?Hasta cu¨¢ndo el nacionalcatolicismo?
En su visita al Vaticano, ma?ana d¨ªa 10, el presidente del Gobierno espa?ol llega como un alumno aplicado con los deberes religiosos hechos, las promesas cumplidas y la cartera presidencial repleta de privilegios para la Iglesia cat¨®lica (IC): econ¨®micos, pol¨ªticos, educativos, culturales, fiscales, jur¨ªdicos e incluso militares. Es posible que comunique al Papa que no va a denunciar los Acuerdos de 1979 entre el Gobierno espa?ol y la Santa Sede y que la futura Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia no va a cambiar el trato de favor del que disfruta la Iglesia cat¨®lica en Espa?a.
Lejos quedan en el imaginario social los tiempos en que los dirigentes eclesi¨¢sticos del Vaticano y del catolicismo espa?ol acusaban al Gobierno socialista de "laicismo agresivo" y "fundamentalista laicista" (cardenal Juli¨¢n Herranz). O calificaban su pol¨ªtica de "fobia religiosa" y declaraban sin rubor que el objetivo del Ejecutivo del PSOE era "desterrar los valores de la cultura cat¨®lica de los corazones y de las mentes de las nuevas generaciones" y la "suplantaci¨®n cultural del humanismo cristiano por un humanismo c¨ªvico y materialista que, bajo un ropaje democr¨¢tico, oculta su totalitarismo de origen" (Juan del R¨ªo, hoy vicario general castrense).
En su pr¨®xima visita al Vaticano, lo que tendr¨ªa que hacer Zapatero es revisar los Acuerdos de 1979
De entonces para ac¨¢, el Gobierno socialista ha dado muestras de debilidad en materia religiosa, que la Santa Sede y los obispos cat¨®licos espa?oles han aprovechado para mantener intactos no pocos de los favores de la ¨¦poca del nacionalcatolicismo. Han conseguido mantener la oferta obligatoria de la religi¨®n y la moral cat¨®licas en todos los centros de ense?anza escolar, p¨²blicos y privados, subvencionados o no con fondos p¨²blicos, y el pago a los profesores y profesoras de catolicismo. Con la anuencia del Ministerio de Educaci¨®n han adaptado la asignatura laica de Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa al ideario de centro, convirti¨¦ndola en una clase de religi¨®n cat¨®lica bis.
El Gobierno ha movido ficha en todos los terrenos y ha hecho no pocas concesiones a la Iglesia cat¨®lica. Esta, empero, no ha cumplido algunos de los compromisos adquiridos solemnemente en los Acuerdos de 1979. Por ejemplo, el de la autofinanciaci¨®n que aparece en el Acuerdo Ecum¨¦nico: "La Iglesia cat¨®lica declara su prop¨®sito de lograr por s¨ª misma los recursos suficientes para la atenci¨®n de sus necesidades. Cuando fuera conseguido este prop¨®sito, ambas partes se pondr¨¢n de acuerdo para sustituir los sistemas de colaboraci¨®n financiera expresada en los p¨¢rrafos anteriores de este art¨ªculo, por otros campos y formas de colaboraci¨®n econ¨®mica entre la Iglesia cat¨®lica y el Estado" (art¨ªculo 2).
Han pasado 31 a?os de tan solemne compromiso, y ni la Iglesia ha logrado la autofinanciaci¨®n, ni el Gobierno socialista la ha urgido a conseguirla. Todo lo contrario. En un intercambio de notas entre el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Nunciatura Apost¨®lica se increment¨® el coeficiente del IRPF en la asignaci¨®n tributaria a la Iglesia cat¨®lica del 0,52% al 0,70%, con car¨¢cter estable. Bueno es recordarlo en el tramo final de la declaraci¨®n de la renta para visibilizar la discriminaci¨®n a que se ven sometidas las dem¨¢s religiones en un Estado no confesional. ?O acaso Espa?a no es te¨®ricamente un Estado no confesional, aunque es evidente que en la pr¨¢ctica conserva no pocos restos del multisecular nacionalcatolicismo? Si la dependencia econ¨®mica de la Iglesia cat¨®lica del erario p¨²blico es un signo de minor¨ªa de edad de aquella, es tambi¨¦n prueba de debilidad y de falta de coherencia por parte del Estado, que se convierte en recaudador de impuestos para la jerarqu¨ªa y el clero cat¨®licos sin contraprestaci¨®n alguna.
Para terminar, me gustar¨ªa mostrar a Rodr¨ªguez Zapatero dos contradicciones en las que, a mi juicio, est¨¢ instalado el Gobierno que preside en su modo de proceder en materia religiosa.
1. Justifica la elaboraci¨®n de una nueva Ley de Libertad de Religiosa y de Conciencia, 30 a?os despu¨¦s de la Ley Org¨¢nica de Libertad Religiosa de 1980, atendiendo a las profundas transformaciones sociorreligiosas producidas durante ese tiempo en la sociedad espa?ola. Si esa justificaci¨®n es correcta, y lo es, me pregunto ?por qu¨¦ no aplica el mismo criterio para revisar los Acuerdos de 1979 con la Santa Sede? ?O es que esas transformaciones en nada afectan a la Iglesia cat¨®lica? Claro que la afectan, y mucho. As¨ª lo demuestran el fen¨®meno creciente de las apostas¨ªas, el descenso de la pr¨¢ctica religiosa cat¨®lica, la p¨¦rdida de credibilidad de los dirigentes eclesi¨¢sticos en la sociedad espa?ola, el significativo descenso de la fe en la juventud espa?ola, hoy por debajo del 50%, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
2. El Gobierno y otros cargos pol¨ªticos han expresado en reiteradas ocasiones su voluntad de avanzar hacia la igualdad de todas las religiones eliminando las discriminaciones que todav¨ªa existen hoy. Sin embargo, la pr¨¢ctica pol¨ªtica parece ir en direcci¨®n contraria, al dejar inc¨®lumes los privilegios de la Iglesia cat¨®lica e incluso profundizar todav¨ªa m¨¢s las diferencias en las materias antes indicadas. Es lo m¨¢s parecido a la cuadratura del c¨ªrculo. ?O es que no hay voluntad de caminar hacia el Estado laico? En cuyo caso, ?qu¨¦ sentido tiene la futura Ley de Libertad Religiosa y de Conciencia?
Juan Jos¨¦ Tamayo-Acosta es director de la C¨¢tedra de Teolog¨ªa y Ciencias de las Religiones en la Universidad Carlos III de Madrid.
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