"Dejar¨¦ una parte peque?a de mi dinero a mis hijos"
El plan era que yo iba a invitar a comer a Bill Gates. Hab¨ªamos quedado en Barcelona a las 14.30 el jueves y, s¨ª, yo pagaba. Tendr¨ªa una contraportada de EL PA?S y una historia para aburrir a mi familia y amigos hasta el fin de los tiempos. Mis nietos se la contar¨ªan a los suyos. "Mi bisabuelo invit¨® una vez a comer al hombre m¨¢s rico del mundo". Bueno, el mexicano Carlos Slim le acaba de relegar al segundo puesto pero en lo que va de siglo el megamillonario n¨²mero uno ha sido el due?o y fundador del omn¨ªvoro gigante de la inform¨¢tica Microsoft.
Cuanto m¨¢s extravagante la comida, mejor. Es verdad que solo me iban a conceder 25 minutos, y hay un l¨ªmite a lo que uno se puede gastar en un tapeo, por m¨¢s bueno que sea el jam¨®n, o el caviar. Pero el gesto hubiera tenido su puntito fil¨¢ntropico, ya que el dinero, en vez de gast¨¢rselo ¨¦l se lo podr¨ªa haber ahorrado para alimentar la que es hoy la pasi¨®n de su vida, la Fundaci¨®n Gates, que opera en 100 pa¨ªses y ha invertido m¨¢s de 33.000 millones de d¨®lares (27.500 millones de euros) procedentes del patrimonio de Gates y su esposa, Melinda, para combatir la pobreza y su hermana gemela, la enfermedad.
"El objetivo es que mis hijos sientan la necesidad de trabajar"
"En mi labor en la fundaci¨®n aprendo. Hay muchos desaf¨ªos"
"Carlos Slim est¨¢ empezando a hacer una filantrop¨ªa muy buena"
"He donado tanto que seguir¨¦ cayendo en los 'rankings' de ricos"
Pero la comida se cancel¨®. Se le estrope¨® el avi¨®n (privado, obviamente) antes de despegar de Nueva York y solo lleg¨® a Barcelona, en otro avi¨®n privado, el jueves por la noche. No fui el ¨²nico damnificado. Unas 600 personas citadas a mediod¨ªa del jueves para o¨ªrle dar una conferencia tambi¨¦n se quedaron colgadas. Y ni hablar de la pobre gente que se hab¨ªa pasado meses preparando el gran evento.
Algo, al final, logramos montar: un hueco de 10 minutos para m¨ª a las 9.40 de ayer. Con lo cual no hab¨ªa tiempo ni siquiera para comprarle un caf¨¦. La posibilidad de lograr una exclusiva mundial, de revelar algo sobre los gustos gastron¨®micos de Bill Gates, se esfum¨®.
Entr¨¦ en un saloncito del Museo de la Ciencia de Barcelona acompa?ado de una inglesa, encargada de comunicaci¨®n para la Fundaci¨®n Gates, otro se?or que no se identific¨®, y Gates, vestido de traje claro y corbata amarillenta. Desde el principio al fin de la (breve) entrevista, ni la inglesa ni el otro dejaron ni un instante de tomar, fren¨¦ticamente, apuntes. Relajado y sonriente, como aparentemente inconsciente del torbellino de actividad nerviosa que generaba a su alrededor, Gates no podr¨ªa haber estado m¨¢s tranquilo, como si yo fuera un invitado a tomar el t¨¦ un domingo por la tarde en su casa, sin l¨ªmites de tiempo. Lo cual fue un problema. Intent¨¦ explicarle cuando empezamos que, como dispon¨ªamos de poco tiempo, y ten¨ªa unas 15 preguntas, que intentara calibrar sus respuestas. Logr¨¦ hacerle seis.
