Bhopal, vidas baratas

Casi veintis¨¦is a?os despu¨¦s del peor desastre industrial de la historia, un tribunal indio ha consumado su burla de la justicia al condenar a penas simb¨®licas de c¨¢rcel y multas igualmente simb¨®licas a siete responsables locales de la planta de fertilizantes que la multinacional estadounidense Union Carbide ten¨ªa en Bhopal. All¨ª, en diciembre de 1984, una nube de 28 toneladas de gas pesticida extermin¨® a m¨¢s de 20.000 personas y dej¨® centenares de miles de enfermos cr¨®nicos.

Todav¨ªa las envenenadas aguas subterr¨¢neas causan estragos entre los habitantes del lugar, en Madya Pradesh. M¨¢s del 90% de las v¨ªctimas de aquella tragedia, causada b¨¢sicamente por instalaciones anticuadas, mantenimiento insuficiente y personal mal preparado, han recibido en torno a mil d¨®lares de indemnizaci¨®n de Union Carbide, ahora parte del gigante Dow Chemical. La supercorporaci¨®n estadounidense sostiene que un acuerdo de Carbide con el Gobierno indio, en 1989, al que entreg¨® como compensaci¨®n 470 millones de d¨®lares, liquid¨® todas las reclamaciones legales fundamentales.

El oc¨¦ano de documentos jur¨ªdicos manejados durante d¨¦cadas no puede ocultar el hecho de que los principales responsables del horror no estaban en la sala del tribunal. Se han encargado de ello sucesivas administraciones en Washington y Delhi: Estados Unidos, impidiendo la extradici¨®n de sus capitanes de industria para responder de desmanes en pa¨ªses subdesarrollados; e India, ejemplo de un poder pol¨ªtico que sacrifica los intereses de los pobres en nombre del desarrollo, aceptando limosnas y devaluando las responsabilidades penales de los implicados con tal de mantener las inversiones de Dow Chemical.

Ahora que Barack Obama pretende hacer pagar a British Petroleum hasta el ¨²ltimo centavo del desastre medioambiental causado en las costas estadounidenses, el cementerio de Bhopal adquiere su verdadero sentido.