Contra el 'burka' (que da votos)
Grupos pol¨ªticos agitan el rechazo al velo integral pese a que su uso es marginal - Los expertos apoyan limitarlo, pero temen una prohibici¨®n contraproducente
El burka provoca urticaria a la mayor¨ªa de ciudadanos y partidos pol¨ªticos. Tambi¨¦n a los colectivos musulmanes moderados. Que una mujer se cubra de arriba a abajo atenta contra su dignidad, por m¨¢s que ella insista en que lo hace porque quiere. El velo integral -que incluye tambi¨¦n el niqab- plantea retos en materia de seguridad y cercena cualquier asomo de integraci¨®n. Hasta ah¨ª, el consenso es casi general. Las diferencias surgen cuando el rechazo al burka conduce a preguntar si hay que prohibirlo por ley. Y si los partidos que han abierto este mel¨®n lo hacen en defensa de la laicidad y los derechos de la mujer o por intereses electorales.
Los ejemplos de Francia y B¨¦lgica -que han optado por reprimir el uso de estas prendas en el espacio p¨²blico- y la iniciativa de Lleida, la primera ciudad espa?ola que veta el burka y el niqab en instalaciones municipales, han avivado un debate complejo que, para algunos, es falso y enga?oso. ?Hay que prohibir el burka en pro de los derechos de las mujeres? ?Aun contra su voluntad? Es m¨¢s, con la ley en la mano, ?puede hacerse? Dado que su uso es marginal en Espa?a, ?est¨¢ justificada la ofensiva? ?Va a ser peor el remedio que la enfermedad?
El auge del 'niqab' indica que se afianza una visi¨®n rigorista del islam
Los juristas creen que imponer el veto en la calle es inviable
El soci¨®logo Jordi Moreras -uno de los que m¨¢s a fondo ha estudiado el islam en Catalu?a- ve con buenos ojos la moci¨®n del consistorio de Lleida , aprobada por PSC, CiU y PP. Por dos razones: limita la prohibici¨®n a dependencias p¨²blicas y "se adecua a la l¨®gica local", ya que en ese municipio las relaciones con la comunidad musulmana han sido complejas. Ese experto se muestra reticente, sin embargo, con el goteo de iniciativas similares que ir¨¢n surgiendo, como setas, en Reus, Tarragona, Cunit, El Vendrell, Cervera o T¨¤rrega. Esa extensi¨®n, dice, "da pistas de que los partidos quieren sacar r¨¦ditos pol¨ªticos, cuando estamos hablando de un tema serio".
Los expertos y el colectivo musulm¨¢n acusan a los partidos pol¨ªticos de abrir la veda contra el burka para ganar votos. Seg¨²n esta argumentaci¨®n, los partidos asumen con alegr¨ªa la bandera contra el velo integral, conscientes de que la iniciativa tendr¨¢ buena acogida entre los electores. Seg¨²n una reciente encuesta publicada por el Financial Times, el 63% de los espa?oles apoyar¨ªa el veto al burka, un porcentaje algo inferior al registrado en Francia (70%). De paso, los partidos tradicionales evitan -aun a riesgo de ser tildados de populistas- que grupos xen¨®fobos se apropien de esa misma bandera y la adornen con trazos de islamofobia.
Para los impulsores de la prohibici¨®n, en cambio, se trata de un ejercicio de responsabilidad que, en el marco de una sociedad laica, persigue desterrar pr¨¢cticas machistas y asegurar la igualdad de la mujer. El debate de fondo, sin embargo, se mantiene intacto: ?Se puede prohibir el uso del velo integral, aun cuando una mujer lo lleva por voluntad propia? M¨¢s a¨²n, ?es l¨ªcito cuestionar su testimonio y pensar que luce esas prendas forzada por su pareja o su comunidad? Adem¨¢s, los juristas coinciden en una cosa: suponer que el burka es una opresi¨®n para la mujer es eso, una presunci¨®n que, llegado el caso, habr¨ªa que demostrar.
