Servicio p¨²blico
Los pobres bancos (Bot¨ªn & co) tienen estr¨¦s. Imag¨ªnense el sufrimiento. Es lo ¨²ltimo en enfermedades sist¨¦micas (las que todos compartimos) que Susan George -en su ¨²ltimo libro, Sus crisis, nuestras soluciones, Icaria- define: "Nuestras sociedades est¨¢n tensionadas al m¨¢ximo en el sentido financiero, econ¨®mico, social y ecol¨®gico hasta un punto l¨ªmite, y no disponemos de amortiguadores". La economista y polit¨®loga francoamericana, ya vaticin¨® la supercrisis (v¨¦ase EL PA?S del 25 de febrero de 2001) cuando advirti¨®: "Se gesta una lucha de todos contra todos". M¨¢s claro, agua. Ah¨ª la tenemos, a la vista de cualquiera.
Hasta Felipe Gonz¨¢lez ha hecho suyas las tesis que esta mujer divulga en nombre de una mayor¨ªa silenciada: estamos prisioneros de las finanzas, de la econom¨ªa. ?Soluci¨®n? Sentido cr¨ªtico y autoorganizaci¨®n. Abrir ojos y orejas, aprender, culturizarse, hablar idiomas, conocer: estas son las armas para defenderse ante el papanatismo de macho Alfa, el tufo a caos, prepotencia y autosuficiencia de los amos del universo -casi siempre hombres- que producen una crisis tras otra.
El presente obliga a tener criterio y a respetar el talento y su diversidad: precisamente lo que necesitan los escolares catalanes. Esta es una asignatura pendiente, justo cuando tenemos ante los ojos un ejemplo magn¨ªfico de interpretaci¨®n diversa de las mismas leyes: ?por qu¨¦ un juez exime de la prisi¨®n preventiva a los confesos defraudadores, antiguos prohombres, Millet y Montull y otro, en cambio (una mujer, qu¨¦ curioso) los encarcela para que no puedan destruir pruebas en un asunto menor en comparaci¨®n con la enorme bola del caso Palau? Estupendo tema para comprender de qu¨¦ va la vida por aqu¨ª y como la pol¨ªtica se ha transformado en un negocio, ay, con sus beneficios, sus mes¨ªas, sus estafadores, sus hormiguitas y sus diligentes altavoces.
Esta fauna ignora un viejo concepto: el de servicio p¨²blico. Aquello que todos dicen defender, empezando por TV-3 y su solapado objetivo independentista del que el t¨ºte ¨¤ t¨ºte -cosas de hombres- de Jordi Pujol y Mikimoto fue s¨®lo otra evidencia (disfrazada de autohomenaje al padre de la televisi¨®n catalana). Ahora s¨®lo falta que el Constitucional dictamine.
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