Al final, el menos malo
El Caja Laboral sella el fracaso del Madrid y disputar¨¢ el t¨ªtulo al Barcelona
Los partidos, y las eliminatorias, se ganan de dos formas. Una, siendo el mejor. Otra, mostr¨¢ndote el menos malo. El Caja Laboral jugar¨¢ la final de la ACB despu¨¦s de un encuentro muy deficiente en lo que a calidad y acierto se refiere y que en la mayor parte de su desarrollo solo se sosten¨ªa por la incertidumbre del resultado.
Fue tal la cantidad de errores por ambas partes, la rigidez de los jugadores y la incapacidad de los dos equipos para enlazar varias jugadas con coherencia que el espect¨¢culo qued¨® reducido a una pelea con mucho coraz¨®n y no tanta clarividencia. Al cabo, y como corresponde a lo m¨¢s frecuente en un quinto encuentro, venci¨® el de casa, lo que, al menos, pone en valor las 34 interminables jornadas de la temporada liguera.
CAJA LABORAL 64 - REAL MADRID 56
Caja Laboral: Huertas (8), Oleson (5), San Emeterio, (7), Teletovic (10) y Splitter (18) -quinteto inicial-, Ribas, English, Herrmann (4), Eliyahu (10), Golubovic (2) y Palacio.
Real Madrid: Prigioni (3), Bullock (4), Velickovic (6), Reyes (13) y Tomic (7) -quinteto inicial-, Llull (13), Jaric (1), Lavrinovic (4), Vidal (3) y Van den Spiegel (2).
?rbitros: Mart¨ªn Bertr¨¢n, Garc¨ªa Ortiz y P¨¦rez Pizarro.
Quinto y ¨²ltimo partido de las semifinales de la ACB, disputado en el Buesa Arena, de Vitoria, ante 9.150 espectadores.
4? CUARTO
3? CUARTO
2? CUARTO
1? CUARTO
18-12
10-11
18-20
18-13
Para el equipo blanco, lo peor es que los cambios parecen de nuevo inevitables
Siendo un juego de cinco contra cinco, fue en la aparente sencillez del dos contra dos donde los de Vitoria hallaron la v¨ªa m¨¢s eficaz para sobrevivir. Las habituales conexiones de Marcelinho o San Emeterio con Splitter o Eliyahu nunca fueron bien contrarrestadas por los madridistas y con esta estrategia el Caja Laboral pudo soslayar su evidente inferioridad debajo de ambas canastas.
El juego interior del Baskonia empieza y termina en Splitter, sin discusi¨®n el hombre de la serie, pero que, l¨®gicamente, no puede con todo. De muchas cosas tiene que arrepentirse el Madrid y una de las m¨¢s lacerantes fue su incapacidad para sacar mayor provecho de su superioridad en esa zona. Tomic pec¨® otra vez de biso?ez, Reyes tard¨® bastante en darse cuenta de que a siete metros del aro no hace ni la mitad de tarea y Lavrinovic perdi¨® una nueva oportunidad de reivindicarse. Pero no solo fue cuesti¨®n de p¨ªvots. El emparejamiento Velickovic-San Emeterio ped¨ªa cargar a¨²n m¨¢s el juego por dentro, pero ni por esas.
Salvo los primeros minutos del Caja Laboral, en los que intent¨® atemorizar al Madrid (17-8, m. 8), todo fue una negra espesura de choques, faltas personales, cambio tras cambio, errores y miedo, mucho miedo. M¨¢s que a meter puntos, parec¨ªa que se jugaba al desgaste psicol¨®gico, a no ser el primero que se derrumbase, pues ninguno de los dos equipos daba la impresi¨®n de estar capacitado para superar una situaci¨®n de clara desventaja.
El Caja Laboral anotaba cuando el esp¨ªritu de Stockton y Malone se hac¨ªa presente y el Madrid sacaba r¨¦dito de su mayor envergadura. Splitter hac¨ªa mucho da?o y Llull, medio lesionado, lo compensaba todo lo que pod¨ªa. Total, que se lleg¨® a la zona de definici¨®n con todo pendiente (56-54 a falta de cuatro minutos).
Despu¨¦s de perder los dos primeros partidos del duelo, Ettore Messina declar¨® p¨²blicamente su decepci¨®n por la falta de instinto asesino de sus jugadores. Desde luego, si hab¨ªa en su frase un intento de espolear a sus hombres, no surti¨® efecto alguno. En el territorio m¨¢s exigente, el Madrid volvi¨® a naufragar, anotando una sola canasta en cuatro minutos. Cerrando as¨ª los partidos, ni se puede ni se merece llegar m¨¢s lejos.
Con su derrota se confirma el fracaso del Madrid esta temporada, muy lejos de las expectativas que cre¨® la llegada de Messina y los numerosos fichajes que se realizaron el pasado verano. La mayor¨ªa terminan en el anonimato o provocando muchas preguntas sobre la idoneidad de sus contrataciones.
Las rotaciones y el reparto de los minutos han sido complicados de entender en muchos partidos y a nadie le ha pasado inadvertido que, al final, sobre Reyes, Llull y hasta Bullock se ha depositado de nuevo el futuro blanco, con Tomic como ¨²nica aportaci¨®n s¨®lida. Lo peor del caso es que un buen n¨²mero de cambios parece de nuevo inevitable.
Mientras el Madrid entra en una fase de reflexi¨®n, al Caja Laboral le espera el Barcelona, lo que no se sabe si es un premio o un castigo. Lo que parece claro es que, jugando como lo ha hecho en esta serie, los azulgrana no tendr¨¢n piedad de ¨¦l y la Liga echar¨¢ el cierre a las primeras de cambio.
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