C¨®digos de barras y superioridad moral
En la pel¨ªcula Aprile, Nanni Moretti, director y actor del filme, contempla indignado un debate televisivo entre Massimo d'Alema y Silvio Berlusconi. En una de las secuencias, Moretti exclama indignado: "D'Alema, di qualche cosa di sinistra!" (D'Alema, di algo de izquierdas!). Como le suced¨ªa al irritado personaje, en Espa?a y Catalu?a cada vez resulta m¨¢s caro no ya o¨ªr algo de izquierdas, sino algo con sentido com¨²n. La dureza de la crisis se ha encargado de volver a abrir ese gran armario donde la socialdemocracia suele guardar sus buenos prop¨®sitos de cambio, siguiendo la m¨¢xima ignaciana de "en tiempo de tribulaci¨®n no hacer mudanza".
El ex comisario europeo Manuel Mar¨ªn daba ayer una pista, en una entrevista a la cadena SER, de lo f¨¢cil que resultar¨ªa contentar a ese sector de la sociedad que est¨¢ irritado, indignado, pero al tiempo resignado a sacrificarse por la crisis. Y pon¨ªa un ejemplo bien prosaico y alejado de ideologismos. Dec¨ªa Mar¨ªn que los huevos llevan c¨®digo de barras, los terneros llevan c¨®digo de barras, los enchufes llevan c¨®digo de barras... El alto grado de sofisticaci¨®n hace irremediable la pregunta final del ex comisario: ?tan dif¨ªcil resulta controlar las transacciones del capital financiero en Europa?
A juzgar por la corrupci¨®n evidenciada por el 'caso Pretoria', cabr¨ªa pensar que derecha e izquierda son iguales
Sin ir a propuestas tan, digamos, radicales, la UE est¨¢ intentando controlar desde el estallido de la crisis, hace dos a?os, los hedge founds o fondos de alto riesgo, b¨¢sicamente radicados en Londres. De hecho es un objetivo de la presidencia espa?ola que acabar¨¢ sin que la propuesta se materialice. El pasado mes de marzo, el premier Gordon Brown le pidi¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero que bloqueara la vigilancia sobre esos fondos especulativos para no ponerse en contra a la City en plena campa?a electoral. Al laborismo brit¨¢nico, la verdad, no le sirvi¨® de mucho.
La prudente socialdemocracia se bate en retirada en los gobiernos europeos. ?Ser¨¢ por efecto de la crisis? Para bien o para mal, la izquierda, en la medida en que espera mucho de la pol¨ªtica, encierra un mayor potencial de decepci¨®n. Y cuando hay crisis, la decepci¨®n crece. Quiz¨¢ de ah¨ª arranca la creencia sobre la superioridad moral de la izquierda. Pero, si no existe tal superioridad moral, ?ser¨¢ que la democracia y el mercado han igualado a la izquierda y a la derecha? Desde dentro de los partidos de izquierda insisten en que esa superioridad existe. Pero en su intervenci¨®n este mismo mes en la Fundaci¨®n Campalans, el presidente de la Generalitat y primer secretario del PSC, Jos¨¦ Montilla,invitaba a desterrar esa idea, como si de un viejo vicio se tratara, y hablaba de "la arrogancia, derivada de la falsa creencia sobre una supuesta superioridad moral [de la izquierda], o como el purismo, que nos condena a la inacci¨®n".
La realidad da la raz¨®n a Montilla. A juzgar por la corrupci¨®n que ha evidenciado el caso Pretoria, cabr¨ªa pensar que todos, derecha e izquierda, son iguales. Tambi¨¦n confirma esa tesis el punto de vista de la fiscal¨ªa en la querella por el hotel Palau de la M¨²sica, que acusa a la Generalitat y al Ayuntamiento de dar un supuesto trato de favor a los saqueadores confesos del Palau, Millet y Montull, ciudadanos honorables y, por supuesto, por encima de toda sospecha.
?Todos son iguales? Escribi¨® el economista alem¨¢n Ernst Schumacher Lo peque?o es hermoso. A falta de grandes proyectos, siempre habr¨¢ detalles. Ahora, en la primera d¨¦cada del siglo XXI, sigue habiendo gestos que, por peque?os que sean, ayudan a la resignada y mayoritaria masa que va a pagar la crisis a sobrellevarla, por lo menos argumentalmente. La decisi¨®n del tripartito catal¨¢n de aumentar la presi¨®n fiscal a las rentas superiores a 120.000 euros en el tramo auton¨®mico del IRPF grava, como siempre, las rentas del trabajo, pero es ejemplarizante en la medida en que a la izquierda -y m¨¢s a la catalana- le queda ¨²nicamente el juego por los m¨¢rgenes. Porque hay cosas auton¨®micamente intocables. Los redimientos financieros han tributado hasta ahora un 18%, cuando el tipo m¨¢ximo del IRPF es el 43%. El impuesto sobre el patrimonio ha desaparecido desde 2008. Los grandes principios son inmutables.
Para los ideales transformadores es preciso recuperar un discurso realista, m¨¢s all¨¢ del duro pragmatismo. Daniel Innerarity afirma que la izquierda resuelve sus crisis con grandes revisiones doctrinales, mientras que la derecha es m¨¢s ¨¢gil y absorbe f¨¢cilmente lo que precisa de otras tradiciones pol¨ªticas. Quiz¨¢ ha llegado la hora de relevar los grandes principios por los peque?os detalles.
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