La primera, ?qu¨¦ porcentaje de su tiempo dedica a la fundaci¨®n? "M¨¢s del 90%". La segunda, ?por qu¨¦ lo hace, para buscarse una recompensa en el cielo? ?Por qu¨¦ no se dedica a comprar caballos de carreras o clubes de f¨²tbol ingleses, como hacen los dem¨¢s s¨²per ricos del mundo?
"Mucho me temo que no disfrutar¨ªa de eso", responde, ri¨¦ndose, y esquivando el aspecto religioso de la pregunta. "Todos los trabajos tienen sus recompensas. Este trabajo es tan amplio. Puedo de repente encontrarme pasando el d¨ªa con Rahul Gandhi [hijo del asesinado primer ministro hind¨², Rajiv], que sabe muchas cosas que yo no s¨¦. O con el doctor Alonso [Pedro Alonso, m¨¦dico espa?ol] que ha dedicado su vida a la malaria. Una persona extraordinaria. Este trabajo tiene mucha variedad. Aprendo, hay grandes desaf¨ªos y me siento bien haci¨¦ndolo. Consegu¨ª esta enorme fortuna con mi trabajo en Microsoft y no creo que d¨¢rsela a mis hijos fuera bueno para ellos, o bueno para la sociedad... Realmente es un trabajo divertido y me hace sentir bien saber que va a tener un impacto positivo. La riqueza de lo que hago me entusiasma cada d¨ªa".
Gates, a diferencia de otras personas famosas que uno entrevista, no da ninguna sensaci¨®n de aburrimiento, de que preferir¨ªa estar haciendo otra cosa, en otro lugar. Se concentra, utiliza su tiempo con seriedad y transmite aquella combinaci¨®n de inteligencia hiperactiva y entusiasmo juvenil, ilimitado, que define a los estadounidenses triunfadores. Tiene 54 a?os pero parece poseer la energ¨ªa vital de un joven de 24, listo para comerse el mundo. Da la impresi¨®n de ser un hombre satisfecho y feliz.
-?No se pregunta a veces si realmente es tan necesario lo que hace, ya que la gente de un pa¨ªs rico como Suiza no es siempre tan feliz como los pobres a los que ayuda en, por ejemplo, Tanzania? Todos nos morimos, la vida es dura de diferentes maneras, ?por qu¨¦ no dejar las cosas como est¨¢n?
-Una cosa que sabemos sobre la felicidad es que cuando te tienes que preocupar por si tus ni?os van a vivir o morir o, si no tienes suficiente para comer, la vida es muy dura. Ahora, una vez que llegas a cierto nivel de ingresos y esas cosas no te preocupan, el tema se complica. Pero mientras est¨¦s tratando estas cuestiones b¨¢sicas, como, ?mi hijo conseguir¨¢ su medicina? ?Tendremos suficiente para comer? Es otra cosa. Hay una parte que no se acaba de explicar de por qu¨¦ los adultos en los pa¨ªses pobres mueren tan j¨®venes, y probablemente tenga que ver con el estr¨¦s bajo el que viven".
-?Dejar¨¢ dinero a sus hijos?
-Les dejar¨¦ dinero pero el porcentaje ser¨¢ muy bajo. Mi mujer y yo hablamos bastante de lo que podr¨ªa ser la cantidad indicada. El objetivo ser¨ªa dejarles lo suficiente para que sientan la necesidad de trabajar y hacer algo, pero sin sentir que se tienen que preocupar. Ahora (sonr¨ªe), ?existe un n¨²mero que corresponda con ese m¨¢gico equilibrio?
-Hablando de n¨²mero, ?le ha molestado ver que este a?o ha descendido del primer puesto de los m¨¢s ricos del mundo?
-Bueno, es fant¨¢stico que otra gente tenga dinero y que, esperemos, busque formas de devolverlo a la sociedad, y que disfruten de hacerlo. Carlos Slim est¨¢ empezando a hacer una filantrop¨ªa muy buena y es buen¨ªsimo que tenga los medios para poder hacerlo. Cuanto m¨¢s, mejor, si vamos a poner el dinero a trabajar para el bien".
