?Un son¨¢mbulo en un campo de tiro?
El juicio a J¨¦r?me Kerviel, el 'broker' que perdi¨® 5.000 millones de Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, intenta descubrir si es un impostor muy listo o un especulador
En el juicio, Jean Pierre Mustier, uno de los antiguos jefes de J¨¦r?me Kerviel, se olvid¨® de todo y encar¨® directamente al antiguo broker: "Eres un mentiroso, me mentiste todo el tiempo, lo que has hecho es criminal". Luego le tach¨® de autista y asegur¨® que el ex operador de bolsa que en enero de 2008 hizo perder 5.000 millones de euros a Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale morir¨¢ siendo el broker que m¨¢s dinero ha hecho perder a un banco en el mundo. Kerviel, en el banquillo, guard¨® silencio sin revelar nada.
El misterio sigue. Toda Francia se pregunta si este hombre de 33 a?os, estudiante mediocre, "equilibrado tanto desde el punto de vista afectivo como social", seg¨²n los psic¨®logos, es, como sostiene Mustier, un impostor demasiado listo que enga?¨® a todos o un tipo corriente devorado por su propia fiebre especulativa del que se aprovech¨® el segundo banco de Francia para ganar cuando no ven¨ªan mal dadas y que ahora utiliza como chivo expiatorio, como sostiene la defensa.
El banco dice que es un t¨¦cnico capaz de borrar las huellas de sus fechor¨ªas
El banco no se ha cansado de describirlo en estos a?os como un t¨¦cnico habil¨ªsimo capaz de ir borrando a base de cerraduras inform¨¢ticas todas las huellas de sus descabelladas expediciones burs¨¢tiles, como un ambicioso empleado obsesionado hasta la extenuaci¨®n por su trabajo.
Pero el abogado de la defensa trat¨® de desactivar esta imagen con una simple pregunta:
- Se?or Kerviel ?Se considera un genio?
- Para nada. Soy m¨¢s bien normal.
El mismo juez, deseoso de acercarse m¨¢s a la esencia misteriosa del personaje, le pidi¨®: "H¨¢blenos de usted". Kerviel tard¨® poco. Se limit¨® a afirmar, entre otras cosas m¨¢s o menos intrascendentes, que le gustaban las matem¨¢ticas y la econom¨ªa y que la Bolsa reun¨ªa las dos cosas.
Kerviel, a veces con corbata, a veces no, lleva una semana compareciendo en el Palacio de Justicia de Par¨ªs, acusado, entre otros cargos, de abuso de confianza y de falsificaci¨®n de datos. Encara una pena de cinco a?os y una multa de 375.000 euros. ?l no niega los hechos: jug¨®, apost¨® fuerte, se entramp¨® sin remedio y perdi¨®. Pero lo hizo por el banco y para el banco, con la aquiescencia t¨¢cita del banco, que todo lo sab¨ªa. "Los jefes nos animaban a tomar riesgos. All¨ª, en la sala de los operadores, llamada Delta One, todo se ve¨ªa, todo se sab¨ªa", dijo.
Mustier, uno de sus ex jefes, al d¨ªa siguiente, le contradijo: "Yo era la jerarqu¨ªa y no sab¨ªa nada de lo que estaba haciendo. A nuestros br¨®kers se les anima para que aprendan a correr riesgos, no para que los corran". Un colega ratific¨® despu¨¦s ese testimonio ("No s¨¦ qu¨¦ se le pas¨® por la cabeza para hacer lo que hizo"). Pero un ex controlador de los operadores de Bolsa manifest¨® el jueves, por ejemplo, que los superiores de Kerviel ten¨ªan obligatoriamente que saber lo que pasaba "a no ser que se pasaran el d¨ªa en el bar". As¨ª ha sido el juicio durante esta primera semana y seguramente as¨ª ser¨¢ durante las dos que restan: testigos y testimonios contradictorios.
Las sesiones deber¨¢n aclarar si un solo hombre en secreto, como defiende el banco, fue capaz de que la Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale se tambaleara a base de transacciones especulativas de alto riesgo en las que compromet¨ªa en los mercados asi¨¢ticos sumas astron¨®micas de dinero que luego revend¨ªa (o intentaba revender) horas despu¨¦s en Europa o en Estados Unidos; a base de guardarse monta?as de acciones a la espera de un momento propicio que nunca lleg¨®, entre otras maniobras en la cuerda floja.
Jean Fran?ois Lepetit, antiguo presidente de la Autoridad de Mercados Financieros, defini¨® gr¨¢ficamente en el juicio las aventuras especulativas de Kerviel: "Era simplemente un son¨¢mbulo en un campo de tiro". Lleg¨® a excavar un inmenso agujero de 50.000 millones. Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, vendiendo a toda prisa en un mercado en ca¨ªda libre, redujo el hoyo a 5.000 millones. Ese d¨ªa, como ha testificado un colega, Kerviel le envi¨® un mensaje al m¨®vil: "Me van a echar; ha sido un placer conocerte".
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