"Mi carrera no ha sido comprometida; ahora puedo serlo"
Los vaqueros le quedan de esc¨¢ndalo. Y no daremos pie a m¨¢s frivolidades. Mira Sorvino no porta la careta de rubia dicharachera que tan bien ha llevado a la gran pantalla. Hoy frunce el ce?o. Esta mujer que gan¨® un Oscar por su interpretaci¨®n de una actriz porno en Poderosa Afrodita ha venido a denunciar el tr¨¢fico de personas, la mayor¨ªa mujeres forzadas a ejercer la prostituci¨®n. Sorvino es consciente de la iron¨ªa, pero la corta con una sonrisa: "A Linda, mi personaje, nadie la obligaba a prostituirse".
Estamos en una arrocer¨ªa a dos pasos de la Gran V¨ªa de Madrid. Sorvino, de 42 a?os, ha aterrizado hace unas horas. Quiere comida espa?ola, aunque para disgusto de la ma?tre no tiene cuerpo para la especialidad de la casa. Pide gazpacho (que ya conoc¨ªa: "He rodado en Barcelona y Sevilla", recuerda), sepia, jam¨®n y una ensalada "sin at¨²n". "Antes de quedarme embarazada, me hice an¨¢lisis para ver si estaba sana y me dijeron que ten¨ªa el mercurio muy alto. Desde entonces no tomo pescados de gran tama?o", dice la actriz, que est¨¢ amamantando a su tercer hijo, de un a?o, que ha viajado con ella a Madrid. Del resto muestra fotos desde su iPhone. Y de su marido, 14 a?os m¨¢s joven que ella. "Lo conoc¨ª en una fiesta. Cuando me enter¨¦ de su edad fue como: ?oh, no! Luego pens¨¦ que me doler¨ªa si alguien me rechazara por eso. As¨ª que quedamos la noche siguiente. Y la siguiente. Y...".
La actriz oscarizada es 'embajadora' de la ONU contra la trata de personas
Sorvino, cuya carrera cinematogr¨¢fica no est¨¢ en un buen momento, lleva a?os comprometida con los derechos humanos. Ha sido colaboradora de Amnist¨ªa Internacional y es embajadora de Naciones Unidas contra el tr¨¢fico de personas, difuso t¨ªtulo el de embajador, que ella ejerce con la seriedad que merece lo dram¨¢tico del tema. La comida, m¨¢s que un relajado encuentro con una actriz c¨®mica se torna en una seria charla con alguien que ha o¨ªdo de primera mano historias terribles. Lo sabe y se entrega en cada testimonio hasta enrojec¨¦rsele los ojos.
"Mi carrera como actriz no ha tocado causas comprometidas", dice esta licenciada en estudios asi¨¢ticos. "Hace muchos a?os estuve a punto de dirigir una pel¨ªcula sobre una familia que se ocult¨® durante a?os bajo la casa de unos oficiales nazis, pero el proyecto se abort¨®. ?Recuerdas la primera escena de Malditos bastardos, de Tarantino? ?Me rob¨® la historia! Sabes que fuimos novios durante tres a?os... Hace poco me lo encontr¨¦ y le dije: '?Oye, ladr¨®n!'. Me contest¨®: '?Te he dado 12 a?os para hacerlo!", sonr¨ªe.
"Naciones Unidas me propuso colaborar con ellos dos d¨ªas despu¨¦s de quedarme embarazada y cre¨ª que era mi momento para comprometerme", contin¨²a. "Busco resultados, no palabras bonitas. Quiero presionar para que se endurezcan las penas a los traficantes, para que se le d¨¦ la residencia legal a las v¨ªctimas que logren salir de estas redes, a ellas y a sus familiares, que muchas veces est¨¢n amenazados de muerte por las mafias".
Sorvino lleva encima una grabadora. Tras la comida va a visitar una casa de acogida de mujeres que han podido salir de la prostituci¨®n forzada. "Con los testimonios que he recopilado quiero escribir una obra de teatro que se pueda interpretar en los colegios. Para que cambien las cosas hay que transmitir valores a los ni?os antes de que cumplan 17 a?os, cuando est¨¢ form¨¢ndose la empat¨ªa. Despu¨¦s, no hay nada que hacer".
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