Dios de la lluvia
Si despu¨¦s de a?os de rezos sigue sin llover, hay dos opciones: una, que hayamos seleccionado la plegaria equivocada; dos, que no exista una relaci¨®n causal entre el rezo y la lluvia. En el primer caso, buscar¨ªamos una plegaria mejor; en el segundo, dejar¨ªamos de rezar y pensar¨ªamos en alternativas. Todo esto viene a cuenta del debate sobre si la UE debe o no cambiar la posici¨®n com¨²n hacia Cuba, establecida en 1996 por iniciativa del Gobierno de Aznar y que supedita el avance en las relaciones entre la UE y Cuba al progreso en la cuesti¨®n de la democracia y los derechos humanos.
?Ha funcionado la posici¨®n com¨²n? ?Debe cambiarse? ?Por cu¨¢l? Son preguntas distintas, que requieren an¨¢lisis diferenciados. Que la posici¨®n com¨²n haya funcionado o no depende de cu¨¢l fuera su objetivo. Lo mismo debe decirse, por cierto, de los cincuenta a?os de errores de la pol¨ªtica estadounidense. Si el objetivo era traer la democracia a Cuba, lo cierto es que ha fracasado, por lo que deber¨ªa cambiarse. Pero siendo realistas, es muy dif¨ªcil pensar que una posici¨®n com¨²n de la UE, ni esta ni otra, pueda traer la democracia a Cuba. No solo se trata de que en los reg¨ªmenes autoritarios los cambios pol¨ªticos suelan fraguarse internamente, sino de tener en cuenta que en este caso existen otros actores (Estados Unidos, Brasil, M¨¦xico o Venezuela) que influyen mucho, y en direcciones contrarias, lo que debilita sumamente la eficacia de cualquier pol¨ªtica europea (m¨¢xime si, adem¨¢s, los europeos se encuentran divididos internamente).
La posici¨®n de la UE hacia Cuba, m¨¢s que ejemplo de solidez, demuestra sus contradicciones
Que el aislamiento no haya funcionado tampoco supone que el di¨¢logo sin condiciones lo vaya a hacer: de hecho, es m¨¢s que probable que se trate del mismo error pero con signo contrario, es decir, volviendo al ejemplo de la lluvia, de un cambio de plegaria. Y tampoco parece ser lo que la ciudadan¨ªa espa?ola quiere: los bar¨®metros del Real Instituto Elcano (23? Oleada, marzo de 2010) muestran que el caudal de simpat¨ªa con Cuba se ha agotado incluso entre los votantes del PSOE, siendo reemplazado por un hast¨ªo generalizado con el r¨¦gimen de los Castro. De hecho, a decir del 67% de votantes que se definen de izquierdas y que rechazan el di¨¢logo sin condiciones con Cuba, parece que la posici¨®n del ministro de Exteriores, Miguel ?ngel Moratinos, carece de respaldo incluso entre su electorado.
El r¨¦gimen cubano ha demostrado sobradamente que no est¨¢ dispuesto a entrar en un juego en el que se intercambien reformas (pol¨ªticas y/o econ¨®micas) por concesiones econ¨®micas o comerciales. Si tras la ca¨ªda del muro y el fin del apoyo sovi¨¦tico los cubanos hubieran querido liberalizar la econom¨ªa e imitar el modelo chino o vietnamita, ya lo habr¨ªan hecho. Pero Castro es un aut¨¦ntico leninista, y adem¨¢s bien informado: sabe perfectamente que si liberalizas la econom¨ªa acabar¨¢s creando una clase media que te exigir¨¢ que respetes sus derechos de propiedad, para lo cual tendr¨¢s que darles representaci¨®n pol¨ªtica. Si ya sabes que la secuencia de reformas acaba en una democracia burguesa en la cual solo te vota el 10% de la poblaci¨®n, ?por qu¨¦ ibas a emprender ese camino y traicionar una revoluci¨®n cuya se?a de identidad es el igualitarismo a ultranza? Gracias al apoyo de Ch¨¢vez y a la solidaridad de la izquierda latinoamericana, el r¨¦gimen de Castro tiene la legitimidad y los recursos econ¨®micos para sobrevivir (aunque sea a un paso del abismo), as¨ª que, mientras Castro viva, el r¨¦gimen siempre preferir¨¢ reprimir a la poblaci¨®n antes que liberalizarse (y menos hacerlo bajo presi¨®n exterior). Y como muestran las actuales conversaciones con la Iglesia cat¨®lica, cuando la legitimidad internacional se resiente un poco, el tratamiento a la oposici¨®n es tan brutal que permite disfrazar los gestos humanitarios como progresos pol¨ªticos.
Pero eso no oscurece el hecho de que la posici¨®n com¨²n hacia Cuba es tan an¨®mala y excepcional que m¨¢s que dar ejemplo de la solidez de la pol¨ªtica europea de promoci¨®n de la democracia y derechos humanos, lo que ejemplifica es sus inmensas contradicciones. Al fin y al cabo, la UE mantiene excelentes relaciones diplom¨¢ticas con Arabia Saud¨ª, T¨²nez, Siria o Uzbekist¨¢n a pesar de que estos pa¨ªses tambi¨¦n obtienen a?o por a?o la peor puntuaci¨®n en el examen sobre democracia que la organizaci¨®n Freedom House realiza cada a?o a 194 pa¨ªses. Sin duda, una de las prioridades que lady Ashton, en su calidad de alta representante para la pol¨ªtica exterior europea, deber¨ªa adoptar es la de dar un m¨ªnimo de coherencia y homogeneidad a la pol¨ªtica europea en este ¨¢mbito pues, de lo contrario, estar¨¢ tan plagada de sospechas y contradicciones que nadie se tomar¨¢ en serio los valores que los europeos decimos defender. En fin, que si hay que rezar por algo, que sea para que los cubanos del ma?ana piensen que nuestros errores fueron bienintencionados. jitorreblanca@ecfr.eu
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.