Descampado
Este Fabio, ay dolor, que ves ahora campus de soledad, mustio collado iba a ser la vanguardista sede de la anacr¨®nica Justicia espa?ola. Del legajo y de la "brida", del cartapacio y el mamotreto, en el campus de Valdebebas se iba a producir el vertiginoso viaje a la modernidad digital, arruinado por la falaz coyuntura econ¨®mica. Una sola foto de Santi Burgos en las p¨¢ginas de este peri¨®dico resume la tragedia de esta colosal operaci¨®n abortada en sus inicios: en primer t¨¦rmino, unas docenas de ladrillos abandonados a su suerte en medio de un devastado solar, al fondo tras dos hileras de escu¨¢lidos arbolillos, la achaparrada silueta en forma de hongo del que iba a ser el Instituto de Medicina Legal, edificio ¨²nico e inconcluso de un campus que no pas¨® de descampado por mucho que abonaran el suelo desparramando euros del presupuesto comunitario.
El fallido Instituto de Medicina Legal ser¨¢ un monumento a la vacuidad y la incompetencia
Iban a globalizar la justicia y se les pinch¨® el globo, el inmueble del fallido instituto m¨¦dico parece eso, un globo deshinchado y perplejo. La Justicia necesitaba m¨¢s jueces, m¨¢s secretarios y funcionarios, m¨¢s medios y otros remedios, pero en la Comunidad de Madrid les iban a dar ladrillos, muchos ladrillos, ladrillos de dise?o para que los apilaran prestigiosos arquitectos llamados a concurso.
La colocaci¨®n de la primera piedra del parque tem¨¢tico de la Justicia, con cuarteto de cuerda incluido, sali¨® por un pico, un milloncejo de euros, m¨¢s o menos. Considerando que iban a ser 20 los edificios a construir, nos queda el consuelo de habernos ahorrado una pasta en primeras piedras. Gastos suntuarios para un proyecto suntuoso. Megaproyecto le llamaban sus mentores que pensaban financiar su bab¨¦lica obra mediante la venta de los inmuebles que ocupan los diferentes juzgados de la capital, operaci¨®n frustrada por la ca¨ªda del mercado inmobiliario.
Iba a ser lo comido por lo servido, un cuento de la lechera con el final previsto y su tard¨ªa moraleja: con lo que nos den por la venta de los juzgados las constructoras pagaremos a las mismas, o a diferentes compa?¨ªas para que edifiquen la edificante megal¨®polis justiciera. El fallido Instituto de Medicina Legal, construido en un 90%, va a ser clausurado antes que inaugurado.
No habr¨¢ cad¨¢veres ni forenses en Valdebebas. A los segundos seguro que les hac¨ªa ilusi¨®n trabajar en un centro moderno al estilo del CSI de las series de EE UU.
Hasta hoy, para mantenerles encerrados y sumisos en las anticuadas instalaciones del Instituto Anat¨®mico Forense, la Comunidad les hab¨ªa vendido su pronto trasvase al rutilante inmueble que carece, y parece que seguir¨¢ careciendo, de luz y de saneamientos, de l¨ªneas telef¨®nicas y cableados imprescindibles. Vac¨ªo, sellado y vigilado por sus promotores, el edificio ser¨¢ un b¨²nker y un monumento a la vacuidad, la incompetencia y el despilfarro. Para descargar culpas uno de los funcionarios implicados en el proyecto declaraba que las maquetas hab¨ªan salido muy caras. Los mentores del proyecto, la Sociedad An¨®nima del Campus de la Justicia, estaban vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Las maquetas de lujo viajar¨ªan en autobuses por la Comunidad para promocionar entre los madrile?os el futuro emporio justiciero, vender¨ªan aire, promocionar¨ªan los flatulentos aires de grandeza del megaproyecto macroencef¨¢lico, del hiperespacio pluscuamperfecto que nunca se concretar¨ªa.
Interrogado al respecto, Francisco Granados, consejero justiciero, declar¨® no saber nada sobre los gastos del proyecto y justific¨® su ignorancia explicando que tampoco estaba al tanto de lo que se pod¨ªa gastar la Consejer¨ªa de Deportes en adquirir una papelera. A esa papelera han ido a parar, de momento y seg¨²n el PSOE, 300 millones de euros, una cifra muy por encima del presupuesto inicial y es que las maquetas, los cuartetos de cuerda y las papeleras est¨¢n por las nubes.
Entre cirros, nimbos y c¨²mulos planea tambi¨¦n Esperanza Aguirre. Ella tampoco sabe nada aunque figure al frente de la Sociedad An¨®nima del Campus. La culpa, toda la culpa es del diablo de Prada, Alfredo Prada, defenestrado de la Comunidad por pasarse al bando de Rajoy, espiado y descalificado por hereje y renegado por sus correligionarios de la secta rival. Presunto culpable y providencial chivo expiatorio, Alfredo Prada insiste en que inform¨® puntualmente sobre sus principales actuaciones al Consejo de Gobierno de la Comunidad. Para desviar la atenci¨®n sobre sus manejos, solo le falta a Granados, explicarnos que el espionaje de sus gamones a Prada se utiliz¨® para vigilar de cerca los dispendios del espiado.
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