Rompe el bar¨®metro

Es curioso que los grandes medios de comunicaci¨®n hayan ignorado la ¨²ltima encuesta del CIS sobre los h¨¢bitos y opiniones de los espa?oles sobre la televisi¨®n. Es como si se hubieran puesto a silbar mirando para otro lado. Esos medios no permiten que los pol¨ªticos escapen a los designios del CIS y se los restriegan por la cara, especialmente si son humillantes. El bar¨®-metro de mayo del CIS ha reflejado unos resultados sonrojantes: 70 de cada 100 encuestados consideran que la tele tiene poca o ninguna calidad. Los mismos medios que han pasado de puntillas sobre estos resultados, nos recuerdan a diario los datos de audiencia que se cocinan de manera mucho menos cient¨ªfica, quiz¨¢ porque en ellos no se valora la calidad del medio en general ni se pregunta al consumidor por su grado de satisfacci¨®n, solo se trata de obtener un resultado num¨¦rico, por turbio que sea, con el que negociar con los publicitarios.

M¨¢s de la mitad de los encuestados afirman que hay demasiada telebasura, otro 15% considera que los contenidos son malos y m¨¢s de un 11% que es repetitiva y poco variada. Y por supuesto, hay un 2,1% de espa?oles que opina que la televisi¨®n es de gran calidad; es decir, menos gente de la que cree que Elvis Presley a¨²n vive y que Tom Cruise es extraterrestre.

Lo m¨¢s llamativo es que la gente prefiere TVE, con 10 puntos de distancia sobre la primera privada. Y lo hace porque considera a la p¨²blica nacional m¨¢s imparcial y m¨¢s formativa. El m¨¦rito, superados los tiempos de Urdaci, habr¨¢ que achacarlo a los servicios informativos y a una menor injerencia manipuladora desde el poder. Qu¨¦ lejos de la experiencia de algunas televisiones auton¨®micas humilladas por el uso que de ellas hacen los gobiernos locales. Para el consumidor sigue siendo fundamental la oferta p¨²blica, en gran medida por la dejaci¨®n de las privadas, m¨¢s interesadas en explorar solo las posibilidades recaudatorias del medio. Con una encuesta tan demoledora andar¨ªamos exigiendo dimisiones a los pol¨ªticos. En cambio, a las concesiones televisivas no nos dejan exigirles nada. Como mucho nos regalan un martillo para romper el bar¨®metro.