Kiss solo despega al final ante 15.000 de sus fan¨¢ticos
Empezando por el desenlace. Si alguien entr¨® justamente en los cinco minutos finales del concierto de Kiss se encontr¨® con el siguiente panorama. Cuatro tipos a punto de entrar en la sesentena vestidos con unas estrafalarias armaduras y maquillados por, es una suposici¨®n, el estilista de Marujita D¨ªaz; el guitarrista, el bajista y el bater¨ªa se elevan sobre el p¨²blico gracias a unas enormes plataformas de acero que, adem¨¢s, escupen cascadas de humo; el otro guitarrista golpea su instrumento hasta casi destrozarlo al tiempo que irrumpen unas explosiones rompet¨ªmpanos; fuegos artificiales que estallan ?en un local cerrado!; la lluvia de confeti m¨¢s copiosa que el ser humano haya soportado que acaba enterrando a un p¨²blico que se mueve en espasmos. Ah, entre tanto ruido parece intuirse una canci¨®n, ese Rock and roll all nite himn¨ªstico que se cre¨® precisamente para eso, para rockandrolear. Excitante, ?no? Al menos s¨ª para los que llenaban (15.000 personas) el Palacio de los Deportes. Pero no fue as¨ª todo el concierto.
Las cosas como son: hasta que no lleg¨® el tramo final, Kiss estuvo pel¨ªn aburrido. La tirolina que transporta a Paul Stanley por encima del p¨²blico, Gene Simmons y su sangre de mentira brot¨¢ndole por la boca, el bater¨ªa, Eric Singer, disparando con un bazuca... Toda esa cacharrer¨ªa que excita a los seguidores de Kiss se dispar¨® sin causar da?os. Pero no el repertorio, con una elecci¨®n equivocada de temas. Tampoco ayudaron esos discursos eternos de Stanley que fracturaron el ritmo del espect¨¢culo recurriendo a reflexiones tan originales como "sois el mejor p¨²blico del mundo". No fue hasta la media hora final (y el concierto consumi¨® dos horas) cuando aquello se enderez¨®. ?La causa? Cl¨¢sicos como Love gun, Detroit rock city, I was made for lovin' you o el cierre de Rock and roll all nite. Kiss es una hamburguesa grasienta, un bocadillo de mortadela, algo contraindicado en cualquier dieta, pero tentador en alg¨²n momento de la vida. Anoche, esa inflaci¨®n de colesterol solo la sirvieron al final. Al menos nuestra salud lo agradecer¨¢.
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