Una ocasi¨®n para la eficacia
Las recientes medidas adoptadas por el Gobierno para superar la crisis financiera han supuesto un duro rev¨¦s. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) tambi¨¦n ha sido v¨ªctima del ajuste con un recorte de 300 millones de euros sobre la previsi¨®n anual de 5.264,61 millones (0,51% de la renta nacional bruta). Cantidad que, seg¨²n los informes m¨¢s recientes de los Planes Anuales de Cooperaci¨®n, no supera el 13% del presupuesto que tanto en 2007 como en 2008, qued¨® sin ejecutar. Es decir, que nuestra capacidad de gasto se adapta bastante bien al recorte econ¨®mico y, por tanto, este no deber¨ªa ser el problema.
Sin embargo, el recorte pol¨ªtico es mucho m¨¢s preocupante, sobre todo en cuanto a lo que esto puede significar en t¨¦rminos de calidad. Y es aqu¨ª donde encontramos elementos que al condicionar las decisiones pol¨ªticas influyen y mucho sobre el sistema de cooperaci¨®n. Por un lado, la necesidad de reducir el d¨¦ficit p¨²blico puede hacernos volver a un pasado no muy lejano, donde la ayuda era concebida como un instrumento para promover meros intereses nacionales y no la superaci¨®n de la pobreza y las desigualdades, verdadero objetivo de la cooperaci¨®n al desarrollo. Si recortar 800 millones de euros (300 durante este a?o y 500 en 2011) no supone un gran descalabro en cuanto a objetivos, s¨ª lo es en cambio la reducci¨®n presupuestaria en el resto de ministerios implicados en la acci¨®n exterior.
Hay que garantizar nuestra ayuda con una rendici¨®n de cuentas adecuada
Reducir el d¨¦ficit puede hacernos volver a un pasado no muy lejano
Estos se ver¨¢n obligados a buscar los recursos all¨¢ donde los haya, utilizando la AOD para fines que aunque leg¨ªtimos restar¨¢n recursos y capacidad a ¨¦sta, suponiendo un claro retroceso frente a los aut¨¦nticos prop¨®sitos de la cooperaci¨®n. Y no significa que la acci¨®n exterior no cumpla un papel muy relevante y necesario en la construcci¨®n de un mundo mejor, el matiz diferenciador se esconde tras los intereses que ir¨ªan primero: los nuestros.
En la misma l¨ªnea, para controlar el d¨¦ficit se asignar¨ªa la ayuda bajo nuevos elementos de condicionalidad que pueden ir desde la obligaci¨®n de contratar empresas espa?olas para el desarrollo de terceros Estados, hasta la exigencia de vincular aspectos de la pol¨ªtica migratoria para regular los flujos sur-norte. Si los cr¨¦ditos ganan terreno a las donaciones, Espa?a podr¨ªa mantener los compromisos adquiridos sin incrementar la carga fiscal, pero esto supone, sin embargo, un mayor endeudamiento para los pa¨ªses con los que coopera.
Por otro lado, la voluntad pol¨ªtica que ha acompa?ado las ¨²ltimas dos legislaturas ha supuesto transformaciones en el sistema de cooperaci¨®n que, en pleno proceso, corren un gran riesgo de perder impulso. No solo se han adquirido compromisos internacionales que nos han elevado al octavo puesto en el ranking de donantes, sino que se han iniciado reformas para la modernizaci¨®n de nuestra pol¨ªtica de cooperaci¨®n (el estatuto de la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo y la nueva ley que revisa los cr¨¦ditos FAD, entre otras) y que, sin embargo, pueden ser v¨ªctimas tambi¨¦n del recorte y no llegar a culminarse. En este caso el desastre alcanzar¨ªa dimensiones incalculables, ya que todo el esfuerzo por elevar la AOD espa?ola a los est¨¢ndares referidos no habr¨ªa servido para mejorar la calidad de esta. Y de eso es de lo que se trata en definitiva, de ser eficaz, de garantizar nuestra AOD a trav¨¦s de un sistema de rendici¨®n de cuentas adecuado y, sobre todo, m¨¢s transparente que el actual, donde probablemente 800 millones de euros menos no son un verdadero impedimento para mejorar los resultados, y s¨ª quiz¨¢s la ocasi¨®n de verificarlos.
Kattya Cascante es responsable del ?rea de Cooperaci¨®n al Desarrollo de la Fundaci¨®n Alternativas.
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