El PP se instala en la convicci¨®n de que su victoria es inexorable

Casi todo lo que hace Mariano Rajoy en los ¨²ltimos meses tiene un origen: la noche electoral de 2008. El l¨ªder del PP a¨²n confiesa en alguna ocasi¨®n que, con el resultado que ¨¦l obtuvo (10,2 millones de votos), le parece dif¨ªcil de entender la derrota. En los siguientes d¨ªas, despu¨¦s de decidir que segu¨ªa, Rajoy tom¨® una determinaci¨®n clara. Si quer¨ªa ganar, ten¨ªa que lograr dos cosas. Acabar con la buena imagen de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero -en el entorno marianista siempre han temido su capacidad para conectar con j¨®venes y mujeres- y desmovilizar a la izquierda que vot¨® al PSOE "solo para que no gobernara el PP", en palabras del l¨ªder.

Por primera vez en los casi seis a?os que lleva Rajoy como l¨ªder de la oposici¨®n, en el PP se ha instalado la convicci¨®n absoluta de que ha logrado los dos objetivos. La victoria, sean cuando sean las elecciones, es ya inexorable, se?alan uno tras otro los dirigentes consultados.

El l¨ªder cree logrado el objetivo de acabar con la buena imagen de Zapatero

Lo m¨¢s importante en la estrategia de Rajoy era la destrucci¨®n de la imagen de Zapatero. "Las elecciones no las gana la oposici¨®n, las pierde el Gobierno", es el mantra que repite el marianismo, inspirado en esta como en otras muchas cuestiones por Pedro Arriola, su gur¨².

Los populares, que hasta hace unos meses se?alaban en privado "ojo con Zapatero, que es mucho Zapatero", ahora han cambiado el discurso. Est¨¢n convencidos de que la crisis econ¨®mica ir¨¢ a peor, que Zapatero tendr¨¢ que tomar m¨¢s medidas dolorosas, y que los sindicatos se enfrentar¨¢n a ¨¦l, por lo que tiene la calle perdida.

"Es muy dif¨ªcil para ellos remontar la tormenta, esta marea es de fondo", sentencia un marianista. "Nosotros hemos vivido esto en el Gobierno, despu¨¦s de la guerra de Irak. Cuando te empiezas a hundir, es casi imposible salir a flote", analiza otro.

La otra parte de la estrategia, la de no dar miedo para no movilizar a la izquierda, tambi¨¦n est¨¢ funcionando, aseguran. Eso es lo que explica la ausencia de propuestas arriesgadas de Rajoy, y su empe?o en presentar al PP como el "partido de los trabajadores" que "defiende a los m¨¢s d¨¦biles".

En maitines, la restringida c¨²pula del partido, que se re¨²ne todos los lunes, Rajoy analiz¨® con esc¨¢ndalo hace unas semanas la situaci¨®n de la pol¨ªtica inglesa. David Cameron, que iba camino de una victoria arrolladora, cay¨® en las encuestas despu¨¦s de haber anunciado pol¨¦micas medidas de recorte del Estado de bienestar. "Eso demuestra que la oposici¨®n no debe arriesgar", sentencia otro miembro de la direcci¨®n del PP.

Rajoy est¨¢ muy c¨®modo con el perfil bajo en cuanto a iniciativas pol¨¦micas. "La gente ya no nos ve como un obst¨¢culo. Ni Cospedal ni S¨¢enz de Santamar¨ªa, y si me apuras ni Mariano, generan en la izquierda la pasi¨®n que despertaban Acebes o Zaplana. La estrategia de no provocar a la izquierda funciona", concluye un dirigente.

El PP no juega de momento con la hip¨®tesis de las elecciones anticipadas, porque cree que Zapatero aguantar¨¢ como sea. De hecho, Rajoy ni las pide. Prefiere reclamar al PSOE que cambie a Zapatero, una l¨ªnea, de nuevo, destructiva con la imagen del hombre que le ha ganado dos veces en las urnas.

Pero s¨ª juega a forzar la m¨¢quina de la presi¨®n contra Zapatero. Solo eso, y la voluntad de conectar con la calle, explica que, pese a las presiones de banqueros y empresarios, y al riesgo de ofrecer una imagen de l¨ªder sin altura de hombre de Estado, Rajoy decidiera votar contra el decreto de recortes impulsado por las presiones de la UE.

El l¨ªder del PP ha optado claramente por la l¨ªnea populista, la que, seg¨²n sus encuestas, m¨¢s conecta con un enfado creciente en la calle contra los pol¨ªticos. Por eso ha decidido utilizar el asunto de las pensiones para hacer campa?a por toda Espa?a. Y por eso habla de recortar la financiaci¨®n de los partidos, abaratar las campa?as o reducir ministerios.

"La crisis, ese enemigo silencioso, har¨¢ que el Gobierno se cueza en su propia salsa. Ha cundido la sensaci¨®n de que ganamos, aunque nadie sabe c¨®mo va a funcionar un pa¨ªs cuando se pasa de crisis econ¨®mica a crisis social. Esto se va a poner muy feo, la cosa se va a crispar mucho", resume un dirigente.