Fraude, deudas o prodigios
A ra¨ªz del llamado "plan de choque" del Gobierno y de sus difusas intenciones de subir los impuestos a "los m¨¢s ricos", este diario public¨® un cuadro de lo m¨¢s chocante para m¨ª, que soy profano en econom¨ªa, y sobre el que no he le¨ªdo comentarios. Los datos proven¨ªan de la Agencia Tributaria y de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de Valores, y, seg¨²n ellas, el 67% de los contribuyentes gana un m¨¢ximo de 21.000 euros anuales brutos, y casi el 40% se embolsa, como mucho, 12.000 al a?o. Esto supone que "los ricos" de ese casi 40% son meros mileuristas. Si se piensa que s¨®lo el alquiler de un piso peque?o, en las grandes ciudades en que se concentra el mayor n¨²mero de habitantes (pero casi tambi¨¦n en las medianas), nunca cuesta por debajo de 600 o 700 euros, y que f¨¢cilmente se pone en 850 o hasta en 1.000 mensuales, ya me explicar¨¢n ustedes c¨®mo vive y ha vivido ese 67%, no digamos ese cerca del 40% que, como he dicho, alcanza a ver, con suerte, 1.000 euros cada treinta d¨ªas.
"La gente aqu¨ª se ha endeudado hasta la demencia, viviendo muy por encima de sus posibilidades"
Pero no es s¨®lo c¨®mo vive y ha vivido. Es tambi¨¦n c¨®mo los incontables negocios, empresas, comercios, industrias, locales y tiendas pueden y han podido tirar adelante y prestar servicios y efectuar ventas. C¨®mo los fabricantes de autom¨®viles han sido capaces de encasquetarle a la gente millones de unidades, hasta el punto de que la percepci¨®n de todos es que cada vez hay m¨¢s coches en las calles y que a casi nadie le falta el suyo; c¨®mo es que cada mes surgen nuevos restaurantes y bares, que a menudo est¨¢n llenos; c¨®mo es que proliferan las tiendas de ropa y, por mencionar una sola marca, hay una de Zara en cada esquina; c¨®mo es que no se han hundido las industrias del ocio, que adem¨¢s se han visto perjudicadas, en los ¨²ltimos tiempos, por las descargas ufanamente ladronas de cine, m¨²sica, series de televisi¨®n y ahora libros, con el benepl¨¢cito de los Gobiernos de Aznar y Zapatero, que han contra¨ªdo una insaldable deuda con los artistas, las discogr¨¢ficas, las productoras de cine, los editores y los distribuidores. Y, sobre todo, c¨®mo es que no se han parado de construir viviendas en todas partes, de la manera m¨¢s vand¨¢lica y desaforada, y c¨®mo es que tantos ciudadanos se han permitido hipotecarse, a cuarenta o incluso a cincuenta a?os, para adquirirlas. M¨¢s a¨²n cuando hoy nadie -excepto los quejosos funcionarios- tiene garantizado su puesto de trabajo m¨¢s all¨¢ de unos meses, y muchos ni eso.
El profano se pregunta c¨®mo vive este pa¨ªs si los ingresos son los de ese cuadro. C¨®mo es que, apenas llegan unas vacaciones o un puente, no queda un billete de avi¨®n ni de tren para ir a casi ning¨²n lado, ni habitaciones libres en numerosos hoteles; c¨®mo es que, cuando uno est¨¢ en el extranjero, se topa con manadas de espa?oles siempre (particularmente visibles los catalanes y los madrile?os); c¨®mo es que familias modestas se gastan la hijuela no ya en una boda, sino en la comuni¨®n de la ni?a, convertida en una miniboda, cuando esa ocasi¨®n se sol¨ªa despachar con un piscolabis para cuatro amiguitos y a lo sumo un reloj para el comulgante; c¨®mo es que los infinitos festejos que hay en nuestro pa¨ªs -uno a lo grande en cada localidad, cuando no varios- est¨¢n a rebosar, lo mismo que los festivales de m¨²sica como el reciente "Rock in R¨ªo" y los establecimientos de ocio todos los viernes, s¨¢bados y v¨ªsperas de los ochocientos d¨ªas no laborables que atestan nuestro calendario. C¨®mo es que los endeudados Ayuntamientos del territorio entero siguen organizando, cada fin de semana, maratones, vueltas ciclistas, conciertos, procesiones, espect¨¢culos y "eventos l¨²dicos" varios que cuestan siempre tanto dinero como si los montaran las empresas de la trama G¨¹rtel, las cuales -ya saben- multiplicaban en su provecho el coste hasta de unas sillas plegables en mitad de una plaza.
El cuadro para m¨ª tan chocante habla de los que declaran a Hacienda, lo cual lleva a sospechar que una de tres: o el fraude fiscal en Espa?a es monstruoso y los datos de ese cuadro nada tienen que ver con la realidad verdadera; o nuestros compatriotas son genios de la econom¨ªa individual y consiguen milagrosamente viajar hasta el ¨²ltimo rinc¨®n del mundo, tener y mantener coche, alquilar o comprar piso (comprar, nada menos, algo raro en Europa), poseer aparato de DVD y televisi¨®n de cristal l¨ªquido, disponer de Internet, vestir ropa aceptable, salir de juerga m¨¢s de cien noches al a?o, abarrotar los restaurantes, los hoteles y las playas, asistir a conciertos de rock, fumar algo, beber no poco, comprar libros, ir al cine, alimentarse y medicarse, celebrar por todo lo alto bodas, bautizos y despedidas de solteros, no privarse jam¨¢s (antes muertos) de los car¨ªsimos festejos populares de su lugar y de otros varios (f¨ªjense en las multitudes de sanfermines, Feria de Abril y fallas), holgazanear durante el rosario de jornadas festivas y sus correspondientes puentes ?, cuando casi el 40% de ellos cuenta para todo eso con menos de 1.000 euros mensuales; o bien, por ¨²ltimo, la gente aqu¨ª se ha endeudado hasta la demencia, viviendo muy por encima de sus posibilidades con la complacencia taimada de los tentadores bancos que han incitado a pedir cr¨¦ditos y a tirar de VISA aun para los mayores caprichos y chorradas, incluidas las liposucciones y operaciones de pechos de los adolescentes acomplejados. O vivimos con un descomunal agujero de dinero negro, que se nos sustrae a todos, o debemos hasta el pellejo y la totalidad de nuestros ¨®rganos, o, lejos de re?ir a Espa?a, las agencias financieras internacionales deber¨ªan darle una medalla a cada habitante de este pa¨ªs incomprensible, por obrar prodigios.?
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