Unas elecciones raras
El Bar?a elige presidente el pr¨®ximo domingo es unas elecciones bastante peculiares. En primer lugar, porque el gran momento deportivo del Bar?a y la unanimidad de los candidatos al inclinarse ante el liderazgo de Guardiola da a las elecciones un cierto aire de tr¨¢mite. Gane quien gane, Guardiola est¨¢ all¨ª. En segundo lugar, porque el candidato indiscutible, el que, evidentemente, arrasar¨ªa si se presentara, por supuesto Josep Guardiola, no participa en la contienda, sino que la observa en silencio, sabedor de que cualquier gesto suyo podr¨ªa decantarlas de un lado o de otro. Y, en tercer lugar, porque la bendici¨®n del presidente saliente, a pesar de los ¨¦xitos deportivos del club durante su gesti¨®n, no aporta nada a la pelea, hasta el punto de que el candidato continuista parece el peor colocado del cuarteto. Todo ello en un contexto impregnado por los vapores de la crisis, que contribuye a que las elecciones no hayan adquirido la atenci¨®n ciudadana de otras ocasiones.
El gran momento deportivo del Bar?a y el liderazgo para todos de Guardiola da a los comicios un cierto aire de tr¨¢mite
Los candidatos afrontan una campa?a rara. No hay debate deportivo, cosa ins¨®lita en un equipo de f¨²tbol, porque Guardiola tiene la primera y la ¨²ltima palabra en esta materia. Las cr¨ªticas a la gesti¨®n anterior son comedidas, porque el candidato continuista es el de m¨¢s bajo perfil y ha sido elegido despu¨¦s de fracasar otras opciones. Y porque haya la sensaci¨®n de que el laportismo sale derrotado de antemano. Alg¨²n d¨ªa se estudiar¨¢ en las facultades de comunicaci¨®n este extra?o caso de un presidente que ha dado inmejorables resultados al club y, sin embargo, se va con escaso reconocimiento por parte de los socios. Se desprenden de este hecho algunas lecciones para los aspirantes a sucederle. Primera: las formas son muy importantes en una instituci¨®n tan tradicional. Laporta muy pronto dio s¨ªntomas de tener m¨¢s vanidad que orgullo. Segunda: el socio es muy sensible a la utilizaci¨®n del cargo de presidente en beneficio personal y ha cundido la idea de que Laporta lo ha usado como v¨ªa de promoci¨®n econ¨®mica y pol¨ªtica. Tercera: en el momento m¨¢s delicado, despu¨¦s de la ins¨®lita moci¨®n de censura que castig¨® al presidente, apareci¨® Guardiola como salvador. Y los dem¨¢s quedaron reducidos al papel de comparsas.
Uno de los pocos temas de campa?a ha sido la despolitizaci¨®n del club, despu¨¦s de que durante su mandato Laporta haya intentado convertirlo en punta de lanza del nacionalismo independentista, con m¨¢s o menos fortuna. El debate sobre la despolitizaci¨®n en el f¨²tbol es perfectamente absurdo porque el f¨²tbol, como todo fen¨®meno canalizador de sentimentalidades colectivas, est¨¢ politizado de arriba abajo. Y hace una eficiente funci¨®n social de sublimaci¨®n de conflictos que desplaza tensiones desde otros espacios sociales mucho m¨¢s delicados.
El mismo hecho de que los cuatro candidatos tengan ra¨ªces en el mundo del nacionalismo conservador -en Converg¨¨ncia i en Uni¨®- dice mucho de la temperatura pol¨ªtica media de la sentimentalidad del barcelonismo. Como tampoco es irrelevante que de una forma u otra los cuatro candidatos hayan estado vinculados al Elefant Blau (aunque Rossell lleg¨® m¨¢s tarde, cuando se convirti¨® en candidatura). Mi amigo Armand Carab¨¦n, decisivo en la creaci¨®n de aquel grupo, que surgi¨® de la oposici¨®n al invicto presidente N¨²?ez, probablemente no se imaginaba la importancia que iba a tener en la historia reciente del Bar?a. Fue el motor de la renovaci¨®n generacional que se tradujo en la victoria de la candidatura de Laporta sobre el establishment barcelonista. La edad de los cuatro candidatos, todos en torno a los 45 a?os, confirma que el Bar?a ha sido una de las instituciones catalanas que ha realizado un cambio generacional m¨¢s profundo.
La campa?a, pues, parece destinada a dar poco de s¨ª. Marc Ingla ha optado por la denuncia de corruptelas de los adversarios. En esta materia o se tiene una bomba informativa y se liquida al rival por la contundencia de los hechos, o, a base de dar pellizcos de monja, no se llega a ninguna parte. N¨²?ez podr¨ªa darle alguna ense?anza. En cualquier caso, teniendo en cuenta la escasa entidad del candidato continuista, Ferrer; teniendo en cuenta que la candidatura de Marc Ingla es de segundo plato, porque el l¨ªder ten¨ªa que ser Ferran Soriano, al que se lo impidi¨® su posici¨®n en Spanair, tengo la impresi¨®n de que la verdadera elecci¨®n est¨¢ entre Sandro Rossell y Agust¨ª Benedito. Sandro, el candidato preferido de las ¨¦lites econ¨®micas y pol¨ªticas, lleva la ventaja de un trabajo preparatorio muy serio en los dos ¨²ltimos a?os. Benedito, que se alej¨® del grupo cuando Laporta dio los primeros s¨ªntomas del s¨ªndrome del nuevo rico, es hoy el m¨¢s genuino representante del esp¨ªritu del Elefant Blau.
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