Lo que vale un ch¨ªcharo
En el f¨²tbol nada pesa tanto como la tradici¨®n: los fantasmas tambi¨¦n juegan. Cuando El Chicharito Hern¨¢ndez sorte¨® con aplomo al portero de Francia y vio que el bal¨®n iba a dar a las redes, pens¨® en su abuelo. En 1954 Tom¨¢s Balc¨¢zar anot¨® contra los franceses en el Mundial de Suiza. Nieto e hijo de futbolistas, El Chicharito confirma que los ausentes no dejan de chutar: Garrincha le manda centros a Brasil.
El partido en que anot¨® el abuelo Balc¨¢zar acab¨® en derrota y solo era recordado por los archivistas. Esta vez hubo victoria y lo celebramos como si hubi¨¦ramos vuelto a ganar la batalla de Puebla ante las tropas de Napole¨®n III. Los mariachis crearon casi tanto estruendo como las vuvuzelas. En M¨¦xico no estamos seguros de que el futuro exista: cada alegr¨ªa puede ser la ¨²ltima. Esto explica nuestro consumo de tequila y que miles de mexicanos hayan viajado a Sud¨¢frica. No nos sobra dinero sino confianza en que no llegar¨¢ el d¨ªa de pagar la tarjeta de cr¨¦dito.
Urgen buenas noticias en un pa¨ªs que en los ¨²ltimos tres a?os ha tenido m¨¢s de 22.000 muertos en la guerra contra el narcotr¨¢fico. La selecci¨®n de Javier Aguirre dobleg¨® a Francia gracias a un novato y a un veterano. El Chicharito pertenece a la generaci¨®n que gan¨® el Mundial sub 17 en 2005 (aunque fue eliminado de la ¨²ltima convocatoria). Por su parte, Cuauht¨¦moc Blanco representa los valores, acaso en extinci¨®n, de la picard¨ªa en la cancha. Su cuerpo desaf¨ªa al del atleta com¨²n. Camina como un pato y carece de cuello. Pero el f¨²tbol es democr¨¢tico en cuestiones f¨ªsicas y Blanco anota goles con la joroba. Durante unos 17 a?os ha sido el gran referente del f¨²tbol nacional. Ante Francia, ejecut¨® un penalti de museo y se convirti¨® en el ¨²nico mexicano que ha anotado en tres Mundiales. Hubiera anotado en cuatro, pero La Volpe, entrenador dogm¨¢tico que odia el asombro, lo dej¨® fuera de Alemania 2006. Cuauht¨¦moc lleva el nombre del ¨²ltimo emperador azteca, a quien Cort¨¦s quem¨® los pies para que revelara d¨®nde estaba su tesoro. A sus 37 a?os, el rey viejo de nuestra selecci¨®n tiene pulmones para jugar veinte minutos y corre como si hubiera sufrido el calvario de su tocayo. Pero sabe d¨®nde est¨¢ el tesoro.
Francia pas¨® del estructuralismo a la deconstrucci¨®n. El entrenador Domenech, que conf¨ªa en los astros tanto como desconf¨ªa de los peluqueros, ha hecho todo lo posible por desmontar a su equipo. En el vestuario impera un clima donde la pasi¨®n se confunde con la intriga. Una novela de aclimataci¨®n francesa define ese ambiente: Las relaciones peligrosas, de Laclos.
M¨¦xico se enfrent¨® a una Francia debilitada por s¨ª misma, pero gan¨® por m¨¦ritos propios. Sin crear muchas opciones de gol, domin¨® de punta a punta y record¨® la principal diferencia entre la revoluci¨®n mexicana y la francesa: nuestros caudillos duran m¨¢s.
El apodo del Chicharito sorprende en pa¨ªses donde al ch¨ªcharo se le dice "guisante". Lo decisivo es que alude a una diminuta redondez, un peque?o bal¨®n vegetal. Por el cuento de Hans Christian Andersen, sabemos que una princesa sutil fue vencida por un guisante.
El subcampe¨®n del mundo cay¨® ante M¨¦xico, pa¨ªs de artiller¨ªa dom¨¦stica que, sin embargo, dispone de un agudo proyectil.
Ahora sabemos lo que vale un ch¨ªcharo.
Juan Villoro es escritor mexicano.
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