"No quiero o¨ªr hablar de di¨¢logo con las FARC mientras haya rehenes"
Si alguna palabra define a Antanas Mockus, esa puede ser la de inclasificable. El candidato revelaci¨®n en la campa?a presidencial colombiana, un matem¨¢tico y fil¨®sofo de padres lituanos, se ha propuesto la tarea tit¨¢nica de cambiar el pa¨ªs. Y cambiarlo desde abajo, modificando las conductas ciudadanas, ense?ando el respeto a la ley. Ese enfoque pedag¨®gico le dio buen resultado en Bogot¨¢, durante sus dos mandatos en la alcald¨ªa. ?Pero puede extrapolarse a un pa¨ªs enfrentado a problemas del calibre del narcotr¨¢fico o la guerrilla? Mockus, de 58 a?os, cree que s¨ª. El candidato del Partido Verde recibe a EL PAIS en la sede de campa?a, mientras toma una infusi¨®n para calmar una tos que empieza a adue?arse de sus pulmones.
"No hay que castigar el consumo de drogas, pero s¨ª el tr¨¢fico, y con dureza"
"He subido impuestos como nunca har¨ªa ning¨²n neoliberal"
"Me identifico con Angela Merkel como modelo de dirigente europeo"
"Pedir¨¦ al presidente Ch¨¢vez que expulse a la guerrilla"
- Hay quien dice que usted ser¨ªa un gran presidente para Dinamarca.
- Falso. En Dinamarca hay un principio moral y cultural a favor del cumplimiento de la ley, y yo all¨¢ solo propondr¨ªa temas ex¨®ticos. Nuestra agenda es armonizar ley, moral y cultura, es decir, la legalidad democr¨¢tica, y eso en Dinamarca est¨¢ resuelto. En Colombia no. La ley va en una direcci¨®n y la costumbre o la racionalidad moral, en otra direcci¨®n distinta. Colombia necesita legalistas, porque el legalismo garantiza protecci¨®n a la vida y probidad con los recursos p¨²blicos. Es una agenda minimalista.
Este hombre con aspecto de afable pastor protestante, impregnado del racionalismo de su educaci¨®n francesa, ha roto los esquemas ideol¨®gicos. Tal vez ah¨ª est¨¢ la clave del enorme apoyo popular que ha cosechado, que lo ha llevado al empate con el candidato que parec¨ªa m¨¢s fuerte, el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos. Con ¨¦l se medir¨¢, seg¨²n las encuestas, en una segunda vuelta. El candidato del Partido Verde quiere marcar distancias con los pol¨ªticos tradicionales ("no compito en esa cancha", dice), pero se niega a ponerse etiquetas. "Tal vez soy un puente, tal vez alguien heterodoxo, con la vocaci¨®n de ensamblar fragmentos de una perspectiva y de otra. He liquidado entidades p¨²blicas, he privatizado, he despedido funcionarios y me llaman neoliberal. Pero he subido impuestos como nunca har¨ªa ning¨²n neoliberal, y he defendido el gasto p¨²blico para generar igualdad", declaraba en una multitudinaria conferencia de prensa celebrada minutos antes de la entrevista. "Las etiquetas aclaran, pero pueden ocultar muchas cosas. Puede sonar pretencioso, pero lo nuevo merece un nombre nuevo".
"Descubrir el lado bueno de las personas" y "comprender la conducta humana en su complejidad" tiene sus limitaciones. De hecho, Mockus muestra firmeza cuando sobre el tapete se pone el tema de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), el grupo armado que ha ensangrentado el pa¨ªs durante m¨¢s de 40 a?os. Mockus rechaza usar la palabra guerrilla para definirlo, y lo compara con las bandas terroristas de los a?os setenta en Europa. "La motivaci¨®n altruista dej¨® de ser atenuante para convertirse en agravante, y el rebelde se volvi¨® m¨¢s peligroso que el criminal". "No quiero ni o¨ªr hablar de negociaci¨®n mientras el grupo armado tenga rehenes. Que se olviden de decir que tienen secuestrados. Ya hemos ca¨ªdo en la trampa muchas veces", advierte.
En lo que tampoco piensa incurrir, dice, es "en la cultura del atajo" y "el todo vale", cuyo ejemplo extremo ser¨ªan los falsos positivos, el esc¨¢ndalo de ejecuciones extrajudiciales que ha salpicado al Ej¨¦rcito. "Estoy seguro de que ni el presidente Uribe ni el ex ministro Santos han ordenado los falsos positivos, que derivan de una anteror directriz que establec¨ªa el sistema de incentivos. No veo una responsabilidad penal. Si acaso, pol¨ªtica o moral. ?La destituci¨®n de 27 militares fue una respuesta cuando se dieron cuenta de lo que pasaba o cuando se dieron cuenta de que el mundo se hab¨ªa dado cuenta?".
Con respecto a Venezuela, aboga por el di¨¢logo para restablecer las relaciones con el presidente, Hugo Ch¨¢vez. La diplomacia, sin embargo, no impidi¨® que funcionarios venezolanos del m¨¢s alto nivel prestaran apoyo log¨ªstico y econ¨®mico a las FARC. ?Por qu¨¦ en su caso s¨ª dar¨ªa resultado? Mockus reflexiona unos instantes. "Hay un lado un poco imprevisible m¨ªo que yo espero que entre en consonancia con el lado poco previsible del presidente Ch¨¢vez". Le pedir¨¢, claro, que expulse a la guerrilla de su territorio. "La gente no necesariamente tiene la culpa de no darse cuenta de que el mundo va cambiando. Yo tengo la intenci¨®n de comprender y de darme a comprender. Las malas relaciones tienen un castigo que se traduce en cientos de miles de puestos de trabajo. Hay espacio para cosas buenas y hay que ser prudente".
Cuando se le pregunta con qu¨¦ l¨ªder europeo se siente m¨¢s en sinton¨ªa, Mockus contesta sin dudar un segundo: "Angela Merkel". En cambio, con Nicolas Sarkozy y Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero emplea una suave iron¨ªa.
"No puedo describirlo, porque ser¨ªa descubrir mis prejuicios", dice del presidente espa?ol. "Suelo cometer injusticias... bueno olvid¨¦moslo. Todo lo que diga puede ser usado en mi contra". Y sobre Sarkozy: "Me gusta su desenvoltura, es un poco como Uribe y Berlusconi. Muestran gran libertad ante la expresi¨®n de desprecio. Normalmente un dirigente no desprecia a la gente, o no dejar mostrar ese desprecio. Esto puede tomarse como muestra de sinceridad o como un debilitamiento de la cortes¨ªa... Por favor, t¨®melo por la buena interpretaci¨®n", dice sonriente, para luego ponerse serio: "Lo que yo m¨¢s temo es llegar a incurrir en el desprecio al pr¨®jimo".
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