Revistas
El vuelo de vuelta de Praga acumulaba considerable retraso, de manera que me recorr¨ª el aeropuerto (atestado de turistas, como casi todo en esa ciudad) buscando algo que leer. Ya era tarde y no pude encontrar prensa del d¨ªa, de manera que me conform¨¦ con el Time, una instituci¨®n que, como el McDonald's, siempre est¨¢ ah¨ª para un apuro, sobre todo si es de noche y uno necesita algo que llevarse a la boca o al cerebro.
La verdad es que el prestigioso magazine fundado en 1923 puede haber perdido lustre intelectual e influencia, pero sigue prestando servicio. Especialmente si no se dispone de una conexi¨®n a Internet al alcance de la mano. Como ha ocurrido con la mayor¨ªa de las publicaciones semanales de currents affairs ("de informaci¨®n general") que todav¨ªa se publican en EE UU, Time se ha resentido en la ¨²ltima d¨¦cada de la defecci¨®n (casi un mill¨®n de ejemplares de p¨¦rdida) de su lectorado tradicional, mayoritariamente miembros de una clase media cultivada que agradec¨ªan que le editaran los textos y le trataran como adultos.
La decadencia de los semanarios de informaci¨®n general es otro factor determinante en la sensaci¨®n de d¨¦ficit de diversidad period¨ªstica
La revista, hoy propiedad de Time Warner -la segunda compa?¨ªa mundial de la "industria del entretenimiento"- sigue siendo el primer semanario de su clase en Estados Unidos. Claro que nunca lo tuvo tan f¨¢cil: Newsweek, su viejo rival (fundado en 1933), propiedad de The Washington Post, ha perdido en poco m¨¢s de siete a?os m¨¢s de la mitad de sus ventas. En 2009, el semanario experiment¨® una profunda remodelaci¨®n en contenido y tono para salir al encuentro de un "lectorado de ¨¦lite", que es una de las primeras soluciones que se les ocurre a los editores de la prensa en apuros. No ha funcionado: Newsweek se encuentra en una especie de dique seco, a la espera de un comprador que se atreva a reflotarla.
La situaci¨®n de los semanarios de informaci¨®n general, no es mejor en otros lugares. Su p¨¦rdida de lectores y su d¨¦ficit de influencia se nota tambi¨¦n en Espa?a. Particularmente entre la gente de mi generaci¨®n, que a¨²n se pregunta de vez en cuando qu¨¦ se hizo de aquella gozosa eclosi¨®n de revistas que tuvo lugar en el tardofranquismo, cuando los semanarios se aventuraban a decir algo m¨¢s que una prensa diaria brutalmente amordazada por los aparatos de control ideol¨®gico de la dictadura. Ahora resulta incre¨ªble, pero en aquellos a?os mucha gente acud¨ªa al quiosco con rigurosa puntualidad el d¨ªa de salida de "su" revista, antes de que pudiera agotarse o, lo que tambi¨¦n suced¨ªa, fuera secuestrada por la polic¨ªa.
Resulta obvio que ese paisaje informativo ha cambiado radicalmente. Primero, a partir de la profunda remodelaci¨®n de la prensa democr¨¢tica, que ampli¨® su mercado incrementando la oferta informativa y royendo (con suplementos y revistas) el espacio tradicional de los semanarios. Y, despu¨¦s, como resultado del acceso a la informaci¨®n gratuita a trav¨¦s de Internet, con una oferta tan inagotable como dif¨ªcil de contrastar. En el entretanto, tambi¨¦n ha cambiado el lector, acostumbrado a informarse en los medios audiovisuales, y que no busca en la prensa lo mismo que sus padres: as¨ª lo atestigua la importancia creciente que, incluso en los medios m¨¢s serios, han adquirido secciones como "tendencias" o "gente", antes m¨¢s limitadas. Lo curioso es que la crisis ha afectado mucho menos a las revistas que se "especializan" directamente en esos asuntos que a las de currents affairs, que han ido recortando sus secciones de an¨¢lisis y opini¨®n para incorporar contenidos antes reservados a las p¨¢ginas de "sociedad". Sea como sea, lo cierto es que la decadencia de las revistas semanales de informaci¨®n general, de la que se habla poco, es otro factor determinante en la sensaci¨®n de d¨¦ficit de diversidad period¨ªstica. Y precisamente ahora, cuando creemos que nos sale la informaci¨®n (y la opini¨®n) hasta por las orejas.
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