Elogio de la locura
Carlos Gal¨¢n (Madrid, 1963) es un artista inclasificable. Seg¨²n la perspectiva desde donde se mire es un eg¨®latra o el colmo de la generosidad. Me inclino a pensar en lo segundo. En cualquier caso, es un creador excesivo, para bien o para mal. Si se le ata en corto, como en el C¨¢ntico de amor del suicida, en la m¨²sica para la pel¨ªcula La leyenda de G?sta Berling o incluso en la integral de su m¨²sica mat¨¦rica puede resultar genial. Si se le permite una creatividad sin l¨ªmites es impredecible.
M¨¢s de una d¨¦cada llevaba a cuestas con su ¨®pera a.Babel, una original historia de incomunicaci¨®n en el marco de un manicomio. Tiene momentos deslumbrantes, desde luego, pero, mal que nos pese, la ¨®pera no se configura como una obra compacta en su totalidad. Si durase la mitad de lo que dura ganar¨ªa en ritmo, expresividad y concentraci¨®n. Tal como est¨¢ se pierde por momentos en la dispersi¨®n. Gal¨¢n toma a su manera el modelo del Ulises de Joyce. Le funciona a r¨¢fagas. Tengo la impresi¨®n que est¨¢ en cierto modo amordazado en la primera parte por la necesidad de realizar un trabajo consistente y riguroso musicalmente. En la segunda se viene arriba, al alcanzar mayores cotas de libertad. Y de humor. En los divertimentos allo primo Verdi o a lo Chueca, ambos aplaudidos. Cuando los toques de comedia musical aparecen, la obra respira de otra manera. Gal¨¢n est¨¢ en su salsa. Desenfadado, irreverente, pele¨®n. Si se nos pone trascendente, estamos perdidos.
A.BABEL
M¨²sica, direcci¨®n musical y esc¨¦nica: Carlos Gal¨¢n. Con Elena Rivera, Marina Makhmoutova, Milagros Poblador, Antoni Comas y Cuquito de Barbate, entre otros. Orquesta de la Comunidad de Madrid. Estreno absoluto. Teatro de la Zarzuela, 19 de junio.
Hay que agradecer el talento. Y tambi¨¦n lamentarse de que con tanta fantas¨ªa no haya resultado una obra m¨¢s equilibrada y rotunda.
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