Contador, ante la carnicer¨ªa de Armstrong
Las emboscadas y maniobras del tejano, gran peligro para el espa?ol en la lucha por su tercer triunfo
Entre el esc¨¢ndalo de los forofos futboleros, que no paran de armar ruido en Rotterdam, la ciudad del Feyenoord y de la que parte hoy el Tour tambi¨¦n, se oye la vocecita de Lance Armstrong anunciando una carnicer¨ªa. No habla de los Alpes ni de los Pirineos, ni de alguna contrarreloj monstruosa all¨¢ en el horizonte, de los espacios en los que edific¨® su dictadura siete a?os seguidos, sino de unos pedazos de adoqu¨ªn por los que pasar¨¢ el Tour el martes, del tipo de territorio en el que tradicionalmente los sabios, los expertos, los malignos, han organizado sus emboscadas. El ¨²nico terreno en el que Armstrong, viejecito, sin fuerzas m¨¢s que para resistir en la monta?a y no dejarse doblar en las contrarreloj, pero con memoria -su primer Tour lo gan¨® eliminando a Z¨¹lle con una emboscada en el Gois; el sexto, acabando con Mayo en un tramo de pav¨¦s- puede intentar recuperar su tesoro. Armstrong amenaza, media docena de favoritos m¨¢s le jalea y Contador, el gran favorito, al que todos desean ver fuera de juego a la primera, se planta y dice: "Aqu¨ª estoy" -prevenido ¨¦l, ya estudi¨® en su momento con el maestro Van Petegem los tramos del pav¨¦s de la Roubaix que pisar¨¢ el Tour y ayer mismo se fue a analizar el impacto del viento sobre los p¨®lders y la marcha del pelot¨®n en su traves¨ªa de ma?ana- y, cuando le preguntan cu¨¢nto tiempo se conforma con perder esos d¨ªas, "si pensara que puedo perder tiempo esos d¨ªas no estar¨ªa nada bien, comenzar¨ªa el Tour con el pensamiento equivocado".
Armstrong conf¨ªa en anular a Contador sobre los pedazos de adoqu¨ªn
Como si la adquisici¨®n de la experiencia exigiera ese tributo, despu¨¦s de ganar dos Tours (2007 y 2009) y con 27 a?os plenos de vidas, Contador, camino del tercero, asume, a¨²n m¨¢s sonriente, a¨²n mucho m¨¢s accesible, a¨²n m¨¢s relajado aparentemente, las normas de conducta y los deberes que convirtieron a Armstrong en un hura?o: construcci¨®n de un equipo de fieles con c¨®digos internos de iniciados, aislamiento progresivo del resto del pelot¨®n, aumento de las medidas de seguridad que garanticen el aislamiento... Las lecciones del m¨¦todo Bruyneel, el director con el que Contador aprendi¨® todo, tambi¨¦n a decir 'no'. El primer Tour, el chico de Pinto lo gan¨® de sorpresa y casi el ¨²ltimo d¨ªa; en el segundo, todas las historias que interesaban eran las de Armstrong; en el tercero, ¨¦l es el protagonista absoluto, el que debe cargar con todo el peso de la narraci¨®n, mientras Armstrong, anciano encantador con un pasado que ocultar, olvidar, se dedica a las relaciones p¨²blicas, a trabajar a marchas forzadas por el t¨ªtulo de Mr. Simpat¨ªa. No descompone la figura ni aun sabiendo que hoy se desatar¨¢ una hermosa tormenta con la publicaci¨®n, ya anunciada, en el Wall Street Journal de nuevas acusaciones-confesiones de Floyd Landis sobre el extendido uso del dopaje en el US Postal, equipo en el que ambos, ya designados en algunos medios como hermanos de sangre coincidieron.
Divertido y distante, qu¨¦ poco ruso con esa media sonrisa, Denis Menchov, unos de los ap¨®stoles en la cena de Contador, observa desde la distancia. "S¨ª, no estar¨ªa nada mal que Armstrong eliminara a Contador en el pav¨¦s", dice el ganador de un Giro y dos Vueltas, una de las mayores v¨ªctimas del pav¨¦s del Tour 2004. "Eso dejar¨ªa un Tour abierto de verdad, quedar¨ªamos unos pocos favoritos. ?Andy Schleck? ?Qu¨¦ ha ganado Andy Schleck, qu¨¦ ha ganado Evans, qu¨¦ ha ganado Kreuziger, que ha ganado Gesink? Todos saben que para ganar el Tour hay que saber ganar, hay que haber ganado antes. ?Basso? Basso est¨¢ cansado del Giro, y Sastre tambi¨¦n".
"En las tres primeras etapas se podr¨ªa perder m¨¢s tiempo que en la monta?a", dice Contador, que, dorsal n¨²mero 1, saldr¨¢ el ¨²ltimo, a las 19.32, en el pr¨®logo de Rotterdam. "Pero que nadie se enga?e, el Tour se ganar¨¢ en los Pirineos, la ¨²ltima semana".
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