La soledad de la 'maglia' rosa
Arroyo cede a Basso el liderato del Giro por 51s pese a una inteligente y brava defensa
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David Arroyo corri¨® la etapa de su vida en soledad, ¨²nicamente acompa?ado de su maglia rosa. La soledad inteligente y cabezota de la ascensi¨®n del Mortirolo, la soledad hermosa y valiente del descenso del terrible monte, la soledad resignada y final camino de Aprica, camino del calvario. All¨ª, en la meta, le esperaba desde hac¨ªa unos minutos ya Ivan Basso, feliz y ansioso por desnudar a Arroyo, de Talavera, del jersey rosa que simbolizaba un liderato alcanzado de carambola el d¨ªa que peor corri¨®, perdido dolorosamente -ahora que ya lo hab¨ªa habitado con su sonrisa, ahora que se sent¨ªa digno de vestirlo-, cinco etapas m¨¢s tarde, el d¨ªa en que m¨¢s merec¨ªa conservarlo. Una f¨¢bula ir¨®nica con un final sin fantas¨ªa, puramente aritm¨¦tico, l¨®gico.
"He notado falta de colaboraci¨®n", se queja el toledano; "como si no fuera con ellos"
Como en 2006, el a?o en que avasallaba, asustaba por su ferocidad canibalesca, Basso y su sonrisa serena, casi un rictus, su marca de f¨¢brica, sale l¨ªder del Mortirolo y de Aprica, la pen¨²ltima estaci¨®n de su viaje de regreso a la cima tras las penurias y la Operaci¨®n Puerto. Segundo, a 51s, Arroyo pelear¨¢ ahora, hoy en el Gavia, ma?ana en la contrarreloj de Verona, por un puesto en el podio, todo un triunfo que amenazan Vincenzo Nibali (a 1m 39s del toledano) y Michele Scarponi (el ganador de ayer, a 1m 58s). A los dem¨¢s, Sastre, Evans, Vinok¨²rov, los que crudamente recordaron a Arroyo que el deber de un l¨ªder es pelear solo contra todos, ya no les queda nada por lo que luchar. Tampoco parec¨ªa quedarles ayer.
"No ha habido entendimiento ni fuerzas para recortar diferencias", dijo Carlos Sastre, uno de los del grupo que ayud¨® a la soledad del l¨ªder en persecuci¨®n del tr¨ªo Basso-Nibali-Scarponi. "He echado de menos un poco de colaboraci¨®n para darles caza. Parec¨ªa que la cosa no iba con ellos y no les importaba perder un puesto en el caj¨®n", dijo Arroyo, quien, cuando cruz¨® la meta, hundido, respondi¨® a las miradas y los aplausos de la apasionada afici¨®n con un gesto de s¨²plica, un lo siento, pero no he podido hacer m¨¢s.
Dif¨ªcil hacer m¨¢s. En la subida del Mortirolo, cuando el Liquigas, impaciente, acelerado por el polaco Szmyd, terrible, puso la caldera a tutta ya en el primero de los 12 kil¨®metros de subida, Arroyo se dej¨® caer, voluntario, a cola. No entr¨® en el desaf¨ªo, ajust¨® su ritmo, se dej¨® ayudar lo justo por los dos colombianos de Pamplona -Ur¨¢n, de su equipo, y Ardila, del Rabobank, comparten piso en la capital navarra, la cuna de la escuadra de Arroyo, el Caisse d'?pargne- y continu¨® solo como si sus piernas de gregario, acostumbradas a marcar siempre el ritmo de los dem¨¢s, se hubieran impuesto a su nuevo coraz¨®n de campe¨®n y le obligaran a marcar tambi¨¦n el ritmo para s¨ª mismo.
Ese fue su triunfo. Esa ascensi¨®n -coron¨®, importunado por los coches, a 2m 6s de Basso y sus amigos, a 1m 10s de Vinok¨²rov, a 34s de Sastre, a 22s de Evans- fue la base de su trepidante descenso por una carretera estrecha, firme irregular, curvas contraperaltadas, empapada por la lluvia, su obra maestra. Mientras Basso, el pr¨ªncipe de la prudencia, frenaba delante a Nibali; mientras Evans, muerto, se sal¨ªa de las curvas por puro cansancio, mientras Vinok¨²rov las med¨ªa y Sastre pensaba en su familia, Arroyo se lanz¨® seguro y, como el pastor que recoge ovejas desperdigadas, adelant¨® a todos y luego los esper¨® para juntarse, para no enfrentarse solo a la traves¨ªa final hasta Aprica. Dud¨®. Pudo haberse ido solo con Vinok¨²rov, el m¨¢s ambicioso, el m¨¢s fuerte de todos, aparentemente, en Baracchi trepidante. A 20 kil¨®metros de la meta los dos estaban solo a 38s del tr¨ªo de cabeza. A 15, en la ¨²ltima subida, comprob¨® que cinco juntos van peor que dos. Se sinti¨® solo. Pele¨® solo. Perdi¨® solo contra el tr¨ªo perfectamente conjuntado: Nibali dej¨¢ndose el alma por su jefe, Basso; Scarponi, pedaleando por una victoria prometida; Basso, dando la vida por una maglia rosa que le esperaba desde hace cuatro a?os, la que tan bellamente, in¨²tilmente, quiso defender Arroyo.
19? etapa: Brescia-Aprica, 195 kil¨®metros: 1. Scarponi, 5h 27m 4s. 2. Basso, m. t. 3. Nibali, m. t. 7. Arroyo, a 3m 6s. General. 1. Basso, 81h 55m 56s. 2. Arroyo, a 51s. 3. Nibali, a 2m 30s. 4. Scarponi, a 2m 49s. 5. Evans, a 4m. 6. Sastre, a 5m 32s.

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