Tribulaciones de la edad mediana
Mikel Erentxun se reinventa como un contador de historias fr¨¢gil e intimista
Llegados a ese punto en que el ser humano no computa tanto los a?os vividos como descuenta los que puedan quedarle de singladura, Mikel Erentxun ha optado por imprimir un severo golpe de tim¨®n en su hoja de ruta y reinventarse como si parte del recorrido previo no hubiera de ser tomado en consideraci¨®n. El hombre que anoche compareci¨® en la Joy Eslava con una nueva banda a sus espaldas, Las Malas Influencias, es el mismo que atesora en la mochila diez o doce canciones ineludibles para la historia del pop espa?ol. Sin embargo, ha tenido los arrestos suficientes para soltar lastre y reaparecer a pecho descubierto, casi como un reci¨¦n llegado. Y no es solo met¨¢fora: la ¨²ltima canci¨®n, Burning love, la interpret¨® sin camiseta.
El artista entreg¨® pocos temas de su anterior etapa con Duncan Dhu
En tiempos tan acomodaticios como los que corren, la honestidad y la audacia constituyen una sorpresa muy grata. Erentxun ha cumplido 45 primaveras, luce ya una media melena con marcada tendencia al gris y gasta americana oscura, as¨ª que parece razonable que ni anhele ni pretenda movilizar a aquella muchachada vocinglera que le acompa?aba en los a?os gloriosos de Duncan Dhu. De hecho no logr¨® abarrotar la sala, pero se le notaba tan c¨®modo en su pellejo que no deber¨ªamos preocuparnos por otros detalles menores.
Gran parte del concierto giraba en torno a su reciente criatura discogr¨¢fica, Detalle del miedo, un ¨¢lbum que revis¨® casi al completo para corroborar lo que ya intu¨ªamos: se trata de una entrega mucho m¨¢s que digna. La estupenda ?ngela marca desde el principio una t¨®nica general de tiempos medios, discurso reflexivo y un sonido de guitarras entrelazadas, steel guitar y mandolinas que se nutre del mejor folk-rock estadounidense. Este madurito interesante que redescubrimos anoche ya no se impacienta si las canciones sobrepasan los tres minutos, lo que propicia momentos espl¨¦ndidos: el ep¨ªlogo guitarrero de Horizonte vertical o la atm¨®sfera inquietante y tenebrosa de El ¨²ltimo hombre en el mundo, una pieza que alguien le deber¨ªa sugerir a David Lynch para una banda sonora.
El donostiarra ha acu?ado para esta nueva etapa una definici¨®n que repite all¨¢ por donde transita: "Canciones dif¨ªciles para tiempos dif¨ªciles". Lo segundo es tan ver¨ªdico como el exiguo saldo de nuestras cuentas corrientes; lo primero, puede que no tanto. Nadie bailotear¨¢ en los nuevos conciertos de Mikel Erentxun, sin duda, pero su instinto pop acaba aflorando en unos estribillos emotivos, c¨¢lidos, seductores.
Mikel canta a las incertidumbres del coraz¨®n, el fr¨¢gil devenir vital y dem¨¢s tribulaciones que afloran en los divanes. Las concesiones a la nostalgia son m¨¢s bien exiguas. Solo se deja llevar por el entusiasmo con Ma?ana y ralentiza A un minuto de ti hasta un punto entre espectral y dylaniano. Hubo que esperar a la segunda tanda de bises para que, contra pron¨®stico, entregara un tema de Duncan Dhu (Casablanca), junto al bater¨ªa de aquellos tiempos ¨¦picos, Juanra Vilches.
Mikel se prodiga ahora menos, pero sugiere mucho m¨¢s. Y se agradecen sus esfuerzos por subir la cotizaci¨®n de la valent¨ªa.
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