Nuevo rumbo viejo
De la misma manera que la Barcelona fr¨ªvola y grandilocuente de Joan Clos muri¨® con el F¨®rum de 2004, hay una manera de hacer municipal que ha quedado sepultada en la consulta sobre la Diagonal. Es esa mezcla perversa de prepotencia -"nosotros sabemos m¨¢s"- y de confianza en el poder de la manipulaci¨®n. Me explico. Los dos proyectos ofertados eran tan deficientes t¨¦cnicamente que parec¨ªan hechos en cuatro minutos por un empleado desganado; eso, en cuanto a lo primero. En lo que respecta a la manipulaci¨®n, cuando cre¨ªamos que lo ten¨ªamos todo visto (publicidad abrumadora, ocultaci¨®n de la C) ?aparecieron puntos de voto paranormales en locales del PSC y muy afines casas regionales!
Dejando de lado los intereses clar¨ªsimos de la compa?¨ªa privada que tiende y gestiona el tranv¨ªa, la operaci¨®n Diagonal quiso ser un correctivo a una pol¨ªtica sin proyecto. Despu¨¦s de Joan Clos, que era un alcalde estrat¨¦gico pero distante, con la ciudad desgobernada, Jordi Hereu plante¨® un mandato de pol¨ªtica social, equipamientos y cohesi¨®n. Ese era su discurso machac¨®n. A medio camino, las encuestas revelaron que el mensaje quiz¨¢s convenc¨ªa, pero no ilusionaba: ni tocaba a la clase media ni mov¨ªa a la clase obrera. Tocaba sacar el conejo de la chistera y apareci¨® el tranv¨ªa como pod¨ªan aparecer unos Juegos Ol¨ªmpicos. Pero cuando al performer se le ve tanto el truco, la magia se esfuma y se torna risa, por m¨¢s que la Diagonal necesite una reforma sensata, moderada y sin tranv¨ªa, que es lo que el Ayuntamiento defendi¨® durante a?os.
Perpetrada la cat¨¢strofe, incluida la impericia t¨¦cnica en una ciudad que va de moderna, Jordi Hereu promete volver a la pol¨ªtica sosa de la cohesi¨®n social, que por supuesto es necesaria, pero no reemplaza el proyecto ausente. Y encima renuncia a quien era el nervio pol¨ªtico de la casa, Carles Mart¨ª. Dice el alcalde: m¨¢s equipamientos y menos arreglar calles. Si convertir la Diagonal en un paseo de balneario ya era una mala lectura de ciudad y si escamotear la opci¨®n C era una p¨¦sima interpretaci¨®n de la ciudadan¨ªa, el nuevo rumbo viejo parece tibio y desangelado. ?Hay alguien m¨¢s?
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