Las heridas abiertas de Congo
Alberto II de B¨¦lgica llega a Kinshasa en el 50? aniversario de la independencia de la ex colonia - Los hijos de Lumumba exigen que se investigue a sus asesinos
Alberto II, rey de los belgas, lleg¨® ayer a Kinshasa para conmemorar los 50 a?os de la independencia de la Rep¨²blica Democr¨¢tica de Congo (RDC), antiguo Zaire. Es un viaje de cuatro d¨ªas marcado por recelos hist¨®ricos y actuales. La visita real de Alberto y Paola es la primera a la ex colonia en 25 a?os, cuando fue Balduino. Para evitar desencuentros el rey no tomar¨¢ la palabra en la cena de gala de hoy y ma?ana asistir¨¢ vestido de civil al desfile conmemorativo.
Las relaciones bilaterales nunca han sido f¨¢ciles. En tiempos del rey Leopoldo (1835-1909), Congo fue una finca particular del monarca y despu¨¦s una colonia en la que se masacr¨® a decenas de miles de personas para la obtenci¨®n del marfil y otras riquezas. Aquellos horrores quedaron inmortalizados en la novela El coraz¨®n de las tinieblas, de Joseph Conrad, de la que Francis Ford Coppola se inspir¨® para su pel¨ªcula anti-Vietnam Apocalypse now.
Para evitar roces, el rey no tomar¨¢ la palabra durante la cena de gala
Desde 1996 han muerto m¨¢s de 4,5 millones de civiles por la guerra
No es la ¨²nica afrenta del pasado. La otra y m¨¢s reciente es el asesinato del ex primer ministro Patrice Lumumba en 1961, poco despu¨¦s de la independencia. Sus hijos, coincidiendo con la efem¨¦rides, han pedido que se investigue a 12 belgas por el magnicidio.
Fue en enero de este a?o cuando el presidente de la RDC, Joseph Kabila, formul¨® la primera invitaci¨®n verbal para que el rey asistiera a los fastos de la independencia. El Gobierno belga tard¨® dos meses en responder. Un retraso que molest¨® en Kinshasa, que lo tom¨® como un gesto inamistoso a sumar a otros, como las peticiones de algunas ONG para que durante la visita real se realizara una defensa del respeto a los derechos humanos. "Cuando en ?frica se te invita a una fiesta deber¨ªas sentirte honrado", dijo el embajador congole?o en Bruselas.
Estos disensos ¨²ltimos son de peque?o calibre comparados con el choque diplom¨¢tico de hace dos a?os, cuando el entonces ministro de Exteriores belga y hoy comisario europeo de Comercio, Karel de Gucht, atac¨® la corrupci¨®n de las ¨¦lites congole?as. Kinshasa acus¨® a B¨¦lgica de a?orar la colonizaci¨®n.
Esta vez, en una atm¨®sfera m¨¢s sosegada, el ministro belga de Cooperaci¨®n, Charles Michel, insisti¨® en la importancia del respeto a los derechos humanos, a los que supedita el desarrollo del pa¨ªs (es decir, la inversi¨®n belga), pero valor¨® la lucha contra la corrupci¨®n del Gobierno de Kabila.
La delegaci¨®n real es muy reducida, en buena parte debido al delicado proceso negociador para la formaci¨®n del futuro Gobierno federal que se vive en el pa¨ªs. El primer ministro dimisionario, Yves Leterme, es la ¨²nica figura pol¨ªtica. Hace unos d¨ªas, Bruselas reconoci¨® que las entrevistas entre el rey y Kabila y entre los dos primeros ministros ser¨¢n entre "socios iguales y soberanos y un di¨¢logo franco abierto y constructivo". Pero lo que se digan unos y otros ser¨¢ a puerta cerrada.
Las autoridades congole?as no quieren sorpresas. Adem¨¢s de suprimir la alocuci¨®n regia en la cena de gala, tampoco quiere que Leterme realice declaraciones durante los cuatro d¨ªas marcados por entrevistas y visitas a empresas y centro educativos y sociales.
La RDC es uno de los pa¨ªses potencialmente m¨¢s ricos de ?frica. Tiene inmensas reservas de oro, cobre, diamantes, cobalto, coltan (en cuyo saqueo no son inocentes muchas empresas belgas, como denunci¨® la ONU) y diversos minerales estrat¨¦gicos.
Medio siglo de independencia no ha mejorado la situaci¨®n de pobreza de gran parte de sus 60 millones de habitantes, v¨ªctimas de la corrupci¨®n y la guerra. Desde 1996 han muerto en la RDC m¨¢s de 4,5 millones de personas debido a la guerra en las regiones del este, una contienda en la que tampoco son inocentes pa¨ªses como Ruanda y Uganda. La ONU tiene desplegada una fuerza de 20.000 soldados y polic¨ªas para impulsar los acuerdos de paz, nunca cumplidos del todo.
Joseph Kabila, hijo y sucesor de Laurent Kabila, el hombre que acab¨® con la dictadura de Mobutu Sese Seko, fue elegido presidente en 2006 en unas elecciones sin garant¨ªas. Sus promesas de democratizar y modernizar la RDC siguen siendo palabras vac¨ªas.
La complicidad de B¨¦lgica en la muerte y desaparici¨®n del ex primer ministro izquierdista Patrice Lumumba va a planear durante la visita. Destituido y detenido, Lumumba logr¨® escapar, pero fue capturado por los soldados de Mobutu y trasladado desde Leopoldville (actual Kinshasa) a Elisabethville (Lumumbashi), capital de una Katanga rica en minerales que buscaba la secesi¨®n con ayuda de B¨¦lgica. All¨ª, Lumumba fue torturado, asesinado y su cuerpo disuelto en ¨¢cido en enero de 1961. En 2001, una comisi¨®n parlamentaria belga reconoci¨® la "responsabilidad moral (...) de ciertos miembros del Gobierno belga y otros actores belgas" en aquella sangrienta operaci¨®n.
Bruselas pidi¨® luego perd¨®n a la RDC por lo ocurrido 40 a?os antes, pero el fantasma de aquel magnicidio no descansa. La iniciativa de los hijos de Lumumba demuestra que la visita de Alberto II no es una de cortes¨ªa. Las heridas a¨²n no est¨¢n cerradas.
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