Contra el aburrimiento, seamos multitud
Los 'flashmobs' o colectivos instant¨¢neos se ponen de moda - Un fen¨®meno l¨²dico nacido de las redes sociales se extiende - Publicidad, televisiones, las ONG y hasta Eurovisi¨®n se apuntan
El s¨¢bado no s¨®lo fue la noche de Jimmy Jump. Tambi¨¦n fue la del primer flashmob continental en Europa. Casi seis millones de espectadores lo vieron desde Espa?a, muchos de ellos sin saber lo que era. Sucedi¨® justo antes de que comenzaran las votaciones del Festival de Eurovisi¨®n. Miles de europeos bailaron simult¨¢neamente en distintas ciudades del continente un tema del grupo Madcon. Hab¨ªan ensayado en la Red una gran coreograf¨ªa global. Estaban de acuerdo con un ¨²nico fin: pasarlo en grande. Hab¨ªa partes que estaban grabadas, pero el efecto fue apabullante. Una muestra m¨¢s de que las multitudes instant¨¢neas han abandonado lo local para abrazar lo global. Inicialmente era pura diversi¨®n, ahora responde a veces a fines contestatarios, otros publicitarios o incluso solidarios.
"Los j¨®venes se sienten ciudadanos de segunda", alerta un soci¨®logo
?Son 'hippies' sin causa? No hace falta una causa. Solo se busca diversi¨®n
Hay gente cuya autoestima crece por tener miles de amigos en Facebook
"El trig¨¦simo v¨ªdeo sobre tipos bailando ya no hace gracia", advierte un experto
Flashmob es la palabra sajona empleada para definir a un grupo de personas -normalmente j¨®venes- que se han puesto de acuerdo previamente y hacen algo de forma conjunta y ordenada. El fin que se persigue es la diversi¨®n (casi siempre), pero las maneras de obtenerlo son infinitas. Desde imitar los pasos de baile de Lady Gaga, hasta participar en una lucha de almohadas o subirse al metro en ropa interior. Sus practicantes reniegan de la pol¨ªtica y evitan asociarse a marcas comerciales pero, ?c¨®mo son en realidad?
Lorena B. responde por tel¨¦fono como portavoz de Madrid Mobs (madridmobs.net). Mide al mil¨ªmetro sus palabras y no revela nada sobre su vida privada. "No podemos decir ni a qu¨¦ nos dedicamos. Por eso utilizamos el apodo de correveidile", comenta. El colectivo al que representa organiza unos 10 flashmobs al a?o en la capital espa?ola y funciona desde finales de 2004 emulando el funcionamiento de una comuna. "Todos participan y nadie es m¨¢s importante que otro".
Jos¨¦ F¨¦lix Tezanos, profesor de Sociolog¨ªa en la UNED, sostiene que los flashmobs son fruto de la desafecci¨®n social y pol¨ªtica que vive la juventud. "Si la revoluci¨®n industrial vino precedida por el movimiento socialista, la revoluci¨®n tecnol¨®gica carece de pensamientos fuertes. Los j¨®venes se sienten ciudadanos de segunda e intentan llamar la atenci¨®n con formas alternativas de ocio. Rompen con la sociedad, pero tambi¨¦n desean pertenecer a una y demostrar que puede existir al margen de los c¨®digos tradicionales", dice.
Madrid Mobs bautiza con el nombre de moBidas a todas las acciones que desarrollan. Pueden ser congelamientos de personas en mitad de la calle o marchas silenciosas. Pero, ?por qu¨¦ lo hacen? "Genera espontaneidad y ves partes de ti mismo que no est¨¢s acostumbrado a ver. Por diversi¨®n y porque a la gente le gusta sentir que forma parte de algo. Tambi¨¦n puede ser una v¨ªa de escape de la rutina, del trabajo", explica Lorena.
No se sabe cu¨¢ntas personas componen Madrid Mobs. Lorena, que se confiesa apol¨ªtica y algo an¨¢rquica, habla de 3.000 seguidores intermitentes. La red social Facebook congrega en su canal a poco m¨¢s de 200. Correveidile explica su pasi¨®n por las moBidas con argumentos que rozan el sue?o de Peter Pan, un seudolema que recobra aquel "decreto a la felicidad permanente" que plasm¨® el mayo franc¨¦s. "Cuando eres peque?o, aprendes jugando. Eso no tiene por qu¨¦ desaparecer", dice.
Daniel Atik, inform¨¢tico barcelon¨¦s, es otro entusiasta de los flashmob. Lleg¨® a Chile hace cinco a?os y se qued¨® en Santiago tras una etapa en Vi?a del Mar, al norte del pa¨ªs. Hace m¨¢s de dos a?os, su trabajo no le satisfac¨ªa -transportaba carritos de la compra en un supermercado- y decidi¨® experimentar. Entre Facebook, Twitter y su blog flashmob.cl suma hoy m¨¢s de 9.000 seguidores, miles de personas que asisten a las multitudes que organiza, m¨¢s o menos una cada tres semanas. Su lema es el siguiente: "No estamos locos, pero nos encanta hacer locuras".
