"Sud¨¢frica es libre, pero solo tiene una parte de la libertad"
Winnie Mandikizela-Mandela se sienta en la cafeter¨ªa del C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid y observa por los ventanales el trasiego de la calle de Alcal¨¢ y la Gran V¨ªa. A sus 73 a?os, esta pol¨ªtica sudafricana, l¨ªder de la Liga de Mujeres del Congreso Nacional Africano, ex esposa del Nobel Nelson Mandela, encarcelada en los a?os de lucha contra el apartheid, juzgada despu¨¦s por sospecha de torturas y de incitaci¨®n al asesinato, y condenada por fraude y robo de fondos p¨²blicos, se considera solo, adem¨¢s de "abuela de muchos nietos", "una luchadora por la libertad". "?C¨®mo desear¨ªa que todos los pueblos fuesen libres!", dice.
"Odio hablar de m¨ª misma", advierte, y se arranca con una bater¨ªa de preguntas: "?Por qu¨¦ no se ven africanos por las calles? Pens¨¦ que el Gobierno espa?ol ten¨ªa problemas con la inmigraci¨®n africana, pero no he visto m¨¢s africanos que nosotros, ?d¨®nde est¨¢ el problema?". Y mira las calles.
La ex de Mandela repasa los errores de su causa. Ahora lucha por el S¨¢hara
La ex esposa de Mandela perdi¨® en los tribunales buena parte de su brillo, pero a¨²n mantiene un halo de s¨ªmbolo de otra era capaz de captar la atenci¨®n. En ?frica se le escucha, y tambi¨¦n en Madrid, donde ha participado en unas jornadas sobre el S¨¢hara. En su conferencia, vestida de imponente traje azul cobalto hasta los pies, ha sido dura. Ha hablado del olvido del S¨¢hara o de la cooperaci¨®n de los Gobiernos occidentales con el Ejecutivo marroqu¨ª "por intereses pol¨ªticos y econ¨®micos". Y comenta que ha o¨ªdo que el Gobierno espa?ol prefiere estar a bien con Marruecos tambi¨¦n para no convertirse en la puerta de Europa de la inmigraci¨®n subsahariana. Y no lo entiende: "En Madrid no veo que haya tal invasi¨®n de africanos".
Mientras llegan los caf¨¦s, contesta una y otra vez al tel¨¦fono m¨®vil. Se disculpa. Un miembro del equipo de seguridad de Nelson Mandela (al que llaman Tata, pap¨¢), un chico de 29 a?os, ha sido hallado muerto y mutilado cerca de Soweto. Habla con el padre del muchacho, le dice que intentar¨¢ ir al entierro. "?C¨®mo puede nadie matar a otra persona?", se indigna, "?con qu¨¦ derecho? ?Por qu¨¦ se matan los seres humanos?". Tal vez esta Sud¨¢frica ya libre y democr¨¢tica a punto de celebrar el Mundial de f¨²tbol tiene a¨²n mucha violencia que solucionar. "S¨ª, somos un pa¨ªs libre; pero ahora nos hemos dado cuenta de que la libertad pol¨ªtica sin la econ¨®mica no es libertad, es solo una parte", admite. "Mientras luch¨¢bamos por la liberaci¨®n, cometimos el error de ignorar que el desarrollo econ¨®mico es imprescindible para cumplir las promesas que hicimos a la gente". Y s¨ª, en Sud¨¢frica hay violencia, "?y d¨®nde no?". "Ir¨¢n, Camboya, Tailandia. En Jamaica, por ejemplo, ha habido m¨¢s de 40 muertos porque se quieren llevar a un narco. De las v¨ªctimas, solo dos eran polic¨ªas. Y S¨¢hara Occidental, con campos de refugiados a 50 grados, gente reprimida, torturada".
Pide otro caf¨¦ con la leche muy caliente. "Queremos prevenir que esos j¨®venes que viven en los campos del desierto, sin futuro, se rindan a la desesperaci¨®n. Cuando no tienes esperanza, puedes sucumbir a la brutalidad. Entregar tu vida no es ponerte una bomba al pecho, sino luchar para ver tu sue?o hecho realidad. Nosotros sufrimos, y conseguimos salir del sufrimiento. Ellos tambi¨¦n lo conseguir¨¢n".
![Winnie M.-Mandela no quiere hablar de su vida.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/TWKIGBUQIBNBW5GHUF3RZEMKNY.jpg?auth=23ea56d7377a0f701539d914b98e53c1cc5507627422456b763e94d2e77effb4&width=414)
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