cualquier farmacia: alternan mon¨®logos est¨¢ticos dichos al micro y a p¨²blico con secuencias coreogr¨¢ficas desfogadoras para sus int¨¦rpretes y di¨¢logos de lado a lado del escenario, entablados sin apenas contacto visual.
Hab¨ªa una integraci¨®n mucho m¨¢s fluida y exacta de palabra y movimiento en Disco Pigs, espect¨¢culo ejemplar de Thomas Ostermeier estrenado en el desaparecido Sitges Teatre Internacional, y en El sue?o de una noche de verano, dirigido por Ostermeier y por la core¨®grafa griega Constanza Macras, por citar dos producciones de la compa?¨ªa faro berlinesa.
Claro que en esta que nos ocupa hay escenas luminosas, como la del soliloquio donde Judith Rosmair, llevada en volandas por sus amantes de conveniencia, acaba siendo arrojada por ellos a un metaf¨®rico pozo sin fondo, pero tambi¨¦n hay otras que son traves¨ªa del desierto.
A Falk Richter lo conoc¨ªamos en Madrid porque Antonia Garc¨ªa y Henrik Feldmann montaron juntos hace ocho a?os su comedia Dios es un DJ, sobre los reality shows y la exposici¨®n voluntaria de la vida privada a la curiosidad p¨²blica, de la que son un eco las escenas donde los estupendos actores bailarines cantantes de Trust siguen discutiendo y monologando en una habitaci¨®n que, iluminada por dentro, parece un gran televisor.
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