"Cada cual es libre de vestir como quiera. Si una espa?ola pasea por la calle en bikini, no pasa nada. Y si una mujer quiere llevar burka que lo haga, aunque a m¨ª no me gusta. Llevo 20 a?os en Barcelona y... ?no he visto ninguno!", dice Shahbaz Akhtar, comerciante paquistan¨ª y portavoz de la comunidad chi¨ª.
Seis municipios catalanes, cuatro de Tarragona y dos de Lleida, debatir¨¢n restricciones al velo. La mayor¨ªa pretende seguir el rumbo de Lleida, que lo proh¨ªbe s¨®lo en edificios p¨²blicos. Akhtar se muestra comprensivo en este punto. Una cosa es la calle y otra muy distinta, admite, los servicios p¨²blicos y el lugar de trabajo. "Eso no me parece mal. Siempre que dejen ir con el hiyab", el velo que cubre solo la cabeza.
Como Akhtar, la mayor¨ªa de musulmanes cree que el debate es innecesario. Profetizan, adem¨¢s, que crear¨¢ m¨¢s problemas de los que resolver¨¢. Si los partidos pretenden desterrar el burka de las calles, lograr¨¢n el efecto adverso: mujeres que ni siquiera se hab¨ªan planteado usar esta prenda se pondr¨¢n a la defensiva y lo har¨¢n. "Cuanta m¨¢s expectaci¨®n creas, peor. El debate da alas a discursos populistas y xen¨®fobos y crea malestar en la sociedad", opina el secretario general de la Uni¨®n de Centros Isl¨¢micos de Catalu?a, Mimoun Jalich.
El argumento definitivo contra la prohibici¨®n, insisten los musulmanes y algunos expertos, es que se crea un problema all¨ª donde no lo hay. Son muy pocas las mujeres que se cubren de la cabeza a los pies, dejando solo una peque?a rejilla a la altura de los ojos para ver. "Dudo que sea un problema real en nuestra sociedad. Y el derecho se debe utilizar para combatir problemas reales, no para distraer la atenci¨®n o con fines pol¨ªticos", tercia Zoila Combal¨ªa, catedr¨¢tica de la Universidad de Zaragoza especializada en islam.
"Si se busca la integraci¨®n de los musulmanes, no s¨¦ si prohibir es eficaz. Puede causar el efecto contrario. Lo ideal ser¨ªa aplicar medidas educativas", indica Combal¨ªa, que comparte la opini¨®n de la mayor¨ªa: "Es deseable que el burka desaparezca de nuestras sociedades porque, a diferencia del hiyab, atenta contra la identidad de la mujer al ocultar su rostro y convertirla en un bulto. Un hiyab se puede llevar con dignidad, incluso con elegancia".
En una l¨ªnea similar, Moreras asegura que Europa empieza tolerar el hiyab, porque "tiene que ver con la religi¨®n, la identidad y la voluntad de ser fiel a una tradici¨®n". En cambio, con el velo integral "estamos m¨¢s legitimados para decir que no", porque "rompe la posibilidad de interacci¨®n entre dos personas". A juicio de Moreras, en el subconsciente colectivo se asocia el burka con las im¨¢genes del Afganist¨¢n post 11-S. En 2007, la xen¨®foba Plataforma per Catalunya plante¨® por primera vez la pol¨¦mica, a sabiendas de que esta prenda es pr¨¢cticamente inexistente en la comunidad. "Eso pervirti¨® todo el debate", indica.
Es imposible saber cu¨¢ntas mujeres usan burka en Espa?a. Seg¨²n las estimaciones, son muy pocas. Unas decenas, tal vez. Algo m¨¢s presente est¨¢ el niqab, una prenda relativamente moderna extendida desde Arabia Saud¨ª al Magreb y, de ah¨ª, a la pen¨ªnsula. Que sean m¨¢s o menos, insiste Moreras, no es tan relevante como parece ni resta oportunidad al debate. "No comparto la opini¨®n de los pol¨ªticos de que debemos despreocuparnos porque son pocos. ?Nos preocuparemos cuando sean el 20%? El velo integral es un indicador de la preeminencia y la influencia de los discursos m¨¢s rigoristas", subraya el experto.
