El reto convertido en 'show'
"El show del ochomilismo comenz¨® en los noventa con los yuppies americanos que entend¨ªan que a?adir en su curr¨ªculo un ochomil, principalmente el Everest, les supon¨ªa mejorar su imagen de l¨ªderes, de hombres capaces de asumir retos imposibles, y de paso mejorar su econom¨ªa". Javier Baraiazarra, alpinista y director del Festival de Cine de Monta?a de Vitoria, reflexiona sobre lo que considera la perversi¨®n del alpinismo, acotado por el ruido medi¨¢tico. Eneko Pou, alpinista y en la ¨¦lite mundial de la escalada, asumiendo esos or¨ªgenes, le pone fecha al l¨ªmite de esta perversi¨®n: "El d¨ªa que veamos a Brad Pitt o a Tom Cruise en la cima de un ochomil, con las c¨¢maras de por medio, entonces se habr¨¢ acabado el show y volveremos a los or¨ªgenes". Juan Vallejo va m¨¢s cerca, y cree que antes de eso, probablemente ahora que Edurne Pasaban ha concluido sus 14 ochomiles, "todo se habr¨¢ acabado y volveremos al reto de la monta?a". Los tres transmiten la enorme distancia entre las voces y los ecos del alpinismo, "porque las monta?as no se conquistan", asegura Pou, "sino que a veces es la monta?a la que te deja subir, y otras veces no. Lo que est¨¢ claro es que un ochomil, por las rutas cl¨¢sicas, no tiene nada que ver con la aventura y nada que ver con el alpinismo, con el reto de la superaci¨®n personal".
Las contradicciones son grandes. El ochomilismo ha generado el esp¨ªritu de la competici¨®n "algo incompatible con los valores que hemos mamado sobre este ?deporte?, ?esta forma de vida?", comenta Juan Vallejo. "No hay rival. En la monta?a, el ¨²nico rival eres t¨² mismo. No lo es ni la altitud, ni la climatolog¨ªa, ni el tiempo. El ¨²nico rival eres t¨². Todo lo que sea buscar otros rivales es traicionar el esp¨ªritu de la monta?a", reflexiona Pou.
El ochomilismo ha arrancado el coraz¨®n del alpinismo "porque no se puede vender ahora como un logro algo que ya se consigui¨® en los a?os cincuenta con much¨ªsimos menos medios, cuando las expediciones duraban seis meses y ahora duran una semana larga, cuando antes se iba solo y ahora se va con sherpas, cuerdas, se juntan decenas de expediciones, y unos van al rebufo de los otros", recuerda Javier. "?Y qu¨¦ decir de una actividad tan alardeada como ascender un ochomil cuando resulta que lo mismo que se hizo el otro d¨ªa en el Annapurna lo hace un monta?ero, con 70 a?os, como Carlos Soria?", plantea Vallejo.
El plan B de la monta?a pasa por el plan A, retornar a la importancia del camino. "No se trata de cima, banderas, dinero", asegura Pou. "En la monta?a, el fin nunca ha justificado los medios, sino que los medios eran el fin. Lo importante no es subir, sino c¨®mo subes, qu¨¦ reto te planteas, qu¨¦ innovas. Lo otro es competici¨®n, andar, aunque tampoco hay que demonizar los ochomiles", afirma Vallejo. "El problema es el reto, no la cumbre".
La comercializaci¨®n ha llegado a l¨ªmites insospechados. "Desde que comenzaron las expediciones comerciales, se han visto cosas que parecen chistes. Hay gente, como todos sabemos, que ha aprendido a ponerse los crampones en el campo base del Everest", afirma Baraiazarra.
"Lo malo es cuando descubrieron que tambi¨¦n se puede morir en el Everest", recuerda Vallejo. "El asunto es que nosotros all¨ª no estamos. No estamos donde est¨¢ la gente con la que no queremos estar. Es as¨ª de sencillo", afirma Eneko Pou.
M¨¢s all¨¢ de los debates sobre el himalayismo, el ochomilismo, por los efectos medi¨¢ticos, el reciente caso del Annapurna, con la muerte de monta?ero mallorqu¨ªn Tolo Calafat, ha avivado los sentimientos m¨¢s complejos de la monta?a. Anuncios del fin de la solidaridad, acusaciones, responsabilidades. "La solidaridad es la base de la monta?a", afirma Vallejo, "pero yo siempre voy con amigos a la monta?a, con gente que s¨¦ c¨®mo va a responder en un caso de urgencia. Algunos se contratan por Internet".
"En eso nada ha cambiado, los que eran insolidarios en la monta?a antes lo son ahora, y viceversa", asegura Eneko Pou. "Ambos se han salvado la vida en momentos dif¨ªciles y ambos han sacrificado su objetivo por la vida de los dem¨¢s". Pero no siempre ocurre lo mismo "ni en la monta?a, ni a nivel del mar, ni en el Cho Oyu ni en Nueva York. El que es insolidario en el monte tambi¨¦n lo es a nivel del mar", dice Vallejo. "Pero, sin embargo, yo no observo la muerte de igual forma ah¨ª arriba que aqu¨ª abajo. Yo he visto pasar a un coreano arrastrado por el viento, o que hab¨ªa tropezado, no s¨¦, por delante de m¨ª y despe?arse. Y tienes que pensar: ha muerto. Nada puedo hacer. Pero aqu¨ª tambi¨¦n pasa en un accidente de tr¨¢fico. No somos locos ni tampoco somos superhombres", reflexiona Vallejo. "Nos gusta esto".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.