Una pesadilla que se muerde la cola
Llega la Feria del Libro y el Retiro no es un bosque, sino un par¨¦ntesis. Fuera del parque, los jud¨ªos se convierten en los nazis, asesinan a inocentes y van a lavar las manchas de sangre a la ONU. Y los hip¨®critas lloran sus l¨¢grimas en blanco sobre las tumbas de los miserables. Y los jueces que quieren investigar las dictaduras son expulsados de sus puestos por los que las defienden. Y la crisis muerde, los derechos se recortan y las colas del paro se hacen m¨¢s y m¨¢s largas, y ya casi llegan hasta una huelga general. Y el mundo est¨¢ tan corrompido que, si se fijan, ¨²ltimamente los peri¨®dicos se han llenado de noticias sobre la basura. En Madrid, por ejemplo, esa historia es una pesadilla que se muerde la cola: primero le dan las concesiones de recogida de los residuos a los jefes de la trama G¨¹rtel; despu¨¦s, el alcalde pone una tasa a los ciudadanos, tal vez para que parte del dinero que roban los ladrones lo devuelvan los atracados; luego, como las vacas flacas han llegado a la ciudad, se anuncia que se suspender¨¢n algunos servicios p¨²blicos; a continuaci¨®n, dicen que habr¨¢ que ahorrar m¨¢s a¨²n y que la forma de hacerlo es que un d¨ªa a la semana, no se recoja la basura, y adem¨¢s eso lo promueve la concejal de Medio Ambiente, ja, ja, ja, qu¨¦ graciosos son. Para rematar la jugada, se dice que, a cambio del recorte, la tasa se tendr¨¢ tambi¨¦n que reducir, alrededor de un 15%. Ellos suman y les da otra cosa, pero lo cierto es que el resultado est¨¢ clar¨ªsimo: al final, vamos a pagar una tasa porque no nos recojan la basura los domingos y los d¨ªas de fiesta. Un negocio redondo cuyo ejemplo, con un poco de mala suerte, cundir¨¢, o sea, que cuando dentro de poco nos cobren un euro por ir al m¨¦dico, luego lo dejar¨¢n en 90 c¨¦ntimos y cerrar¨¢n los ambulatorios los lunes.
En la era de Internet es un acto de magia que miles de lectores se sigan acercando a la Feria del Libro
Pero ahora han llegado junio y la Feria del Libro, es tiempo de lecturas y dedicatorias y el Retiro, tanto si llueve como si no, es un cobijo contra la tormenta. En esta era de Internet, en la que todo lo que sujetaba la escritura empieza a cambiar y el papel deserta de la tinta, es un acto de magia que estos tres fines de semana parezcan un territorio aparte, y que en ese jard¨ªn maravilloso que tiene Madrid en el centro cientos de miles de lectores se sigan acercando a las casetas para comprar una novela o un libro de poemas, charlar un minuto con su autor y llevarse su firma. A Juan Urbano y a m¨ª nos encantan estos d¨ªas y su ceremonia, de hecho, los dos tenemos en casa una estanter¨ªa especial con los libros dedicados, y nos parece que si los sumas, te sale un tesoro. Un libro dedicado es una ventana, y si la abres, ves el d¨ªa en que el escritor at¨® su nombre al tuyo en la primera p¨¢gina: aqu¨ª tengo los de los amigos, Rafael Alberti, ?ngel Gonz¨¢lez, Octavio Paz, Juan Mars¨¦, Jaime Gil de Biedma... o los de los ¨ªdolos de cada ¨¦poca, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, John Ashbery, Ana Mar¨ªa Matute, Aleixandre, Stephen Spender, Mario Vargas Llosa... O los de los h¨¦roes lejanos que un d¨ªa estuvieron cerca, Bob Dylan, Leonard Cohen, Allen Ginsberg... O los de los amigos m¨¢s cercanos a¨²n, Almudena, Luis, Javier, Felipe, Joaqu¨ªn... Cientos, y todos ¨²nicos. Y tal vez este a?o sea el ¨²ltimo en que todo eso pueda ocurrir, porque el que viene, con el libro digital abri¨¦ndose paso en el mercado qui¨¦n sabe si a la literatura le habr¨¢ ocurrido lo mismo que a la m¨²sica, y los libros ya no se comprar¨¢n, sino que se van a piratear. ?Me firma la carcasa del iBook, por favor? Suena horrible.
Juan Urbano y yo nos estuvimos ense?ando dedicatorias, y despu¨¦s fuimos al banco, separamos un poco de dinero para pagar la tasa del Ayuntamiento que har¨¢ que no nos recojan la basura los domingos, y seguramente que el resto de los d¨ªas en lugar de hacerlo de noche lo hagan por la ma?ana, para arreglar el tr¨¢fico de Madrid, y el resto ya lo tenemos en la cartera, esperando a que llegue el s¨¢bado para ir a la Feria del Libro y comprarnos el mejor ant¨ªdoto contra estos tiempos desdichados: un buen libro. En medio de tanta barbarie y tanta pesadilla, este ritual de la cultura es tan hermoso que hasta parece mentira.
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