Los 25 gloriosos
Los franceses suelen referirse con nostalgia a los Trente Glorieuses, las tres d¨¦cadas transcurridas entre 1945, al final de la II Guerra Mundial, y 1973, justo antes del choque petrol¨ªfero. Una larga etapa de crecimiento econ¨®mico y bienestar recordada con orgullo. Espa?a, sin darse cuenta ni valorarlo apenas, celebra precisamente hoy sus 25 a?os gloriosos, el cuarto de siglo dorado que comenz¨® en la tarde del 12 de junio de 1985 con la firma, en el Sal¨®n de Columnas del Palacio de Oriente, de nuestra plena integraci¨®n en las entonces llamadas Comunidades Europeas. Horas antes, en Lisboa, los portugueses firmaban el acta que les acog¨ªa en Europa. Esta efem¨¦rides, que merece ser recordada con orgullo, nos pilla inmersos en una crisis de la moneda y del proyecto europeo en la que aparecemos, a pesar nuestro, como protagonistas estelares.
25 a?os despu¨¦s de entrar en Europa, a¨²n vemos el mundo desde nuestro peque?o campanario
Espa?a apura sus ¨²ltimas semanas de la presidencia rotatoria de la Uni¨®n Europea. Ten¨ªa raz¨®n el alto cargo de Exteriores que hace meses pronosticaba: "Esto va a ser un calvario". Nos correspondi¨® en el peor momento posible: con la econom¨ªa en ca¨ªda libre, r¨¦cord de paro, con un Gobierno falto de liderazgo y una crisis pol¨ªtica que ya asomaba doblando la econ¨®mica. No pod¨ªamos dar lecciones a ninguno de nuestros socios europeos. Nuestro peso internacional, en directa relaci¨®n con el econ¨®mico, era m¨ªnimo.
Solo hace seis meses se celebraba que, tras una d¨¦cada perdida, Europa contaba con una nueva arquitectura institucional, el Tratado de Lisboa. Tambi¨¦n estren¨¢bamos nuevos l¨ªderes, los que quisieron Alemania y Francia para no hacer sombra a su eje hoy gripado. Medio a?o despu¨¦s est¨¢ claro que debimos escoger mejor. Se hablaba del euro como moneda de reserva en progresiva sustituci¨®n del d¨®lar: hoy parece el sue?o de una noche de verano. Europa es el enfermo de la econom¨ªa mundial, el continente donde ha explotado finalmente la crisis financiera generada en Estados Unidos.
Pero pongamos las cosas en un contexto m¨¢s amplio. Celebremos hoy los 25 a?os de Espa?a en Europa, los mejores de nuestra historia contempor¨¢nea. Multiplicamos por siete la renta per c¨¢pita y, gracias a las generosas transferencias europeas, fundamentalmente alemanas, modernizamos nuestras infraestructuras convirti¨¦ndonos en un pa¨ªs en el que era dif¨ªcil so?ar hace un cuarto de siglo.
Integrado en un proyecto supranacional, con todas las consecuencias, es absurdo creer que somos un protectorado, ni que Espa?a est¨¦ intervenida. Hace 25 a?os hicimos una feliz cesi¨®n de soberan¨ªa econ¨®mica, monetaria, social y pol¨ªtica. Ocurre que no acabamos de superar el debate nacional y seguimos viendo el mundo desde nuestro peque?o campanario. La Uni¨®n Europea es un club afectado por el comportamiento particular de sus miembros, lo que explica la vigilancia mutua de los pasos que da cada pa¨ªs. Y hoy es Alemania, por su peso econ¨®mico y demogr¨¢fico, quien pone m¨¢s dinero y quien manda. Alemania siempre ha pagado, pero tambi¨¦n ha sido el gran ganador en Europa. Resulta parad¨®jico que el campe¨®n de la moneda fuerte sea el m¨¢s beneficiado por la devaluaci¨®n del euro. Las ventas a Estados Unidos de Mercedes Benz se han incrementado en un 25%.
La canciller Angela Merkel, convertida en la estricta gobernanta de Europa, da ejemplo e impone su cultura de la austeridad. Berl¨ªn, con su gen¨¦tica aversi¨®n a la deuda y a los d¨¦ficits, marca el paso en su pretensi¨®n de que todos seamos alemanes y adoptemos el principio de la estabilidad. El crecimiento puede esperar y Alemania se cubre las espaldas como potencia exportadora. Es el triunfo del capitalismo renano, protestante, frente al cat¨®lico mediterr¨¢neo que gast¨® en exceso y no supo atesorar para el invierno. "Si a?adimos austeridad a austeridad, entraremos en recesi¨®n", advierte el presidente franc¨¦s, Nicolas Sarkozy, enfrentado a Merkel en un intento de imponer un gobierno econ¨®mico de Europa.
Europa ya no es el centro del mundo. "Si el modelo europeo no se adapta a la situaci¨®n del siglo XXI, morir¨¢ lentamente", advierte Felipe Gonz¨¢lez. Si no reaccionamos podr¨ªamos convertirnos en un parque tem¨¢tico de viejos, museos y catedrales. Falta un relato europeo que llegue a la ciudadan¨ªa. Europa no tiene quien le escriba. El relato nos lo est¨¢n escribiendo los mercados, los especuladores financieros pulsando ¨®rdenes en las pantallas de los ordenadores. Hay que contar el porqu¨¦ de la necesidad de m¨¢s Europa y c¨®mo esta crisis justifica el modelo europeo de Estado providencia, leg¨ªtimo ¨¢rbitro de las reglas econ¨®micas, frente a un capitalismo desbordado de casino. El polit¨®logo franc¨¦s Pierre Hassner lo explica muy bien en Le Point. "Debemos de ser los griegos del Imperio romano y vender al resto del mundo nuestro modelo".
fgbasterra@gmail.com
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