El lago de las canoas de papel
Palacios y monasterios en las orillas del Tana, donde vivi¨® durante cinco siglos la realeza etiope
Los antiguos egipcios imaginaban el nacimiento del Nilo en un reino divino creador de vida. Pero aunque el lago Tana, donde la tradici¨®n sit¨²a inexactamente el nacimiento del Nilo Azul, que junto con el Nilo Blanco constituyen las fuentes principales del gran r¨ªo africano, es de este mundo, sobre sus aguas tranquilas como de alberca de jard¨ªn flota algo perenne: el pasado imperial, el esplendor de una cultura impregnada de espiritualidad y la exuberante naturaleza de un pa¨ªs singular. Aisladas en una regi¨®n monta?osa del noroeste de Etiop¨ªa, a m¨¢s de 1.800 metros de altitud, las tierras que circundan este peque?o mar de agua dulce sirvieron de morada durante cinco siglos a los emperadores abisinios, cuyos palacios todav¨ªa permanecen en pie, especialmente en la ciudad de Gondar, al norte; acogieron a los monjes ortodoxos que hu¨ªan de los invasores musulmanes; y permitieron ocultar en varios periodos de la historia, si se cree en los mitos, el Arca de la Alianza, tra¨ªda a Etiop¨ªa desde Jerusal¨¦n por el rey Menelik I, hijo de Salom¨®n y la reina de Saba.
Sin duda, el laberinto de iglesias y monasterios levantados por los monjes en al menos 20 de las 37 islas del lago, diseminadas en una superficie de 85 kil¨®metros de largo por 65 de ancho, fueron una caja fuerte natural tan invulnerable o m¨¢s que el relativamente moderno edificio mandado construir en los a?os sesenta del siglo pasado por el megal¨®mano y ¨²ltimo emperador de la rama salom¨®nica, Haile Selassie, en la ciudad norte?a de Axum, donde se supone se guarda hoy la caja que contiene las Tablas de la Ley; todo un acto de fe, ya que es imposible visitar el lugar.
Ciudad de flores
Bahar Dar, con m¨¢s de 150.000 habitantes, es el principal centro de operaciones para visitar la zona. La capital de la etnia amara, los hombres de las monta?as en hebreo, situada a horcajadas del Nilo Azul, justo en el extremo sur del lago Tana, no parece a primera vista una ciudad de ?frica. Sus grandes avenidas limpias, encajadas entre frondosas palmeras, buganvillas, magnolios, ficus, flamboyanes de flores rojas y jacarandas cubiertas por un manto morado, semejan un jard¨ªn o un centro tur¨ªstico europeo a orillas del mar. Hay que salirse de ese decorado por las calles laterales, la mayor¨ªa de ellas de tierra, o dejarse succionar por las fuerzas centr¨ªpetas que emanan del gran mercado, en especial los s¨¢bados, cuando la afluencia de visitantes de la comarca es masiva, para encontrar el alma bulliciosa y callejera de las poblaciones africanas.
Desde aqu¨ª, a poco m¨¢s de 30 kil¨®metros al sur, se encuentra la catarata de Tis Isat, el fuego que humea. El Nilo Azul, o Abay, como lo conocen los et¨ªopes, dibuja un paisaje espectacular al salvar un acantilado de 45 metros de alto con un impresionante salto que en las ¨¦pocas de grandes lluvias, cuando el cauce del r¨ªo puede alcanzar una anchura de 400 metros, resulta sobrecogedor: un rugido sostenido y la descomunal fuerza del agua al caer llegan a atemorizar, por mucho que en el aire flote de forma casi permanente un irreal arco iris. La presencia de una represa hidroel¨¦ctrica en las proximidades, una de las pocas explotaciones que hacen los et¨ªopes del r¨ªo, ha restado grandeza al espect¨¢culo, ya que casi el 70% del caudal habitual se desv¨ªa por un canal hacia la planta el¨¦ctrica, pero se espera que, con las mejoras tecnol¨®gicas que se est¨¢n introduciendo, las cataratas puedan recuperar parte del esplendor perdido. El Nilo Azul, cuyo nacimiento real se encuentra a unos 140 kil¨®metros al norte del lago Tana, en el altiplano de Gishe, "dos ojos redondos de cuatro palmos de largo", seg¨²n lo describi¨® el jesuita espa?ol Pedro P¨¢ez en 1618, el primer europeo que document¨® su descubrimiento, talla a partir de Tis Isat un impresionante ca?¨®n de m¨¢s de 400 kil¨®metros en su viaje ca¨®tico hacia Jartum, la capital de Sud¨¢n, donde se encontrar¨¢ con el Nilo Blanco.
Una buena opci¨®n para visitar las iglesias y monasterios que se ocultan tras la tupida vegetaci¨®n de las islas es alquilar los servicios de alguna de las lanchas que abundan en los embarcaderos de Bahar Dar. La poca profundidad de las aguas, no m¨¢s de 14 metros, convierte el viaje en algo placentero y permite acercarse a esas formas arcaicas de navegaci¨®n que son las tankwas, canoas hechas con tallos de papiro que los habitantes ribere?os del lago utilizan para pescar o para trasladar, pr¨¢cticamente sumergidas en el agua, grandes cargas de troncos y ramas al mercado de la madera que se celebra los viernes en la capital amara. Estas embarcaciones, que se construyen en un par de d¨ªas, tienen una vida ¨²til de tres o cuatro meses antes de pudrirse. De entre los numerosos templos que se pueden visitar -algunos proh¨ªben la entrada a mujeres- destaca el de Uda Kidame Miret, en la pen¨ªnsula de Zeghe, cuyas paredes interiores est¨¢n decoradas con bell¨ªsimas pinturas de car¨¢cter religioso estampadas sobre telas pegadas al muro. La iglesia de Narga Selassie, en la isla de Dek, al norte, tambi¨¦n conserva una rica decoraci¨®n mural, pero para visitarla desde Bahar Dar se necesita todo un d¨ªa. Sea cual sea la opci¨®n que elija, el viajero podr¨¢ afrontarla de mejor ¨¢nimo si degusta el excelente caf¨¦ et¨ªope proveniente de los cafetales que cultivan los monjes en cualquiera de las islas. No debe sorprenderse, sin embargo, si al hacerlo se encuentra participando en una ceremonia ritual. Como ocurre con el t¨¦ en los pa¨ªses del S¨¢hara, en Etiop¨ªa tambi¨¦n hay que tomar tres rondas de caf¨¦ si no se quiere ser grosero o atraer la mala suerte. Cada taza tiene un nombre, abol, tona y bereka (la bendici¨®n), y es menos fuerte que la anterior.?
GU?A
C¨®mo ir
? Ethiopian Airlines (www.ethiopianairlines.com ) viaja de Roma a Addis Abeba, desde 595 euros. Desde Par¨ªs, 621 euros.
? KLM (www.klm.com ) vuela a Addis Abeba desde Madrid, a partir de 716 euros.
Informaci¨®n
? Oficina de Turismo de Etiop¨ªa (www.tourismethiopia.org ). Incluye en su web un listado de agencias de viajes locales.
? Embajada espa?ola en Addis Abeba. Entoto Avenue W11, House 036. embespet@mail.mae.es
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