Pek¨ªn combate el recalentamiento de la econom¨ªa
La medida incentiva el consumo y perjudica las exportaciones
Desequilibrios globales: EE UU consume y se endeuda demasiado (igual que Espa?a, por cierto); China, Jap¨®n y Alemania ahorran demasiado. La flexibilizaci¨®n del tipo de cambio anunciada por China contribuir¨¢ a reducir esos trastornos, esenciales para entender el mar de fondo en el que se fragu¨® la Gran Recesi¨®n. China lleva a?os manteniendo artificialmente devaluado el yuan, en especial desde 2008. Durante mucho tiempo eso permiti¨® un desarrollo formidable. Pero ahora empieza a causar problemas de recalentamiento en su econom¨ªa, con el PIB creciendo un 10% y la amenazante inflaci¨®n, con una incipiente burbuja inmobiliaria en algunos lugares de ese inmenso pa¨ªs y el cr¨¦dito y las inversiones directas creciendo a toda velocidad, tal vez demasiada velocidad.
China lleva meses tratando de enfriar su econom¨ªa, con subidas de tipos de inter¨¦s y un endurecimiento del cr¨¦dito que no han sido suficientes. La semilibertad del yuan favorece el consumo a costa de las exportaciones, que al encarecerse perder¨¢n parte de su competitividad: buenas noticias para las ventas al exterior de EE UU y Alemania, grandes exportadores a China. Y relativamente buenas para Espa?a: la exportaci¨®n espa?ola hacia China supone apenas el 1% del total, pero el tir¨®n de Alemania es positivo para las empresas espa?olas, que aportan bienes intermedios a las compa?¨ªas alemanas.
De retruque, Espa?a se beneficia por la v¨ªa de los mercados: tras el castigo de las ¨²ltimas semanas, la revaluaci¨®n despeja el camino de la recuperaci¨®n y eleva el apetito por el riesgo. Eso supone un castigo para la deuda alemana, la suiza o la estadounidense, tradicionales refugios en tiempos de turbulencias, y nuevas oportunidades para la deuda espa?ola, con intereses m¨¢s atractivos.
Sin embargo, es dif¨ªcil que los problemas desaparezcan de un plumazo. "Se intenta dejar atr¨¢s d¨¦cadas de exceso consumista en EE UU y de lo contrario en China, Jap¨®n y Alemania", dijo a Bloomberg Jim O'Neill, de Goldman Sachs. La paradoja es que "tal vez China pueda mantener la cabeza m¨¢s alta que los dem¨¢s, aunque quiz¨¢ sea m¨¢s f¨¢cil tomar este tipo de decisiones por diktat que democr¨¢ticamente", se?al¨® O'Neill. Mientras China contribuye a reducir los desequilibrios (en parte por ego¨ªsmo, por el calentamiento de su econom¨ªa, pero enfrent¨¢ndose a las cr¨ªticas de quienes conf¨ªan a ciegas en esa receta de mantener el yuan devaluado para exportar), Alemania es incapaz de enfrentarse a sus traumas y lidera el culto a la austeridad en una Europa que tiene ante s¨ª una dif¨ªcil salida del t¨²nel, con su locomotora econ¨®mica empe?ada en ahorrar y obsesionada por el d¨¦ficit. China es m¨¢s h¨¢bil: los expertos limitan la apreciaci¨®n a un m¨¢ximo del 3% en un a?o, que dif¨ªcilmente puede revocar los desequilibrios. Pero al menos va en la buena direcci¨®n y de paso tiene el don de la oportunidad: cambia la agenda del pr¨®ximo G-20. China iba a ser diana de las cr¨ªticas por los tejemanejes con su moneda. Alemania y su fetichismo del d¨¦ficit pueden tomar el relevo.
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