Las poetas invisibles del 27
La investigadora Pepa Merlo rescata del olvido a mujeres que fueron eclipsadas
Si el Siglo de Oro de la literatura espa?ola tuvo como ¨²nicos protagonistas a los hombres, la edad de plata no iba a ser menos, pese a producirse bien entrado el siglo XX en la denominada como Generaci¨®n del 27. A los nombres de Federico Garc¨ªa Lorca, Rafael Alberti, Luis Cernuda, Vicente Aleixandre o Pedro Salinas resulta complicado a?adir el de una mujer, una voz femenina que estuviese a su altura po¨¦tica.
"Es cierto que no hay ninguna Garc¨ªa Lorca, pero tambi¨¦n es verdad que despu¨¦s de la dictadura, cuando ya no hay excusas, se siguen haciendo antolog¨ªas en las que no se incluye a las mujeres". Esta afirmaci¨®n es de la escritora e investigadora granadina Pepa Merlo, que acaba de publicar en la editorial Vandalia la antolog¨ªa Peces en la tierra, en la que recupera los versos de 20 mujeres muy cercanas a los protagonistas de la Generaci¨®n del 27. De la existencia de algunas de ellas se ten¨ªa constancia por anteriores trabajos y por la repercusi¨®n de sus obras, como es el caso de Ernestina de Champourcin, Josefina de la Torre, Rosa Chacel, Carmen Conde o Concha M¨¦ndez. Sin embargo, el resto son pr¨¢cticamente desconocidas no solo para el gran p¨²blico, sino para un lector de poes¨ªa acostumbrado.
Las autoras publicaron en las revistas literarias de la ¨¦poca
La mayor¨ªa termin¨® sus vidas encerradas y silenciadas
"De esos cinco nombres no se sal¨ªa. La historia de la filolog¨ªa tiene una tara que se debe subsanar: la ausencia de las mujeres en los estudios que se realizan no solo sobre los poetas de la Generaci¨®n del 27, sino en todos los ¨¢mbitos referidos a los a?os de la Segunda Rep¨²blica y m¨¢s concretamente entre 1934 y 1936, cuando en la sociedad espa?ola se contemplaban leyes de igualdad jur¨ªdica o divorcio y se debat¨ªa sobre la prostituci¨®n e incluso sobre el aborto", explica Merlo, que defiende a estas autoras a?adiendo que editaban en las mismas imprentas en las que publicaban sus textos los poetas de la Generaci¨®n del 27 y que algunas lo hicieron antes incluso que ellos, participando en todas las revistas literarias relevantes de la ¨¦poca.
Sobre la selecci¨®n, la granadina explica que ha tratado de ser "lo m¨¢s justa posible", recogiendo todo lo que se produjo en el momento. "He reunido desde las m¨¢s pr¨®ximas a los componentes del 27 como Concha M¨¦ndez, Ernestina Champourcin o Carmen Conde, que son las m¨¢s estudiadas hasta ahora; y a otras autoras como la ultra¨ªsta y anarquista Luc¨ªa S¨¢nchez Saornil, cancioneros y cantares como los de Casida de Ant¨®n del Olmet o Gloria de la Prada, arist¨®cratas como Mar¨ªa Teresa Roca de Togores, monjas como Cristina de Arteaga o simplemente personajes ins¨®litos como Margarita Ferreras".
De su trabajo, Merlo destaca con especial cari?o "el placer de descubrir la poes¨ªa de Elisabeth Mulder". Tambi¨¦n le ha resultado "impactante" tropezar con juegos po¨¦ticos que cre¨ªa exclusivos de Federico Garc¨ªa Lorca, pero que ya estaban presentes 16 a?os antes en autoras como Gloria de la Prada.
Sobre la calidad literaria de sus obras, que dista bastante en su mayor¨ªa de la de los grandes autores de su generaci¨®n, Merlo explica que es normal que "los genios no suelan prodigarse" entre las mujeres de la ¨¦poca. "Para ellas una educaci¨®n de siglos es un impedimento tan grande que no puede salvarse en cinco a?os por muy buenas que fueran las condiciones que tuvieran", asegura. Tras los primeros libros juveniles, la mayor¨ªa de ellas se ve¨ªan recluidas en una nueva vida en la que el matrimonio y la maternidad ten¨ªan un protagonismo que hac¨ªa casi imposible cualquier otra actividad.
"Me ha producido estupor conocer qui¨¦nes fueron y c¨®mo terminaron la mayor¨ªa de ellas. Aquellas mujeres librepensantes y modernas que fundaron el Lyceum, viajeras impenitentes, terminaron sus vidas, salvo algunas excepciones, encerradas y silenciadas", a?ade la investigadora, que se ha empe?ado en recordar no solo su producci¨®n po¨¦tica, sino tambi¨¦n algunos de los hitos de sus biograf¨ªas, como el hecho de que fue Elisabeth Mulder quien introdujo a Pushkin, Keats y Shelley en Espa?a.
"Hay una especie de cuesti¨®n de justicia en este trabajo, eso es innegable. Luc¨ªa S. Saornil termin¨® sus d¨ªas retocando cuadros o pintando abanicos despu¨¦s de haber tenido que subsistir tejiendo redecillas para el pelo. Incluso de alguna forma se ha silenciado y omitido su sufrimiento en el exilio, que fue un terrible final para muchas de ellas", concluye.
Coincidiendo con la aparici¨®n del libro, la revista El Maquinista de la Generaci¨®n, que edita el Centro Cultural de la Generaci¨®n del 27, ha centrado su contenido en este trabajo mostrando la obra de una veintena de mujeres que vivieron y crearon su obra en el primer tercio del siglo XX y que fueron eclipsadas por la atenci¨®n que despertaba el grupo principal de los poetas del 27.
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