Memoria de un olvido intolerable
En el cuarto aniversario del accidente de metro de aquel fat¨ªdico 3 de julio de 2006, en el que 43 personas perdieron la vida y 47 resultaron heridas, la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Metro del 3 de Julio lleva a sus espaldas las riendas de una injusticia alimentada por los desaires y sinsabores de los que quieren olvidar.
Cualquiera que recorra la corta historia del tr¨¢gico suceso ver¨¢ que la asociaci¨®n est¨¢ invadida por una sensaci¨®n de injusticia y desamparo por la falta de responsabilidad pol¨ªtica y jur¨ªdica, al tiempo que sienten la soledad de no estar arropados por sus conciudadanos. Sin embargo, lo que est¨¢n haciendo y sintiendo tiene una relevancia de la que quiz¨¢ no son conscientes. Debemos alentarles en su actividad de seguir hablando, denunciando y recordando, porque est¨¢n sentando las bases del recuerdo colectivo de una injusticia que formar¨¢ parte de la historia de la sociedad valenciana. Y conviene hacerles ver que su actividad no cae en saco roto, cada paso que dan y cada puerta que se les cierra son balizas que se?alan y construyen el recuerdo de esa injusticia.
"Est¨¢n sentando las bases del recuerdo colectivo de una injusticia"
"La memoria act¨²a como una filtraci¨®n de agua: vuelve uan y otra vez"
"Ser¨¢n otros los que al final logren que lo sucedido no quede en el olvido"
Aunque ellos no lo crean, ya existe una depuraci¨®n de responsabilidades: esos valencianos por los que no se sienten arropados tienen en su memoria colectiva, quieran o no quieran, el reconocimiento de una tragedia anunciada y la falta de respuesta de los pol¨ªticos que se apresuraron a esconder su impericia con una actividad desenfrenada, en un intento de pasar p¨¢gina. No sab¨ªan que la memoria act¨²a como una filtraci¨®n de agua; por mucho que uno se empe?e vuelve una y otra vez, lo hace cuando menos lo esperas y de m¨²ltiples formas. La memoria humana, y m¨¢s en un hecho tr¨¢gico y compartido, se construye de muchas y contradictorias maneras, pero nunca hay olvido; al final configuran nuestros recuerdos e historia. La importancia que tienen los recuerdos colectivos se debe a que se mantienen a trav¨¦s de a?os y generaciones, incluso de forma parad¨®jica.
Ante sucesos como el del metro valenciano, la memoria humana es contradictoria; mientras unas personas no dejan de hablar y revivir lo acontecido, otras rechazan cualquier recuerdo. No debe extra?arnos que el tr¨¢gico suceso tuviera escaso coste electoral, que fuera en las zonas valencianas m¨¢s castigadas por el accidente donde hubo m¨¢s apoyo electoral al PP. Los asesinatos de Kennedy y de Luther King produjeron conductas contradictorias en Dallas y Memphis. Dallas fue vista como culpable de la muerte de Kennedy, sus ciudadanos se negaron a hablar, se ocultaron lo sucedido y Memphis hizo lo mismo cuando en sus calles fue asesinado Luther King, pero ambas recordaron y hablaron del asesinato ocurrido en la otra ciudad. Pas¨® tiempo hasta que cada una logr¨® hablar abiertamente de lo que fue testigo.
Inmediatamente despu¨¦s de un hecho tr¨¢gico es cuando m¨¢s se habla, se recuerda y se toman iniciativas. Despu¨¦s todo se acalla y se calma, ya no se menciona, pero no se trata de olvido, ni de la apat¨ªa del espectador, ni mucho menos de abandono social de las v¨ªctimas. Todo lo contrario.
La incorporaci¨®n en la memoria humana de recuerdos compartidos, y m¨¢s si son tr¨¢gicos, necesita tiempo para consolidarse; mientras tanto, alguien debe alimentarlos y mantener vivo el recuerdo con acciones y reivindicaciones, con actos conmemorativos, con iniciativas nuevas y encuentros puntuales pero significativos, como los promovidos por la asociaci¨®n porque, aunque resulte ingrato, ser¨¢n otros los que al final logren que lo sucedido no quede en el olvido y forme parte de la memoria hist¨®rica de una injusticia.
Esos protagonistas ser¨¢n los que en 2006 eran demasiado j¨®venes para actuar, pero vieron su vida y creencias perturbadas por el suceso. Con el tiempo ser¨¢n adultos que dispondr¨¢n de recursos, porque ocupar¨¢n puestos de responsabilidad en cualquier ¨¢mbito de la vida social, y en cierto momento de sus vidas buscar¨¢n sus se?as de identidad; entre ellas estar¨¢ el 3 de julio. Es entonces cuando necesitar¨¢n y querr¨¢n recordar los hechos que marcaron sus vidas. Pel¨ªculas, conmemoraciones u otras formas, acordes con su tiempo, ser¨¢n la contrapartida a un hecho que fue maltratado, pero que les define como generaci¨®n. El olvido intolerable de hoy ser¨¢ la memoria colectiva de los que fueron agraviados.
Adela Garz¨®n es directora de la revista Psicolog¨ªa Pol¨ªtica y catedr¨¢tica de Psicolog¨ªa Social.
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