Guitarras el¨¦ctricas como Kal¨¢shnikovs
Terakaft es la ¨²ltima sensaci¨®n del rock n¨®mada del desierto rebelde de Mal¨ª
Liya Ag Ablil acaba de terminar un concierto vivificante, con la plaza Mayor de C¨¢ceres entregada bajo la lluvia al repiqueteo de su Fender Stratocaster, pero resulta imposible ara?arle una sonrisa siquiera pudorosa. No es fatiga, sino pura melancol¨ªa vital. Liya, al que todos conocen con el sobrenombre guerrero de Diara, tiene 49 a?os, pero aparenta bastantes m¨¢s. La vida en el desierto no perdona; sus a?os como soldado, en las rebeliones del pueblo tuareg contra el Gobierno de Mal¨ª, menos a¨²n. "Pero me alegro de que los tiempos de cargar con un fusil Kal¨¢shnikov hayan quedado atr¨¢s", concede. "Las guitarras son un arma mucho m¨¢s poderosa. Las gu¨ªa el coraz¨®n de un artista, no el ansia de verter la sangre de ning¨²n enemigo".
Diara es el l¨ªder de Terakaft, una formaci¨®n maliense que se completa con dos de sus sobrinos (Sanou y Abdallah, ambos guitarristas y bajistas) y las percusiones de Mathias. Los cuatro figuraron entre los triunfadores del reciente Womad de C¨¢ceres y en estos momentos se encuentran en la ciudad francesa de Angers, a orillas del r¨ªo Loira, registrando su tercer ¨¢lbum bajo las ¨®rdenes del productor Jean-Paul Romann; el mismo que tambi¨¦n convirti¨® a otros tuaregs con turbantes, Tinariwen, en una de las mayores sensaciones de los circuitos ¨¦tnicos. Y no solo: bandas brit¨¢nicas como Travis o Arctic Monkeys figuran entre sus admiradores confesos.
Terakaft, Tinariwen, sus paisanos Tamikrest y los nigerinos Etran Finatawa constituyen los mejores ejemplos del blues del desierto, una m¨²sica ¨¢spera y repetitiva, estructurada en c¨¢nticos de llamada y respuesta, que acaba seduciendo a golpe de trance, emoci¨®n y autenticidad. El mismo Bono se confes¨® "impactado" por este sonido durante los meses en que los chicos de U2 residieron en Fez para preparar su ¨¢lbum No line on the horizon. Y el m¨¢nager de Terakaft, Philippe Brix, se troncha recordando el d¨ªa en que regal¨® a su protegido un ejemplar de Sticky fingers, de los Rolling Stones. "Ah, s¨ª, esos tipos son muy buenos", corrobora Diara, "y tienen un guitarrista que toca un poco como nosotros. ?C¨®mo se llamaba?". Keith Richards.
El tercer disco de Terakaft promete ser una de las sensaciones ¨¦tnicas de la temporada, pero sus integrantes parecen poco impresionados por la expectaci¨®n que generan en el mundo occidental. "De su modo de vida solo siento envidia por detalles como la lluvia", anota Diara con esos ojos negros y trist¨ªsimos apuntando hacia el cielo encapotado. "Todas las dem¨¢s comodidades que tanto aprecian no sirven de nada cuando vives en lo ancho del desierto". Sus canciones son reivindicativas, corajudas, sobre las miserias que a¨²n perviven en el continente negro. "Parece l¨®gico que un hombre como Bono la aprecie. Pero nuestro referente en el terreno del compromiso art¨ªstico ser¨¢ siempre Fela Kuti".
A la espera de que Romann termine su trabajo con Terakaft, el aficionado curioso puede hincarle el diente a dos discos muy recientes, Tarkat tajje / Let's go, de Etran Finatawa (Karonte), y Adagh, de Tamikrest (Nuevos Medios). Pero a¨²n m¨¢s curioso resulta descubrir a Dirtmusic, la alianza de tres santones del rock indie tan cualificados como Chris Eckman (Walkabouts), Hugo Race (Bad Seeds) y Chris Bokaw. El tr¨ªo se ha marcado un debut, BKO, en el que utilizan a Tamikrest como banda de acompa?amiento.
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