Todo un personaje
Creo escuchar en las ¨²ltimas entrevistas que concedi¨® el anciano Jos¨¦ Saramago que llen¨® su vida sin hacer da?o. Tambi¨¦n su certidumbre de haber estado siempre metido en batallas que no pod¨ªa ganar, pero encantado de ser lo m¨¢s parecido a una mosca cojonera. Mosca continuamente requerida por los medios de comunicaci¨®n para ofrecer su docta y concienciada opini¨®n sobre todo lo humano e incluso lo divino, para apoyar manifiestos, para defender causas problem¨¢ticas o casi perdidas.
A causa de ello, creo que era a¨²n m¨¢s popular su personalidad que su literatura, aunque hubiera sido instalado en los altares con el Nobel, ese premio que mezquinamente negaron a la obra genial de Borges, imagino que comprensiblemente escandalizados ante declaraciones de este se?or tan despistado vitalmente en las que calificaba de aut¨¦nticos caballeros a los asesinos de la Junta Militar. C¨¦line tampoco hubiera tenido ninguna opci¨®n por ser un villano colaboracionista. Lo raro es que se lo concedieran a Faulkner sabiendo que era un borracho contumaz. Al parecer, la gran literatura debe ir acompa?ada de certificado de buena conducta si aspira al Pante¨®n.
Le¨ª con fascinaci¨®n El a?o de la muerte de Ricardo Reis, m¨¢s en funci¨®n del retratado, uno de los heter¨®nimos de Pessoa, el poeta que m¨¢s amo, que del enamorado retratista. Tambi¨¦n me perturb¨® Ensayo sobre la ceguera, pero menos que el sobrecogedor Informe sobre ciegos, de S¨¢bato. Es lo ¨²nico que conozco de su obra. Tal vez por estar saturado de su incansable faceta opinadora.
S¨ª soy adicto a la escritura de otro portugu¨¦s ilustre llamado Lobo Antunes. Es puro estilo, oscuro y denso. Agobiante, de lectura dif¨ªcil. Pero me hipnotiza casi siempre. Cuentan de Saramago y Antunes que no se gustaban nada el uno al otro. Resaltan machaconamente en la biograf¨ªa del primero que fue mec¨¢nico y cerrajero antes que escritor. Como un a?adido m¨¦rito proletario. En Antunes hay huellas de aristocracia. Lo tiene crudo para el Nobel.
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