L¨ªmites de la oposici¨®n
El Partido Popular, pese a sus proclamas, resulta poco cre¨ªble como alternativa de Gobierno
El Partido Popular parece atrapado en la contradicci¨®n de que, cuanto m¨¢s le favorecen las encuestas, menos se comporta como alternativa de Gobierno. Tras el recorte del gasto p¨²blico y la reforma del mercado laboral anunciados por Rodr¨ªguez Zapatero, medidas ambas que le hab¨ªa reclamado Rajoy y que recientemente han avalado la Uni¨®n Europea y las instituciones econ¨®micas internacionales, la principal fuerza de oposici¨®n sigue buscando desesperadamente un discurso pol¨ªtico desde el que seguir eludiendo sus responsabilidades. Hasta el punto de que, en el deseo de distanciarse a toda costa del Ejecutivo, el PP prefiere desdecirse de sus posiciones anteriores y lanzar esl¨®ganes inveros¨ªmiles e irrisorios.
La sistem¨¢tica reducci¨®n del debate pol¨ªtico que Espa?a necesita a una mera confrontaci¨®n propagand¨ªstica con fines electorales revela una pobre visi¨®n del papel que las instituciones representativas y los usos democr¨¢ticos est¨¢n llamados a desempe?ar frente a la crisis. No solo a efectos internos, impidiendo que las dificultades econ¨®micas se traduzcan en desaliento y desesperanza, sino tambi¨¦n con la mirada puesta en las consecuencias internacionales de las declaraciones realizadas por unos dirigentes pol¨ªticos que podr¨ªan llegar a gobernar.
Rajoy y su equipo ignoran, o fingen ignorar, que la credibilidad de un pa¨ªs no depende solo del Gobierno. Un partido que cambia bruscamente de criterio sin haber salido de la oposici¨®n, y que adem¨¢s lo hace por oportunismo, no es una garant¨ªa para nadie en el caso de que alg¨²n d¨ªa llegue el poder.
Por muchos errores que haya cometido el Gobierno socialista antes de adoptar una reacci¨®n a la altura de la gravedad de la crisis, existen ciertos l¨ªmites en la cr¨ªtica que el PP no deber¨ªa traspasar. Las declaraciones de sus principales dirigentes tras la falsa alarma de Hungr¨ªa, fruto de una irresponsabilidad de su nuevo Gobierno, pusieron en peligro la prosperidad de todos y cada uno de los ciudadanos en Espa?a, sacrific¨¢ndola al inter¨¦s de sentar a Rajoy en La Moncloa cuanto antes. Y otro tanto cabe decir de la manera en la que el PP est¨¢ tratando los casos de corrupci¨®n que le afectan, siempre anteponiendo las expectativas electorales propias al respeto de las instituciones comunes. En contra de lo que suponen sus estrategas, tales exhibiciones de ansia de poder y de impudicia pol¨ªtica podr¨ªan dar al traste con el objetivo que hoy creen al alcance de la mano.
El mismo partido que no cesa en sus intentos de debilitar la posici¨®n interna e internacional del Gobierno no solo no ha dado se?ales de cu¨¢les son las pol¨ªticas que llevar¨ªa a cabo; tampoco muestra el equipo econ¨®mico con el que las pondr¨ªa en pr¨¢ctica. Salvo que por equipo econ¨®mico se entienda el coro de portavoces que amplifican un prontuario de esl¨®ganes sin m¨¢s coherencia y fuste que intentar abrirse paso como sea hasta alcanzar el Gobierno.
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