Eguiguren y Rubalcaba
El ministro ya hab¨ªa advertido que una tregua de ETA no bastar¨ªa para legalizar a Batasuna
El ministro Rubalcaba no comparte las razones del presidente de los socialistas vascos, Eguiguren, en favor de un giro en un aspecto importante de la pol¨ªtica antiterrorista. Sustancialmente, dar pasos que favorezcan la participaci¨®n de Batasuna en las pr¨®ximas elecciones a fin de que pueda, desde la legalidad, impulsar el proceso de retirada definitiva de ETA; y establecer ya un compromiso en favor de la reinserci¨®n de los presos de ETA cuando se verifique el fin de la violencia.
La propuesta ha tenido ya efectos pol¨ªticos, casi todos negativos. El principal, meter una cu?a entre el PP y el PSOE en relaci¨®n a uno de los pocos terrenos en que existe acuerdo entre ambos partidos, y que puede acabar afectando al pacto que sustenta el Gobierno de Patxi L¨®pez. El lehendakari tambi¨¦n se ha visto obligado a salir al paso de lo dicho por el presidente de su partido.
Las reflexiones de Eguiguren contienen m¨¢s dudas que certezas, lo que hace imprudente su difusi¨®n. Pero merecer¨ªan un esfuerzo de argumentaci¨®n en contra, y no solo pedir su cese, como ha hecho la n¨²mero 2 del PP, Dolores de Cospedal. Rubalcaba ha hecho ese esfuerzo, incluso preventivamente: el pasado d¨ªa 1 declaraba en Bilbao (ahora se entiende por qu¨¦) que no bastar¨ªa una tregua de ETA para que Batasuna participara en las elecciones. Solo ser¨ªa legalizada si ETA abandona la violencia de manera "unilateral, incondicional y definitiva"; o bien si, tras intentarlo sin ¨¦xito, condena a ETA y rompe con ella.
La hip¨®tesis de una tregua hab¨ªa sido puesta en circulaci¨®n por la izquierda abertzale tras el llamamiento en tal sentido realizado por las personalidades reclutadas por el mediador Brian Currin, que propon¨ªa a cambio una disposici¨®n negociadora del Gobierno sobre el conflicto pol¨ªtico. La iniciativa de Eguiguren no puede juzgarse al margen de ese contexto.
Es cierto que hay sectores de ese mundo que est¨¢n convencidos de que la violencia es contraproducente (o ineficaz) para su causa; pero, por una parte, ETA dista de estarlo, y condiciona la tregua a una negociaci¨®n pol¨ªtica, seg¨²n atestiguan sus escritos (ponencia Mugarri) y sus hechos. Por otra, ha sido la ilegalizaci¨®n lo que ha provocado un conflicto potencial entre Batasuna y ETA. Cuando esa pol¨ªtica est¨¢ comenzando a dar resultados, ser¨ªa absurdo limitarse a decir (como ayer Javier Arenas) que Batasuna es ETA; pero tambi¨¦n lo ser¨ªa adelantarse a legalizar a Batasuna antes de que esta formaci¨®n culmine su ruptura con la estrategia violenta.
Precisamente porque, como dice Eguiguren, la influencia de Batasuna es decisiva para convencer a ETA, es inoportuna una iniciativa que pueda ser interpretada por sus jefes como se?al de que puede recobrar la legalidad sin hacer lo que deben. Batasuna y EA escenificaron ayer en Bilbao un acuerdo para luchar por la independencia del Pa¨ªs Vasco. No hubo una sola referencia a ETA, ni a la violencia. Es una prueba m¨¢s del largo camino que queda por recorrer.
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