Adicci¨®n. Adrenalina. Atik compara la sensaci¨®n que se vive durante un flashmob con las emociones de un actor de teatro antes de entrar a escena. "Cuando la preparas, no sabes si a la gente le gustar¨¢ o no, ni siquiera cu¨¢ntos acudir¨¢n". Lo que diferencia a Atik del resto de asistentes a esta clase de multitudes es que ¨¦l no participa activamente. Se parapeta detr¨¢s de una c¨¢mara y graba. Su afici¨®n, si as¨ª puede llamarse, le exige poco en comparaci¨®n con los beneficios que le reporta. Tres horas al mes para colgar en Internet las instrucciones, grabar y montar las im¨¢genes. A cambio, es invitado a universidades para hablar del fen¨®meno y ha aumentado su cuenta de Twitter profesional de 200 a m¨¢s de 8.000 seguidores. Nunca cobra.
Provocar a la gente y estudiar su reacci¨®n. Los flashmobs son relativamente nuevos para el ciudadano medio, pero recuerdan a movimientos filos¨®ficos como el situacionismo de Guy Debord. Jos¨¦ Luis Pardo, catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que sus consignas "resuenan a Mayo del 68 aunque carecen de connotaciones pol¨ªticas y son m¨¢s est¨¦ticas". A Tezanos le recuerdan a la corriente sociol¨®gica de la etnometodolog¨ªa, un grupo de estudiosos coet¨¢neo al movimiento hippy. "Iban a reuniones formales en ropa interior y estudiaban las reacciones de los asistentes".
Lorena Yera, una de las creadoras de Barnamob -un grupo en Barcelona con 2.882 simpatizantes en Facebook- acepta la radiograf¨ªa en la que les encuadran los expertos. "No est¨¢n desencaminados. Conseguimos que los participantes sean protagonistas aunque sea durante cinco minutos. Comentan la experiencia y poco a poco se convierten en una gran familia, forman parte de un grupo". ?Son hippies sin causa? "Con eso no estoy de acuerdo. Para actuar no hace falta una causa. El objetivo que perseguimos es el divertimento".
Las multitudes instant¨¢neas no dejan de ser un acto de comunicaci¨®n alimentado por las redes sociales. A Juan Faerman, autor del libro Faceboom: el nuevo fen¨®meno de masas Facebook, califica los flashmobs de "saludables", pero no las tiene todas consigo cuando opina sobre sus promotores. "Hay gente cuya autoestima crece porque tiene 5.000 amigos en Facebook, cuando en realidad no los tiene. Confunde realidad y virtualidad. Una guerra de almohadas puede representar un regreso al contacto social, pero tambi¨¦n puede ser solo superficial. Lo que est¨¢ claro es que sus autores buscan reconocimiento. No hace falta ser Freud para darse cuenta".
La segmentaci¨®n tambi¨¦n ha llegado a estas acciones planeadas. Los smartmobs utilizan la misma metodolog¨ªa que los flashmobs pero defienden temas m¨¢s comprometidos y abandonan la diversi¨®n por la diversi¨®n. Sirven para rendir homenaje a un artista, reunir fondos tras un desastre natural o denunciar una injusticia social.
En enero de este a?o, Tib Genoom (nombre ficticio por motivos de seguridad), emigrante iran¨ª en Inglaterra, organiz¨® en la estaci¨®n de metro de Liverpool un smartmob de cinco minutos para denunciar la opresi¨®n de su pueblo. Cre¨® un evento en Facebook e hizo publicidad de la acci¨®n en sitios gratuitos como flashmob.co.uk. Congreg¨® a 30 personas, incluido ¨¦l, pero logr¨® el impacto deseado. "Escog¨ª una danza derviche (un baile sagrado) porque quer¨ªa que fuese divertido y tambi¨¦n respetuoso. La polic¨ªa nos pidi¨® que nos march¨¢ramos. Un smartmob puede ser m¨¢s que un juego. Hasta puede convertirse en una herramienta potente para un defensor de los derechos humanos", asegura.
In¨¦s S¨¢nchez, de Coordinadora de ONG para el Desarrollo, se ha servido recientemente de los smartmobs para promocionar la campa?a de Pobreza cero. Buscaba distanciarse de la imagen t¨ªpica del tercer sector y llegar a gente de la calle. Actores contratados recorrieron el centro de Madrid y representaron desde a una mujer que se pon¨ªa de parto hasta un ni?o sin escolarizar. Tuvo ¨¦xito. "Mi sensaci¨®n es que la campa?a llegaba solo a los ya concienciados. Ve¨ªa necesario llevar las cosas a un lenguaje cercano. Aunque defender un flashmob es complicado", sostiene S¨¢nchez.