La polic¨ªa lo interpreta de modo similar. Aunque no maneja un censo, entiende la presencia de niqabs como una se?al de que se impone una visi¨®n muy conservadora del islam. Ocurre, por ejemplo, en Santa Coloma de Gramenet (en el ¨¢rea de Barcelona) y en localidades de Tarragona. "El uso de una prenda tiene connotaciones ideol¨®gicas. Lo mismo en el islam que en el mundo neonazi o en las bandas latinas", precisa un mando policial.
El velo integral, a?ade ese mismo mando, no es un factor de inseguridad en s¨ª mismo. Pero s¨ª puede plantear problemas de identificaci¨®n en un momento dado. Por ejemplo, si entra en juego una c¨¢mara de seguridad para resolver un delito. "Pero pasar¨ªa igual con un chico que llevara gorra y gafas de sol", matiza.
F¨¢tima Ghailan, la mediadora cultural de Cunit (Tarragona) acosada supuestamente por la comunidad isl¨¢mica del municipio, conoce bien estas y otras situaciones porque las vive d¨ªa a d¨ªa. Ghailan critica el escaso conocimiento de los responsables pol¨ªticos, que "siempre tienen a interlocutores masculinos". "?C¨®mo van a saber algo de las mujeres? Sus preocupaciones son otras. Algunas llevan 10 a?os aqu¨ª y a¨²n no saben hablar espa?ol ni catal¨¢n. Primero han de conocer sus derechos y deberes, y luego ya decidir¨¢n por ellas mismas qu¨¦ quieren vestir".
Para Dolors Bramon, profesora de estudios ¨¢rabes e isl¨¢micos en la Universidad de Barcelona, el debate tambi¨¦n es "innecesario e inoportuno". Pero se muestra favorable a la prohibici¨®n. A diferencia de otros expertos, Bramon no considera que el velo integral sea un insulto para la mujer que lo lleva, y recuerda que el Cor¨¢n no indica en absoluto que la mujer deba ir vestida de esa forma. Pese a admitir que vetar el burka puede traer una reacci¨®n de las comunidades, insiste en prohibirlo con el argumento de la seguridad. "Quiero saber qui¨¦n tengo sentado al lado en el autob¨²s", resume.
Bramon habla de prohibici¨®n en espacios p¨²blicos, pero no en la calle porque, sospecha, ser¨ªa inviable legalmente. En eso coinciden diversos juristas. Solo podr¨ªa hacerse, dicen, si el uso de la prenda vulnerase los derechos fundamentales de otras personas o atentase contra el orden p¨²blico. Si no, no est¨¢ justificado. Concluye Moreras: "Parad¨®jicamente, har¨ªamos como la polic¨ªa moral de Ir¨¢n, que persigue a la gente que no viste de forma adecuada".
La prohibici¨®n del velo integral en Europa
- Francia. En junio de 2009, el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, afirm¨®: El burka no es bienvenido en territorio franc¨¦s. Desde entonces, Francia se ha volcado en prohibir el velo integral. El proyecto del Gobierno prev¨¦ sancionar el uso del burka y el niqab (y toda prenda destinada a disimular el rostro) en todo el espacio p¨²blico. El texto prev¨¦ multas de hasta 150 euros y castigar¨¢ a quien lo imponga: 15.000 euros y un a?o de c¨¢rcel por atentar contra la dignidad humana. El Consejo de Estado, alto ¨®rgano consultivo del pa¨ªs, ha rechazado la ley porque presenta fuertes incertidumbres inconstitucionales. El texto, de todos modos, ser¨¢ sometido a la votaci¨®n del Parlamento en julio. Oficialmente, unas 2.000 mujeres visten el burka en Francia.
- B¨¦lgica. En abril, la C¨¢mara baja de B¨¦lgica vot¨® a favor de la ilegalizaci¨®n de toda vestimenta que oculte el rostro de las mujeres musulmanas en espacios p¨²blicos, ya que ese complemento, dicen, enmascara una condici¨®n de esclavitud. Prev¨¦ multas de 25 euros.
- Holanda. Las universidades proh¨ªben el acceso a las aulas de j¨®venes completamente cubiertas por razones de seguridad.
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