Tele
Hace unos meses decid¨ª no antenizarme o, mejor dicho, no comprarme el aparatito que permite ver la TDT. As¨ª que el apag¨®n anal¨®gico se iba a producir en mi sal¨®n de manera consciente, y no iba a poder ver televisi¨®n. Lo decid¨ª de esta forma para no tener la tentaci¨®n de hacer zapping en los ratos muertos y as¨ª ver pel¨ªculas en DVD del tir¨®n, ya que muchas veces uno tiene intenci¨®n de ponerse una peli, pero al encender la tele se queda enganchado a los anuncios o a un cacho de Los Simpson. Formar¨ªa parte de esa colonia de gente que no tiene televisi¨®n, ajena a la caja tonta, que no participa en las conversaciones sobre lo mal que baila Bel¨¦n Esteban o sobre el bakala que sale diciendo barbaridades en Callejeros.
No fue buena idea. No me gusta ser un odiador de televisi¨®n, m¨¢s que nada porque no la odio en absoluto. En primer lugar, porque me ha dado de comer durante mucho tiempo. Y en segundo, porque me estoy perdiendo cosas maravillosas. El otro d¨ªa fui a cenar a casa de un amigo y ten¨ªa puesto Salvados, el programa del Follonero en La Sexta. Dejamos que la cena se enfriara porque est¨¢bamos pegados a la pantalla: el Follonero hab¨ªa ido a casa de Jos¨¦ Ram¨®n de La Morena, el locutor de El larguero, para entrevistarle y el espect¨¢culo no ten¨ªa desperdicio. La casa de De La Morena es un monumento al mal gusto, la m¨¢xima expresi¨®n del hortera megal¨®mano, y lo que m¨¢s me gust¨® de la entrevista es que no hab¨ªa referencia alguna al "decorado"; s¨ªmplemente estaba ah¨ª, para que cada espectador sacara sus conclusiones. Es decir, que la defenestrada tele, la que come el coco, la que mata neuronas, es capaz de hacer un agud¨ªsimo ejercicio cr¨ªtico. ?C¨®mo eso es posible si la televisi¨®n es sin¨®nimo de estupidez? No es que la tele sea una caca, es que muchas de las cosas que se emiten por televisi¨®n lo son. Pero tambi¨¦n es posible ver maravillas; eso est¨¢ m¨¢s que demostrado, pero no est¨¢ de m¨¢s recordarlo.
Pero si lamento no tener TDT es, sobre todo, por un programa que descubr¨ª hace unos d¨ªas. Se comentaba mucho acerca de ¨¦l, pero no lo hab¨ªa visto con mis propios ojos. Me refiero a Mujeres ricas, el programa sobre esposas de millonarios. No es me guste, m¨¢s bien me fascina. Habr¨¢ quien diga que es una verg¨¹enza emitir un programa as¨ª en tiempos de crisis, pero no estoy de acuerdo: me parece el programa m¨¢s revolucionario de la parrilla, ya que provoca un rechazo absoluto hacia los poseedores de riqueza. Los vemos como gente miserable, desgraciada, inconsciente, imb¨¦cil en definitiva. Ver tanta ostentaci¨®n produce arcadas. El programa es la demostraci¨®n m¨¢s cruda y definitiva de que el dinero no da la felicidad. Y este es un t¨®pico tan t¨®pico que resulta dif¨ªcil creer en ¨¦l y demostrarlo. Mujeres ricas lo consigue.
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