Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa, jesuita 'sin papeles'
Castigado por Roma por no aceptar silencios ni censuras, practic¨® la teolog¨ªa de la liberaci¨®n en el madrile?o Pozo del T¨ªo Raimundo - Escribi¨® 'Yo creo en la esperanza'
Ayer muri¨® Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa, uno de los grandes te¨®logos espa?oles. Iba a cumplir en octubre los 99 a?os de vida. Fue jesuita impenitente, obligado por los inquisidores del Vaticano a dejar la orden de Ignacio de Loyola por no aceptar silencios ni censuras. Pese a todo, nunca dej¨® de vivir en (y con) la Compa?¨ªa de Jes¨²s. "Soy un jesuita sin papeles", ironizaba.
Nacido en la sucursal del Banco de Espa?a de Gij¨®n, de la que su padre era director, Alegr¨ªa (al te¨®logo D¨ªez-Alegr¨ªa todos le llamaban Alegr¨ªa) se mud¨® pronto al bando de los mineros. Una vez le preguntaron c¨®mo un banquero pod¨ªa ser cat¨®lico, y D¨ªez-Alegr¨ªa contest¨® con esta an¨¦cdota brechtiana. Fue un banquero a confesarse y le dijo: "Mire, padre, yo soy banquero". Alegr¨ªa le respondi¨®: "?Mal empezamos!".
El Vaticano le oblig¨® a dejar la orden de Ignacio de Loyola
La jerarqu¨ªa de la Iglesia ha soportado su fama con pasmo o p¨¢nico
D¨ªez-Alegr¨ªa era profesor en la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma cuando en 1972 public¨® sin la censura previa obligada el libro Yo creo en la esperanza, que en apenas semanas dio la vuelta al mundo. Eran tiempos del posconcilio, aunque ya se vislumbraban nubarrones en aquella primavera eclesial. Alegr¨ªa hab¨ªa pedido permiso para editar su libro. No ha lugar, le dicen. Toma una decisi¨®n que cambiar¨ªa su vida. El libro aparece en la editorial Descl¨¦e de Brouwer, de Bilbao. Se vendieron 200.000 ejemplares en numerosos idiomas. Su salto a la fama fue fulminante. Quince d¨ªas m¨¢s tarde, un peri¨®dico de Roma, Il Messagero, y el m¨¢s importante de EE UU, The New York Times, tronaban: "El best seller de un jesuita espa?ol aclama a Marx y ataca a Roma".
Exclaustrado de la Compa?¨ªa de Jes¨²s, regresa a Madrid y vivir¨¢ en una chabola del Pozo del T¨ªo Raimundo, la barriada en la que otro jesuita, el padre Llanos, ex capell¨¢n de Falange y ex amigo del dictador Franco, llevaba practicando teolog¨ªa de la liberaci¨®n desde 1955. Alegr¨ªa, cuyo sentido del humor y paciencia evang¨¦lica no ten¨ªan l¨ªmites, se hizo imprimir esta tarjeta de visitas: "Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa. Doctor en Filosof¨ªa. Doctor en Derecho. Licenciado en Teolog¨ªa. Ex profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Gregoriana. Jubilado por m¨¦ritos de guerra incruenta. Calle Martos, 15. Pozo del T¨ªo Raimundo".
Ha fallecido en la residencia de los jesuitas de Alcal¨¢ de Henares. Disc¨ªpulos, amigos y admiradores peregrinaban all¨ª con frecuencia para disfrutar de su conversaci¨®n, sabia, p¨ªcara, sin pelos en la lengua, de belleza incomparable. Hace unos meses empez¨® a consumirse poco a poco. Se corri¨® la voz: "Se nos est¨¢ agotando Alegr¨ªa". Se apag¨® en la amanecida del viernes.
Alegr¨ªa ten¨ªa admiradores incluso entre los jerarcas del catolicismo porque era cristiano irreductible, pese a sus impertinencias con el poder. En eso se parec¨ªa a Jes¨²s, el fundador cristiano, crucificado por decir lo que pensaba. En un mundo de eclesi¨¢sticos acomodados, que apenas usan el nombre de Cristo porque prefieren las figuras tiernas pero pac¨ªficas y melifluas de Mar¨ªa, o la de los papas lujosamente instalados en la soberan¨ªa vaticana, D¨ªez-Alegr¨ªa aconsejaba humildad, volver a Cristo y menos papanatismo. "Hay que citar m¨¢s a los Evangelios y menos al Papa", dec¨ªa. En la ¨²ltima conversaci¨®n con EL PA?S proclam¨® que en unos 20 o 30 a?os se admitir¨ªa el matrimonio de los cl¨¦rigos y, un poco m¨¢s tarde, el sacerdocio de la mujer. Cuando regres¨® de Roma, para quedarse en el Pozo, "una nube de periodistas le buscaba por Madrid, como si fuera un famoso actor de cine", recuerda Pedro Miguel Lamet, tambi¨¦n jesuita sabio y rebelde, y su bi¨®grafo (D¨ªez-Alegr¨ªa. Un jesuita sin papeles. Editorial Temas de Hoy. 2005).
