"Los argentinos nos sacaban de quicio"
Entre 1986 y 1990 Argentina y Alemania echaron un pulso macanudo en el que se repartieron dos Copas del Mundo. Fue la primera y ¨²nica vez que se repiti¨® una final sin espacio intermedio. Andreas Brehme (Hamburgo, 49 a?os), uno de los laterales izquierdos m¨¢s completos de siempre, fue de los pocos elegidos que vivi¨® la doble experiencia en el terreno de juego.
Pregunta. ?Qu¨¦ semejanzas y diferencias encuentra en las dos selecciones ahora que la historia se repite?
Respuesta. No es justo comparar a la Alemania actual con la de mi generaci¨®n. No solo ¨¦ramos 11 jugadores, ?¨¦ramos 22! Sobre todo, en 1990, cuando ganamos el t¨ªtulo. Ten¨ªamos una plantilla complet¨ªsima. Si uno se lesionaba hab¨ªa otro dentro. Ahora no es lo mismo. Hay muchos j¨®venes, reci¨¦n llegados. Ser¨¢n una gran selecci¨®n dentro de cuatro a?os. Todav¨ªa les falta para funcionar como una m¨¢quina. Un poco lo que a nosotros nos pas¨® en 1986: Argentina era m¨¢s equipo, pero lleg¨® m¨¢s d¨¦bil a 1990. Hasta Maradona parec¨ªa normal. A nosotros nos ocurri¨® al rev¨¦s. Cruzamos nuestros caminos, con el a?adido de que en nuestro caso aprendimos de los errores anteriores.
"El penalti deb¨ªa tirarlo Littbarski, pero Beckenbauer dijo que lo lanzara yo. No fall¨¦"
P. ?A qu¨¦ se refiere?
R. A que empezamos perdiendo por 2-0. Igualamos el marcador a falta de nueve minutos, gracias a un gol de V?ller. Cuando hab¨ªamos hecho lo m¨¢s dif¨ªcil, Burruchaga, en el minuto 84, marc¨® el definitivo 3-2... Se nos escap¨® por un pase maravilloso de Maradona. Pero fue culpa nuestra. No puedes regalar una final. Sobre todo, por lo que pas¨® en el primer gol: Burruchaga lanz¨® una falta cometida sobre Maradona por Matth?us, que le marcaba al hombre; Schumacher fall¨® en la salida y Brown les adelant¨®. Les tuvimos en nuestras manos, pero les dejamos escapar.
P. Se vengaron en Italia, aunque a aquel partido lo salva la emoci¨®n de la final y poco m¨¢s.
R. S¨ª, fue muy flojo, pero porque Argentina jug¨® muy mal. D¨ªgaselo a ellos. Creo que tuvimos 10 ocasiones de gol... Ellos estaban muy condicionados por la baja por tarjetas de Olarticoechea, Giusti, Batista y Caniggia, que les dio la vida con sendos goles a Brasil en los octavos e Italia en las semifinales, aunque ah¨ª fueron a los penaltis, como ya les hab¨ªa pasado con Yugoslavia antes. A la que pod¨ªan, hablaban constantemente con el ¨¢rbitro [Edgardo Codesal], con los jueces de l¨ªnea, que si era falta, que si no, que si era fuera de juego, que no... Muy en la l¨ªnea de lo que ha criticado ahora Schwensteiger. Se pod¨ªan tirar cinco o seis minutos discutiendo por nada. Te sacaban de quicio. Quiz¨¢s si el ¨¢rbitro no hubiera sido mexicano... Pero, claro, compart¨ªan idioma y no le dejaban en paz.
P. ?Influy¨® eso en que no pitara un penalti de libro sobre Augenthaler?
R. No creo, aunque el derribo de Goycoechea fue much¨ªsimo m¨¢s claro que el penalti que pit¨® luego de Sensini sobre V?ller. Para m¨ª que ese no lo fue, pero es lo que tiene el f¨²tbol. Cambia en una d¨¦cima de segundo. Por ejemplo, el encargado de tirarlo era Littbarski, pero Beckenbauer [el seleccionador, como en 1986] dijo que lo lanzara yo. Y no lo fall¨¦. No me pudo la presi¨®n, por m¨¢s que tuviera delante a Goycoechea, que par¨® cuatro penaltis en ese Mundial, todo un r¨¦cord. Pese a que no hab¨ªa estudiado d¨®nde se tiraba, no me influy¨®. Prim¨® mi instinto. Le pegu¨¦ bien al bal¨®n. A su derecha, por mi ¨¢ngulo, rasa, a la esquina. Aun as¨ª, adivin¨® la trayectoria y la pelota le pas¨® a unos cent¨ªmetros. ?Menos mal!
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