'Glee' ya es una fiebre global
?D¨®nde acaban su aventura espa?ola dos actores estadounidenses tras su apretada jornada laboral? Un tablao es triunfo seguro. La visita de Amber Riley y Chris Colfer al Corral de la Morer¨ªa no fue a mayores porque los chavales nadan a¨²n en mares de timidez y no se arrancaron en el escenario, pero no fue por falta de ganas.
Riley (1986, Los ?ngeles) y Colfer (1990, Fresno) son poco menos que desconocidos en Espa?a, donde su serie con vocaci¨®n de musical, el mayor nuevo ¨¦xito televisivo del a?o en EE UU, Glee, est¨¢ a¨²n despegando, pero eso no impidi¨® que aparecieran por Madrid protegidos por una marabunta digna de cualquier estrella de Hollywood: seguridad biling¨¹e, publicistas propios (con cierta obsesi¨®n por el cron¨®metro y poco inter¨¦s por lo dem¨¢s) y personal de alta graduaci¨®n del estudio.
"?El secreto? La m¨²sica, que salta barreras generacionales"
En su visita promocional de la serie (actualmente en Fox, Digital +, Dial 21 y Neox), EP3 se peg¨® a sus talones en dos delirantes jornadas de televisiones, revistas y fans. "A veces da miedo", confiesa Colfer, "a¨²n recuerdo cuando unas chicas borrachas me retuvieron en un ascensor y me dijeron que no saldr¨ªa hasta que me hubiera hecho fotos con todas ellas". A Riley le da la risa y ambos empiezan a dirimir si aquella fue realmente una situaci¨®n de riesgo o si Colfer es demasiado sensible.
La pareja escogi¨® una curiosa variaci¨®n de la dieta mediterr¨¢nea a base de jam¨®n de Jabugo y Coca-Cola Light. En su encuentro concertado con los fans lo m¨¢s sabroso fue una confesi¨®n de Colfer: "Una vez, en el plat¨®, me lo estaba haciendo encima. Cuando al fin encontr¨¦ un ba?o y me desahogu¨¦, result¨® ser un ba?o de atrezo".
Es duro ser fan de Glee. No por formar parte de una minor¨ªa a la que en Espa?a nadie hace mucho caso; sino porque no basta con esperar 12 horas en la puerta del hotel para conseguir un aut¨®grafo. Cuatro valientes acamparon junto a la Puerta de Alcal¨¢ hasta que, al d¨ªa siguiente, un ataque de piedad se apoder¨® de los actores. Ni Brad Pitt se lo hubiera puesto tan dif¨ªcil.
No solo del glamour vive una estrella teen. Sondeamos a los actores sobre otro asunto que copa las portadas europeas. "?Qu¨¦ es un hooligan?", pregunta Colfer en conversaci¨®n informal cuando el cronista le comenta que deber¨ªa andarse con ojo en Londres, su siguiente parada promocional, que coincide con el debut de la selecci¨®n inglesa en el Mundial. El joven actor pone cara de no entender nada y, ya de paso, admite que tampoco tiene muy claro qu¨¦ es un Mundial. Riley, presa del cambio horario, simplemente bosteza.
Lo suyo parece ser, sencillamente, la m¨²sica. "Bueno, a m¨ª la m¨²sica tampoco me ha interesado demasiado nunca", corrige Colfer. "Me interesaba la interpretaci¨®n". Riley abre desmesuradamente los ojos para aclarar que a ella s¨ª, es m¨¢s, que la m¨²sica es su vida. "Glee habla de muchos temas complejos que, aunque no estaban en el piloto, se han ido desarrollando despu¨¦s. Pero su aut¨¦ntico secreto es la m¨²sica. Eso nos ha permitido saltar un mont¨®n de barreras generacionales y llegar a todo el mundo con igual intensidad", defiende.
En la serie, Colfer interpreta a un chico gay de aguda voz que le confiesa a su rudo padre su tendencia sexual al son de Defying gravity, del musical Wicked; el personaje de Riley oculta sus carencias emocionales bajo un temperamento explosivo. Son dos de los pringaos que formar¨¢n parte del impopular coro del instituto, que se ver¨¢ revolucionado con la entrada del quarterback estrella. Para su segunda temporada, Glee amenaza con romper audi¨®metros. Los rumores sobre las estrellas invitadas incluyen a Kate Perry, Britney Spears y Lady Gaga (a cuyas canciones ya le han dedicado un cap¨ªtulo entero, como tambi¨¦n hicieron con Madonna). Los actores, eso s¨ª, no sueltan prenda y, finalmente, cuando la agenda llega a su fin, optan por largarse al tablao, a perder el sent¨ªo.
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