En Chile, Daniel Atik tambi¨¦n ha espoleado la curiosidad social por buenas causas. Lo hizo una semana despu¨¦s de que un se¨ªsmo sacudiera el pa¨ªs a finales de febrero y tambi¨¦n tras el fallecimiento de Michael Jackson. "En la primera fuimos menos de 100. Cantamos el himno e hicimos aportaciones como alimentos no perecederos o l¨¢pices para los ni?os. En la segunda fuimos algo menos de 300". Tras el terremoto, Cruz Roja se interes¨® por su afici¨®n y le propuso ampliar la iniciativa a todo Chile. "Si es por una buena causa y ayuda a extender la experiencia...", dice.
?Qu¨¦ hay de asociarse a una marca? Televisiones (Cuatro, La Sexta), compa?¨ªas de moda (H&M, Reco Jeans) y de telefon¨ªa (T-Mobile) han aprovechado el tir¨®n de los flashmobs para hacer caja. H?can Andersson, de la cadena sueca de tiendas de ropa, ensalza su valor de reclamo, aunque no cree que lleguen a sustituir a la publicidad convencional. "Nuestras tiendas siempre ser¨¢n lo m¨¢s importante, pero nos gusta sorprender a los clientes".
Los puristas subrayan que el t¨¦rmino se desvirt¨²a si existe una intencionalidad. "Dentro de poco lo sorprendente ser¨¢ que la gente no haga nada en la calle. Se perder¨¢ el impacto", afirma la representante de Barnamob. Lo mismo piensa Charlie Todd, uno de los creadores de la asociaci¨®n estadounidense Improv Everwywhere y gur¨² para los fan¨¢ticos que, como mucho, ha aceptado patrocinios como el de Yahoo! "El trig¨¦simo v¨ªdeo en YouTube sobre tipos bailando ya no hace gracia. La clave est¨¢ en concebir nuevas ideas".
Todd reniega de la palabra flashmob. Sus locuras empezaron antes de que se acu?ara y prefiere hablar de misiones, tareas con asombrosos resultados y con menos gente detr¨¢s. En improveverywhere.com/missions/ puede verse un listado de ellas. Entre las mejores figuran Who you gonna call? (?A qui¨¦n vas a llamar?) y Where's Rob? (?D¨®nde est¨¢ Rob?). En la primera, un joven disfrazado de espectro se adentra en la biblioteca p¨²blica de Nueva York hasta que cuatro cazafantasmas le dan caza, y en la segunda, un miembro de Improv finge estar perdido en el estadio de los Knicks y consigue que cientos de personas le indiquen el camino hasta su asiento.
Reinventarse o morir. La calidad y no la cantidad. Lorena Yera aboga por acciones m¨¢s largas, peque?as y teatralizadas para superar la usurpaci¨®n comercial. Se denominan happenings. ?Un ejemplo? Que los usuarios del metro vayan en ropa interior en un d¨ªa se?alado. Puede sonar a disparate, pero Yera tent¨® a 260 personas en Barcelona.
El af¨¢n por el ingenio acarrea inventos ins¨®litos. La m¨ªnima expresi¨®n de un flashmob existe y tiene nombre: moBicua. Ya no hace falta salir a la calle ni estar rodeado de gente. El seguidor recibe las instrucciones a trav¨¦s de Twitter o Facebook y lo hace en su propia casa. Si ve que tres de sus vecinos salen a los balcones para cantar una canci¨®n de Sinatra, no se asuste. Eso es una moBicua. Como rezaba el socialismo marxista, la revoluci¨®n empieza por uno mismo.
Nuevas formas de asamblea
- 'Flashmob'. Multitud instant¨¢nea. Acci¨®n organizada en la que varias personas se concentran en un lugar p¨²blico para divertirse. La convocatoria se hace a trav¨¦s de SMS, Internet y redes sociales como Facebook o Tuenti. Entre las m¨¢s replicadas, una guerra de almohadas.
- 'Smartmob'. Multitud inteligente. Un flashmob con fines humanitarios, pol¨ªticos o propagand¨ªsticos. La marca sueca de moda H&M hizo uno en San Francisco para promocionar su nueva colecci¨®n infantil.
- 'Happening'. Tienen su origen en el teatro de los a?os cincuenta. Se diferencian de los flashmobs en su duraci¨®n (son mucho m¨¢s largos) y en su est¨¦tica cuidada. En uno de los m¨¢s famosos aparece un baile masivo ante la presentadora estadounidense Oprah Winfrey y el grupo musical The Black Eyed Peas.
- 'Lip dub' (doblaje de labios). V¨ªdeo en donde personas normales cantan un ¨¦xito musical haciendo playback. Se hace en una sola toma (plano secuencia) y se distribuye por redes sociales o YouTube. La Universidad de Quebec (de los mejores) o la Universidad de Navarra los han hecho.
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