A¨²n es pronto
Como su propio nombre, mitad popular y mitad aristocr¨¢tico, Blas de Otero siempre son¨® a dos cosas distintas: una persona normal y un h¨¦roe, un poeta conocido y un misterio. Su imagen era la de un abanderado, pero los rumores que corr¨ªan sobre ¨¦l hablaban de alguien con tendencias depresivas, fr¨¢gil hasta el desamparo, en perpetuo equilibrio entre la convicci¨®n de sus versos y la inseguridad de su car¨¢cter. Por si eso no fuera suficiente, tras su muerte empezaron a correr leyendas que hablaban de este libro, Hojas de Madrid con La galerna que, seg¨²n se dec¨ªa, era la cumbre de su obra. Exageraban, pero no importa, porque todo lo que nos fascinaba de ¨¦l est¨¢ aqu¨ª, aunque sea con menos fuerza que en sus libros mayores y a pesar de que el conjunto resulte agotador, desde el atrevimiento a veces extremo de un poeta que parece sospechar que la vanguardia est¨¢ en la prosa hasta su mezcla exacta de tradici¨®n y modernidad. Y, sobre todo, est¨¢ esa voz com¨²n e inolvidable que nos fascinaba a los poetas que empez¨¢bamos a calentar motores a principios de los ochenta; ese personaje que usa sus dudas como laboratorio para poder ponerse como ejemplo; que se nombra una y otra vez en los poemas -"d¨®nde est¨¢ Blas de Otero"; "hay que vivir, Blas de Otero, tienes que seguir viviendo"; "qu¨¦ m¨¢s quieres, Blas de Otero, a ti te digo"; "hablo a los hombres, hablo a Blas de Otero"; "fecho y firmo, Madrid diecinueve de diciembre de siempre, Blas de Otero"; "para qu¨¦ tanto libro, pobre Blas de Otero, cont¨¦stame, / para qu¨¦ escribiste tanto"; "Blas cruza la vida"; "dentro de poco nos veremos, / Blas de Otero; "puesto que estamos solos, / yo y t¨², Blas de Otero"; "Blas de Otero, / que viene la muerte / y te coge desprevenido"...- y que ofrece su ideolog¨ªa como aval de sus obras: "Yo soy un ¨¢ngel fieramente humano / todo lo humano es asunto m¨ªo". Blas de Otero quer¨ªa escribir "la poes¨ªa en los siglos futuros con el pan en medio de la mesa y un avi¨®n a Marte todos los mi¨¦rcoles". Este libro, por lo tanto, llega demasiado pronto, cuando la segunda parte de su deseo ya es casi verdad pero la primera a¨²n est¨¢ muy lejos de cumplirse. Sigue pareciendo el mejor poeta de su generaci¨®n.
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