'Pretorianos' de alcantarilla
La proximidad al poder es el nexo entre los pretorianos de la Roma imperial y los de la Catalu?a posestatutaria, es decir, la colecci¨®n de imputados en el caso instruido por el juez Baltasar Garz¨®n por asociaci¨®n il¨ªcita, blanqueo de capitales, cohecho, defraudaci¨®n a la hacienda p¨²blica, fraude de subvenciones, falsedad en documento y encubrimiento.
Las vidas de los viejos y nuevos pretorianos son paralelas. Los integrantes de estas cohortes romanas cobraban el doble que los dem¨¢s soldados y gozaban de numerosos privilegios. Los modernos pretorianos tambi¨¦n. Luis Garc¨ªa S¨¢ez, Luigi; Bartomeu Mu?oz; Maci¨¤ Alavedra, y Llu¨ªs Prenafeta han percibido buenas comisiones -algunas veces legalmente- y han gozado de privilegios. Y al igual que sus ancestros, viven sometidos a tentaciones. Al calor del poder, como los guardias imperiales de Heliog¨¢balo, acaban transgrediendo la legalidad que les ha tendido la mano. M¨¢s de 32 millones de euros han dejado de recibir en plusval¨ªas los ayuntamientos de Santa Coloma de Gramenet, Badalona y Sant Andreu de Llavaneres gracias a las habilidades de los pretorianos comisionistas. Son prepotentes, tienen un buen c¨ªrculo de contactos y conocen los resortes del poder, de hecho viven en las "alcantarillas del poder, que es donde se hace la pol¨ªtica", recordaba Alavedra en una conversaci¨®n registrada por la Guardia Civil y que forma parte del sumario del caso Pretoria.
Los imputados en el 'caso Pretoria' son excrecencias del poder 'sociovergente', hijos de las dos grandes familias
En Catalu?a, desde el fin del franquismo, estar cerca del poder pasa por dos grandes familias pol¨ªticas: CiU y el PSC. Los primeros han administrado la Catalu?a ancestral y los segundos la nueva, articulada sobre el ¨¢rea metropolitana de Barcelona. Los pretorianos, que han tratado de extender sus tent¨¢culos corruptos en ejemplar divisi¨®n social del trabajo, son excrecencias del poder sociovergente. Desde CiU, por la familiaridad de algunos dirigentes con los negocios, se ha visto exceso de celo en la fiscalizaci¨®n de actividades. El PSC ha querido ser ejemplarizante. La honestidad, ese valor que la izquierda blande como elemento de superioridad moral frente a la derecha, est¨¢ maltrecha. El relevo de la interventora del Ayuntamiento de Santa Coloma y la reubicaci¨®n de dos imputados en el caso Pretoria por parte del nuevo equipo municipal descontaminado y regenerado no ejemplifican las virtudes de las que la izquierda presume. Se sab¨ªa que el ex diputado socialista Luigi era un comisionista que trabajaba con ayuntamientos y que frecuentaba el lado oscuro de los negocios. Pero no pas¨® nada. Tampoco sonaron las alarmas en el caso del alcalde de Santa Coloma de Gramenet, el socialista Bartomeu Mu?oz. Y hab¨ªa motivos cuando menos est¨¦ticos: no es frecuente que el alcalde de izquierdas de una localidad del cintur¨®n golpeada por la crisis viva en el selecto Tur¨® Park de Barcelona. Respecto a Maci¨¤ Alavedra y a Llu¨ªs Prenafeta, era conocida su relaci¨®n con el llamado "sector negocios" de CiU. Prenafeta se movi¨® entre sombras algo m¨¢s que de sospecha. Estuvo imputado en algunos casos, aunque todo acab¨® en agua de borrajas. Alavedra se limit¨® a pasar la maroma de la legalidad sin caer. Tuvo el papel de testigo cuando se sent¨® en el banquillo al juez Luis Pascual Estevill, un extorsionador al que CiU, se supone que por razones de sano ostracismo, envi¨® de vocal al Consejo General del Poder Judicial.
Cuando Pujol era presidente de la Generalitat y saltaba alg¨²n caso de supuesta corrupci¨®n de alto cargo, amonestaba a la prensa: "Ustedes siempre dictan sentencia sin esperar a que se celebre el juicio". Por el lado socialista, el consejero Joaquim Nadal pon¨ªa hace unas semanas "la mano en el fuego" por el gerente director del Incas¨°l, Emili Mas. Luego, fue imputado en el caso Pretoria.
Puede que la prensa se precipite sin que haya sentencia, pero tambi¨¦n es uno de los mecanismos cr¨ªticos y de control, frente al corporativismo que se instala en los partidos y en los poderes. Ni todos los pol¨ªticos son iguales ni lo son todos los peri¨®dicos o medios de comunicaci¨®n. Hay que congratularse de que la corrupci¨®n pretoriana no haya salpicado al emperador ni a sus pr¨®ximos. El presidente de la Generalitat ha superado con nota la prueba, y tambi¨¦n el jefe de la oposici¨®n, Artur Mas. Informar no debilita la democracia, sino que sencillamente se?ala de d¨®nde cojea.
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