"?Te quieres casar conmigo?"

Tan cl¨¢sica como los ¨¢rboles del Retiro, los patinadores y las colas de lectores esperando una firma es la voz que anuncia sin descanso los actos de la Feria del Libro y qu¨¦ escritor ocupa qu¨¦ caseta en cada momento. Ayer, a las 20.30, el persistente encargado de la megafon¨ªa anunci¨® un mensaje poco habitual. Un joven colaborador de la librer¨ªa Fuentetaja pidi¨® en matrimonio a su novia, Laura. Y m¨¢s de una sonrisa se dibuj¨® en el rostro del p¨²blico asistente.

A esa hora, Lorenzo Silva llevaba 90 minutos estampando dedicatorias en sus libros. Tambi¨¦n hablando de literatura n¨®rdica, tema central de esta edici¨®n de la feria. No en vano es el comisario de la exposici¨®n Elemental, querida Salander, que puede verse en el pabell¨®n de la Comunidad de Madrid. Aunque la muestra est¨¢ consagrada a la novela negra escandinava, Silva subray¨® ayer la necesidad de no perder de vista a los cl¨¢sicos de la literatura sin adjetivos. El dramaturgo y poeta noruego Henrik Ibsen, por ejemplo, que es "infinito". En palabras del autor espa?ol, la lectura de El pato salvaje es m¨¢s que pertinente para estos tiempos que corren: "Se trata de una denuncia contra las mentiras que corroen a los seres humanos; contra ese tipo de personas que se apoyan en la deslealtad para cumplir sus objetivos a toda costa".

Los fines de semana en la feria son sin¨®nimo de tumulto. Una fila considerable de gente se agolp¨® para obtener la firma de Clara S¨¢nchez, ganadora del Premio Nadal de este a?o. Mientras una pareja de j¨®venes se explayaba en su charla con la novelista, en la fila se utilizaba cualquier objeto para amortiguar el calor. Y la espera. "No es posible que la gente se quede hablando sobre la estructura de una novela durante m¨¢s de media hora", se rumoreaba.

Retomando el hilo de los cl¨¢sicos del norte, que han dado a conocer en Espa?a, un fr¨ªo que "no conoc¨ªamos", Clara S¨¢nchez destac¨® su "naturalidad". Y record¨® con especial cari?o la lectura de un librito del sueco August Strindberg, Solo. "Hay un aparte en el que el personaje de esta obra dice: 'Yo no es que viva solo porque no me gusta le gente, la gente me encanta, lo que sucede es que me da miedo'. Me siento plenamente identificada". Visto el fervor de sus lectores, en estos d¨ªas de feria -hasta el 13 de junio- no tiene nada que temer.

"Compadezco mucho a mis lectores. Sospecho que se parecen mucho a m¨ª, son gente bastante recatada", dec¨ªa, por su parte, Andr¨¦s Trapiello, que firmaba ejemplares de la versi¨®n ampliad¨ªsima de Las armas y las letras, su ensayo sobre el papel de los escritores durante la Guerra Civil. Tres a?os que dieron paso a cuatro d¨¦cadas de dictadura. Y fr¨ªo.