-?Y su ca¨ªda en los rankings?
-(En su respuesta Gates delata un sutil, y algo inesperado, punto de vanidad). He donado tanto de mi dinero que seguir¨¦ cayendo en los rankings. Si no hubiera donado mi dinero tendr¨ªa casi el doble de lo que tengo".
La inglesa nos interrumpe, en este preciso instante, para decir que me queda una pregunta. Con lo cual lo que le quer¨ªa preguntar sobre el cambio clim¨¢tico, la crisis econ¨®mica, su fe (o no) religiosa, qu¨¦ le gustar¨ªa hacer que no ha hecho en la vida, si Steve Jobs tiene raz¨®n cuando dice que la era del PC se est¨¢ acabando, si la tecnolog¨ªa realmente ha hecho un mundo mejor, si el futuro de los periodistas y gente como yo que nos dedicamos a vender palabras est¨¢ condenado a la extinci¨®n tendr¨¢ que esperar para otro d¨ªa. Porque quer¨ªa saber algo de su vida personal. Y estuvo bien que apunt¨¦ por ese lado ya que Gates revel¨® que, m¨¢s all¨¢ de su filantrop¨ªa, su genialidad cient¨ªfica, su talento para los negocios y su pragmatismo tambi¨¦n es un hombre rom¨¢ntico.
Hab¨ªa le¨ªdo que en el techo de la biblioteca de su casa en Seattle ten¨ªa escrita una cita de El Gran Gatsby, de Scott Fitzgerald, una novela de millonarios y grandes amores. Jay Gatsby, el protagonista, se enamor¨® de Daisy cuando eran j¨®venes, pero se separaron, ella se cas¨® con otro y, aunque ¨¦l gan¨® una enorme fortuna, nunca la olvid¨®. Pasados los a?os, se compra una casa frente a la de Daisy, al otro lado de una bah¨ªa. Hay una luz en el muelle de la propiedad de Daisy. De noche, Jay observa la luz, a?orando a su viejo amor.
"A mi esposa y a m¨ª nos gust¨® El Gran Gatsby. Cuando nos conocimos [ella trabaja en Microsoft] ten¨ªamos una rutina. Ella prend¨ªa una luz verde en su despacho cuando estaba libre y yo pasaba a verla. En El Gran Gatsby Daisy ten¨ªa esa luz en el muelle que ¨¦l miraba desde su hermosa casa. La cita del libro que se me qued¨® grabada fue, 'Hab¨ªa venido de tan lejos para realizar su sue?o, que no pod¨ªa fracasar en su intento de conseguirlo' ("He had come so far to realize his dream, he could hardly fail to grasp it.") As¨ª que, s¨ª, la cita tiene que ver con mi esposa y aquella luz verde".
La ternura del momento lo interrumpi¨® la inglesa. Se acab¨® la entrevista. Hab¨ªan pasado ocho minutos y 39 segundos pero ella se puso de pie, Gates tambi¨¦n y no hubo posibilidad de insistir, como tampoco hubo oportunidad de saber qu¨¦ le gusta comer al magnate m¨¢s famoso del mundo, mucho menos de pagarle una comida. Hab¨ªa agua, zumo, refresco y unas galletas en el saloncito. Pero Gates, atento a mis pobres preguntas, ni siquiera las vio.
!['DECEPCIONADO CON EL 'TIJERETAZO'. Bill Gates dijo ayer ser consciente de las dificultades econ¨®micas que atraviesa Espa?a. No obstante, calific¨® de "decepcionante, doloroso y desafortunado" el recorte en la ayuda oficial al desarrollo decidido por el Gobierno como parte de su plan de austeridad.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/F37ZIXDLH6NYJ7F4SM6LZOSRAQ.jpg?auth=44e4d2fda2c4581db49b7fa98c8e9f2181dbdf020a8f5960f1638951bdf5e1e3&width=414)
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