Todo en un minuto
Antes del choque frente a Paraguay, hab¨ªa una gran reticencia entre los componentes de la selecci¨®n espa?ola a considerarse demasiado favoritos. La moderaci¨®n era el denominador com¨²n en las declaraciones previas. Hab¨ªa que espantar el tan temido exceso de confianza que siempre hace mirar al partido siguiente sin haber jugado el inmediato. Las eliminaciones de Brasil y Argentina, eternos favoritos, corroboraban esta teor¨ªa. Ya se sabe que no hay nada que genere m¨¢s temor que la posibilidad de perder lo que se tiene al alcance de la mano. Y Espa?a estaba ante la oportunidad de hacer historia entrando en las semifinales de un Mundial.
Para ello, Del Bosque repiti¨® la alineaci¨®n por tercera vez consecutiva y el Tata Martino, el seleccionador paraguayo, adapt¨® la disposici¨®n de su equipo a la de Espa?a. Era consciente de la superioridad espa?ola en el largo recorrido, pero en 90 minutos pod¨ªa pasar cualquier cosa.
Todo hac¨ªa suponer que el partido discurrir¨ªa por el mismo camino que ante Suiza. Que Espa?a se encontrar¨ªa con la posesi¨®n del bal¨®n y frente a un muro de defensas paraguayos a los que deber¨ªa sortear a trav¨¦s de la paciencia y la combinaci¨®n. Nada de eso ocurri¨®.
Paraguay se salt¨® el gui¨®n desde el comienzo. A los 50 segundos contabiliz¨® su primer disparo a puerta. Lejos de acumular hombres atr¨¢s, presion¨® muy arriba todas las salidas de juego de Espa?a, obligando a Piqu¨¦, Puyol y Casillas a jugar en largo o a arriesgar el pase por el medio de mala manera. Al tiempo, el centro del campo y la defensa paraguaya acompa?aban muy bien esa presi¨®n y casi siempre ganaba la disputa de ese bal¨®n dividido por la cobertura espa?ola.
De igual manera, las transiciones ofensivas de los hombres de Martino empezaban a dar miedo. El choque era ¨¢spero y cada vez que Espa?a no finalizaba su jugada, y fueron bastantes, se encontraba con la posibilidad de un veloz contraataque de Paraguay. Villa y Torres estuvieron muy vigilados y apenas pudieron conectar ning¨²n disparo franco. Las opciones de ataque de la selecci¨®n se resum¨ªan en alguna genialidad de Iniesta o alg¨²n pase de Xavi o Xabi Alonso. A Espa?a le faltaba un punto de profundidad y de contundencia en las ¨²ltimas l¨ªneas.
El partido transcurr¨ªa sin due?o hasta que lleg¨® el minuto loco de la noche. Penalti de Piqu¨¦, parada de Casillas, pseudopenalti a Villa, gol de Xabi Alonso, repetici¨®n, parada de Justo Villar seguida de otro penalti monumental sobre Cesc y que el ¨¢rbitro, harto de tanto penalti, dej¨® sin sancionar. Un galimat¨ªas para quedarse todo como estaba.
Despu¨¦s de tanto estr¨¦s en tan poco tiempo, Espa?a se hizo definitivamente con el partido. Con otro jugador por dentro como Cesc, el juego fue m¨¢s fluido y se llegaba al ¨¢rea paraguaya con m¨¢s asiduidad. Pero segu¨ªa faltando el remate definitivo. Y lleg¨® como solo pod¨ªa llegar ayer, en una maravillosa jugada de Iniesta y una carambola imposible que resolvi¨® Villa.
La noche resolvi¨® algunas cuestiones. Casillas, acostumbrado a salvar a sus equipos con paradas imposibles, no hab¨ªa brillado como acostumbra. Ayer volvi¨® a ser decisivo. Villa sigue su idilio con el gol e Iniesta dio una lecci¨®n de f¨²tbol en Ellis Park, un estadio m¨ªtico para Sud¨¢frica y ahora tambi¨¦n para Espa?a.
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