G¨¦nesis en claroscuro
El portugu¨¦s Pedro Costa llevaba camino de convertirse en joven promesa del circuito de festivales cuando rompi¨® con su productor -y, de paso, con las inercias de su carrera- para encontrar el territorio germinal de su mirada propia en un lugar insospechado: la habitaci¨®n de una heroin¨®mana en el castigado suburbio lisboeta de Fontainhas. Tras dos a?os inmerso en una metodolog¨ªa de trabajo casi ¨¦pica, sali¨® de all¨ª con una obra maestra bajo el brazo: En el cuarto de Vanda (2000). La posterior Juventud en marcha (2006) confirm¨® la relevancia de su mirada. En los dos trabajos, la imagen digital se med¨ªa con la memoria de los maestros del claroscuro -hay quien menta a Caravaggio al ver alguna de las im¨¢genes esculpidas por Costa- y se pulverizaba toda idea heredada sobre las po¨¦ticas del realismo.
NE CHANGE RIEN
Direcci¨®n: Pedro Costa.
Int¨¦rpretes: Jeanne Balibar, Rodolphe Burger, Herv¨¦ Loos, Arnaud Dieterlen. G¨¦nero: documental. Portugal-Francia, 2009. Duraci¨®n: 100 minutos.
El estreno de Ne change rien no es, pues, una noticia peque?a: es la primera vez que llega con normalidad a nuestras pantallas la obra de una figura clave en la construcci¨®n de una nueva modernidad cinematogr¨¢fica. Por fortuna, la edici¨®n en 2008 de la caja de DVD Pedro Costa por parte de Intermedio facilit¨®, en su d¨ªa, las herramientas esenciales para que el cineasta dejase de ser un completo desconocido para el espectador espa?ol.
Pel¨ªcula que podr¨ªa ser sugerente contrapunto de ?D¨®nde yace tu sonrisa escondida? (2001) -su documental sobre Huillet y Straub-, Ne change rien fija su mirada en la experiencia como cantante de la actriz Jeanne Balibar. Ella y sus m¨²sicos se convierten en sutiles insinuaciones de luz en medio de la oscuridad. Una oscuridad c¨®smica, donde, poco a poco, la fuerza de la creaci¨®n emerge a golpe de tentativas, repeticiones y, como siempre, trabajo, un trabajo tenaz, insistente.
Opaca, esquiva, exigente e inolvidable para quien acepte sus reglas del juego -que Pedro Costa articula teniendo presente el Sympathy for the Devil (1968) de Godard-, la cinta Ne change rien tiene su plato fuerte en el primer plano sostenido sobre el rostro de la actriz, mientras recibe las inflexibles indicaciones de su profesora de canto.
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