La jerarqu¨ªa ha soportado la fama Alegr¨ªa con pasmo o p¨¢nico. Por ejemplo, el 28 de mayo de 1977. Ese d¨ªa, EL PA?S acog¨ªa en su primera p¨¢gina una gran fotograf¨ªa con el jesuita Llanos saludando pu?o en alto ante 60.000 personas reunidas en el campo de f¨²tbol de Vallecas (Madrid). "El mitin comunista de ayer cont¨® con dos protagonistas de excepci¨®n, tan dentro de la l¨®gica de la historia de la Iglesia espa?ola como fuera de programa: los padres jesuitas D¨ªez-Alegr¨ªa y Llanos. El padre Llanos -en la fotograf¨ªa- saluda, pu?o en alto, a su pueblo de El Pozo. De alguna manera viene a simbolizar el compromiso hist¨®rico de cierta Iglesia pasada dolorosamente del nacional-catolicismo al saludo de identificaci¨®n marxista", dec¨ªa el pie de foto.
D¨ªez-Alegr¨ªa no era marxista, pero tampoco antimarxista. En el libro Rebajas teol¨®gicas de oto?o escribi¨® un cap¨ªtulo titulado Recuerdos a Marx de parte de Jes¨²s en el que contaba que tuvo un sue?o en el que Jes¨²s se le presentaba y le dec¨ªa: "Oye, y este Carlos Marx, del que tanto hablan escandalizados mis disc¨ªpulos actuales, ?qu¨¦ me dices de ¨¦l?". Alegr¨ªa le recitaba textos de Marx, y Jes¨²s le dec¨ªa: "Mira, si ves a Carlos Marx, dale recuerdos de mi parte y dile que no est¨¢ lejos del Reino de Dios".
A los 90 a?os, D¨ªez-Alegr¨ªa public¨® la segunda parte de su famoso libro, esta vez con el t¨ªtulo Yo todav¨ªa creo en la esperanza, pero en medio hay muchas otras obras magn¨ªficas, como Actitudes cristianas ante los problemas sociales (1967), Cristianismo y revoluci¨®n (1968), Teolog¨ªa en broma y en serio (1977), ?Se puede ser cristiano en esta Iglesia? (1987), Cristianismo y propiedad privada (1988) o Tomarse en serio a Dios, re¨ªrse de uno mismo (2005).
Pese al temprano castigo por Yo creo en la esperanza, D¨ªez-Alegr¨ªa no volvi¨® a tener problemas con los inquisidores. Es que manejaba la Biblia con gran conocimiento. Siempre hab¨ªa un Padre de la Iglesia que hab¨ªa dicho antes lo que ¨¦l sosten¨ªa.
Tampoco tuvieron, ni Llanos ni Alegr¨ªa, problemas con la severa dictadura franquista y nacionalcat¨®lica, obligada, en cambio, a abrir en Zamora una c¨¢rcel solo para curas. La explicaci¨®n fue el origen de los dos protagonistas. Llanos era hijo de un general, y D¨ªez-Alegr¨ªa, de un banquero de Gij¨®n, adem¨¢s de hermano de los tenientes generales Luis D¨ªez-Alegr¨ªa, jefe de la Casa Militar de Franco y ex director general de la Guardia Civil, y Manuel, ex jefe del Alto Estado Mayor del Ej¨¦rcito. Un d¨ªa, el general Luis cometi¨® una infracci¨®n de tr¨¢fico y el agente que le tomaba nota para la multa, al ver su apellido, le pregunt¨® si era familiar del "famoso te¨®logo D¨ªez-Alegr¨ªa".
He aqu¨ª una de las historias que contaba D¨ªez-Alegr¨ªa, con arrobo teol¨®gico, para armonizar con la fe cat¨®lica su radical teolog¨ªa de liberaci¨®n. Un catequista de mujeres adultas en Andaluc¨ªa se top¨® con una joven muy pobre, casada y con hijos, que se hab¨ªa ido a vivir con un viejo.
- Mujer, tienes que volver, no puedes seguir con el viejo.
- Pues claro que s¨ª, se?orito. Pero es que el viejo se va a morir enseguida, y me voy a quedar con una casica muy apa?ada, me traigo a mi marido y a mis hijos, y problema resuelto.
- Pero, mujer, es que eso es contra la ley de Dios.
La mujercita, con convicci¨®n: "No, se?orito, si yo con el Se?or no tengo dificultad. Yo le digo al Se?or: Se?or, t¨² me perdonas a m¨ª y yo te perdono a ti ['por tenerme tan pobre', matiz¨® Alegr¨ªa], y estamos en paz".
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