Santos gana con ventaja el primer asalto
El ex ministro de Defensa, con el 46,5%, duplica los votos de Antanas Mockus, con el que disputar¨¢ la segunda vuelta - Batacazo de conservadores y liberales
Los resultados preliminares de las elecciones presidenciales colombianas han echado por tierra los pron¨®sticos de las encuestas, que auguraban un empate entre el ex ministro de Defensa Juan Manuel Santos y el matem¨¢tico Antanas Mockus. Con el 99,21% de las mesas escrutadas, Santos, heredero de ?lvaro Uribe, duplicaba los votos de su rival: 46,57% frente a 21,47%. La tendencia, seg¨²n los expertos, era irreversible, como inevitable parece la segunda vuelta, al quedarse Santos a las puertas de la mayor¨ªa absoluta.
Estos porcentajes dan la raz¨®n a quienes alertaban del sesgo de los sondeos, que hab¨ªan subestimado el voto rural. El patinazo de las encuestadoras puede ser incluso mayor, ya que estos resultados preliminares proceden sobre todo de zonas urbanas. Hay m¨¢s sorpresas, como el ascenso inesperado de otro candidato uribista, Germ¨¢n Vargas (10,14% de los votos), y del izquierdista Gustavo Petro (9,16%). Ambos quedaban relegados en las encuestas a posiciones marginales.
Los dos favoritos se han comprometido a seguir las pol¨ªticas del actual Gobierno
Germ¨¢n Vargas y el izquierdista Petro ser¨¢n los ¨¢rbitros de la contienda
Y lo que parece tambi¨¦n incuestionable es el hundimiento de los partidos tradicionales. Los conservadores de Noem¨ª San¨ªn y los liberales de Rafael Pardo, los dos partidos que se repartieron el poder en Colombia durante m¨¢s medio siglo, apenas logran, juntos, el 10% de los votos. Un batacazo sin precedentes, que los retira de cualquier negociaci¨®n de cara a la segunda vuelta. Parece claro que su electorado ha desertado para repartirse entre los dos candidatos punteros.
La participaci¨®n, que tambi¨¦n se auguraba alta, ha superado levemente a la registrada en las elecciones de 2006, pero, seg¨²n los datos provisionales, no llega al 50%. Las expectativas de un voto juvenil masivo en apoyo de Mockus, del Partido Verde, tampoco parecen haberse cumplido. El candidato pierde incluso en Bogot¨¢, la capital de la que fue alcalde y donde tiene un mayor arraigo su discurso de legalidad y transparencia.
No obstante, el juego sigue entre Santos y Mockus, que reinician ma?ana mismo las campa?as para la segunda vuelta, el 20 de junio. El panorama de alianzas parece menos complicado de lo previsto. Germ¨¢n Vargas, de Cambio Radical, anunci¨® en su d¨ªa que apoyar¨ªa a Santos, y a la luz de los resultados puede convertirse en una fuerza decisiva. Cabe esperarse, por otra parte, que Petro y el Polo Democr¨¢tico se vuelquen con el candidato verde.
La sorpresa era palpable en las redes sociales, tan decisivas en la campa?a de Mockus. Algunos de los participantes suger¨ªan, dada la diferencia abismal entre los candidatos, que el Partido Verde se retirase de la carrera para ahorrarle al pa¨ªs los gastos de la organizaci¨®n de unos nuevos comicios. Comparado con los pron¨®sticos de las encuestas, el resultado puede ser decepcionante, pero hay que tener en cuenta que, hace apenas tres meses, Mockus ni siquiera figuraba entre los candidatos favoritos.
Quiz¨¢s por eso el ambiente en la sede de los verdes no dejaba de ser festivo, aunque no faltaban las caras largas entre los 500 seguidores que hab¨ªan acudido al cierre de las urnas. En contraste, la euforia se respiraba en el sal¨®n del hotel elegido por el oficialista Partido de Unidad Nacional (llamado Partido de la U), que estaba a reventar desde primeras horas.
Aunque sus perfiles son completamente dispares, Santos y Mockus se han comprometido a dar continuidad a las pol¨ªticas del actual Gobierno tanto en la lucha contra la guerrilla y el narcotr¨¢fico como en econom¨ªa (impulso a la inversi¨®n y a los acuerdos comerciales). Ambos han puesto el acento en las reformas sociales, la salud y el combate a la pobreza, que se han abierto paso como las mayores preocupaciones de los colombianos, merced a los avances registrados en la seguridad.
El mantenimiento del rumbo es un requisito innegociable para una sociedad que sigue siendo muy uribista (el presidente mantiene una popularidad del 75% tras ocho a?os en el poder), pero que al mismo tiempo empieza a mostrar deseos de desmarcarse de la corrupci¨®n y los trapicheos de los partidos tradicionales.
Todo funcion¨® como un reloj en la jornada de ayer. Si los comicios legislativos del pasado marzo se vieron ensombrecidos por varios episodios de fraude (suplantaci¨®n de electores, alteraci¨®n de actas) que han retrasado la conformaci¨®n del Congreso, esta vez el recuento y el sistema de transmisi¨®n de datos se desarroll¨® de forma r¨¢pida y transparente, supervisado por toda una red de observadores locales, a los que se ha sumado una misi¨®n de la Organizaci¨®n de Estados Americanos. S¨®lo el Partido Verde despleg¨® a 45.000 "testigos electorales" voluntarios inscritos por Internet. Las 72.000 mesas abrieron a la hora, no faltaron papeletas y todo se desarroll¨® en calma.
Las fuerzas se seguridad se mantuvieron en alerta m¨¢xima durante toda la jornada. Un total de 350.000 efectivos del Ej¨¦rcito y la polic¨ªa se desplegaron por los centros electorales de todo el pa¨ªs. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no han logrado alterar la campa?a, donde se hicieron presentes esta semana con un atentado contra la sede electoral de Santos en la ciudad de Pasto, que dej¨® un muerto y 10 heridos. No obstante, la guerrilla intensific¨® ayer sus acciones de hostigamiento para impedir el voto en las ¨¢reas rurales con amenazas a interventores, bloqueo de carreteras y colocaci¨®n de minas. Precisamente dos soldados que realizaban tareas de vigilancia electoral en Caquet¨¢ murieron el s¨¢bado al pisar un campo minado. Otros dos murieron en los combates que se registran en Bol¨ªvar (norte) y Cauca (suroeste). Hace una semana, la guerrilla, que se financia con el narcotr¨¢fico y est¨¢ considerada como organizaci¨®n terrorista por la UE, asegur¨® en un comunicado que todos los candidatos presidenciales promet¨ªan "m¨¢s guerra" y llam¨® a la abstenci¨®n.
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